Guía para las elecciones generales de Pakistán en 2018

Imagen a través de Pixabay. Dominio público.

El miércoles 25 de julio, los pakistaníes acudirán a las urnas en lo que prometen ser unas elecciones históricas. Se trata de las terceras elecciones democráticas consecutivas de este país del sur de Asia, cuyos procesos democráticos se han visto interrumpidos una y otra vez (en 1958, 1977 y 1999) por golpes militares.

Tod está listo en Pakistán para celebrar las elecciones generales el 25 de julio. He aquí el procedimiento para emitir el voto según la Ley Electoral de 2018.

Hay un total de 342 escaños en la Asamblea Nacional de Pakistán, 272 de los cuales son elegidos directamente. Setenta están reservados para mujeres y minorías (60 y 10, respectivamente), que se ocupan mediante representación proporcional entre los partidos que obtengan más de un 5 % de los votos –para que un partido obtenga mayoría, simple necesitaría 137 escaños.

105 905 407 votantes registrados
3 765 candidatos a la Asamblea Nacional
46 731 145 mujeres
59 224 262 hombres
110 partidos políticos registrados
30 partidos políticos activos
18 edad para votar
85 000 lugares de votación
55 % concurrencia en elecciones 2013
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Las elecciones en Pakistán de 2018 en un vistazo

Partes interesadas

En las últimas elecciones generales en el país en 2013, la conservadora Liga Musulmana de Pakistán (Nawaz) (PML-N), con su punto fuerte en Panyab, la provincia más rica e influyente del país, logró 125 escaños y se dispuso a formar gobierno federal. Su líder, Nawaz Sharif, fue elegido primer ministro, decisión que sería contraproducente para el partido. Durante su último mandato, de 2013 a 2018, el PML-N, conocido por haber complacido a los grupos religiosos influyentes del país, invirtió en grandes proyectos de infraestructuras, como transporte público, carreteras y autopistas; y electricidad.

Por su parte, el Partido de Pueblo Pakistaní (PPP), de inclinación izquierdista, logró 31 escaños en las últimas elecciones y formó gobierno en la provincia de Sindh. Bajo el liderzago conjunto del expresidente Asif Ali Zardari y de Bilawal Bhutto Zardari, hijo de la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto, el PPP sigue siendo un bastión contra el sistema pakistaní.

El Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI), liderado por el antiguo capitán nacional de críquet Imran Khan, irrumpió como actor principal en las últimas elecciones, donde logró 27 escaños –suficientes para formar gobierno en la provincia septentrional de Khyber Pakhtunkhwa. El partido dirigió grandes reformas en salud y medio ambiente, renovó las instalaciones de salud existentes y plantó mil millones de nuevos árboles en la provincia. De manera interesante, pese a sus tendencias de derecha y su asociación con las fuerzas religiosas cuando la necesidad lo requiere, el PTI ha logrado atraer la atención de la mayor parte de jóvenes del país.

Por último, el Movimiento Muttahida Qaumi Pakistan (MQM), partido con sede en Sindh que captó la imaginación del pueblo  con sus eficientes movilizaciones en las calles a favor de los derechos de inmigrantes en la década de 1990, es un candidato sorpresa. Su feudo se sitúa en Karachi, donde ha gobernado –en ocasiones por la fuerza– durante la última década. El MQM está liderado por el agitador político Altaf Hussain, exiliado hoy en día en Reino Unido y que ha anunciado un boicot a las elecciones de 2018, y siempre ha representado a un sector de izquierdas y progresista y luchado siempre contra la radicalización en Karachi. Sin embargo, tras las recientes declaraciones antinacionalistas de Hussain, el partido se ha dividido en varios grupos, y cada uno ha presentado sus propios candidatos.

El camino hacia las elecciones

Las elecciones de 2018 en Pakistán han visto una acumulación bastante turbulenta. Gracias a los Panamá Papers, el primer ministro Sharif fue acusando de corrupción, que implicaba que se debía poner en marcha el gobierno provisional para que continuara el proceso electoral. Posteriormente, se acusó al primer ministro de poseer muchos más activos que lo permiten sus ingresos. También lo arrestaron y encarcelaron, y a su hija, tras su retorno a Pakistán. Habían estado en Londres cuidando a la esposa de Sharif, Kulsoom Nawaz, que está recibiendo en estos momentos tratamiento contra el cáncer.

Como es de prever, la polémica ha sumido en la confusión a las filas del PML-N, por el vacío de poder tras la encarcelación de Sharif.

Se espera que el partido que irrumpa con mayor fuerza sea el PTI de Khan, que ha hecho campaña contra la corrupción. Las encuestas preelectorales muestran que este partido ha mejorado ligeramente -prueba, quizá, que los votantes se han cansado de los mismos viejos jugadores y de los engaños de la vida pública y tal vez quieran a dar una oportunidad a alguien nuevo.

Mientras tanto, el PPP se ha visto obligado a interrumpir su campaña nacional por motivos de seguridad, tras tres ataques terroristas –el último, a mediados de julio– en diferentes zonas de Pakistán. Otros partidos también se enfrentan a las mismas restricciones, y algunos sostienen que estas preocupaciones han aumentado debido a la desigualdad del espectro político.

Redes sociales

El campo de batalla de la política pakistaní ha saltado a internet, con el reclutamiento de ejércitos de troles voluntarios para atacar con agresividad a rivales y a la campaña. El poder de la opinión de las redes sociales es enorme: el PTI, por ejemplo, tuvo que retirar de postulación a un violador condenado, y el PML-N recurrió a las plataformas de redes sociales para informar que se estaba evitando que sus partidarios fueran al aeropuerto para recibir a su líder, Nawaz Sharif, quien llegaba de Londres para entregarse a las autoridades.

Raza Rumi, editor de The Daily Times, explicó en Twitter lo que piensa sobre la situación:

Análisis contundente de Najam Sethi – Nawaz Sharif puede estar en prisión, pero los medios, la justicia, el parlamento y el Gobierno también va a juicio. Nada permanecerá estático para los jueces y los medios cambiarán el comportamiento a su debido tiempo para la legitimidad.

En Facebook, el bloguero Awab Alvi habló sobre el proceso de llevar a los políticos ante los tribunales en Pakistán, y sitúa al PTI como el abanderado contra la corrupción:

It's been a long hard struggle which truly started with MQM / Altaf Hussain in 2013 and we were handed the Panama papers in 2015 and this movement finally culminated today with the conviction of Nawaz Sharif.

Ha sido una lucha larga y dura que realmente empezó con el MQM y Altaf Hussain en 2013 y cuando salieron los Panama Papers en 2015. Este movimiento ha culminado finalmente hoy con la condena a Nawaz Sharif.

Con la polarización de algunos partidos, como el PML-N, y la fragmentación de otros, como el MQM, se teme cada vez más que el actual escenario electoral brinde a la derecha religiosa mucho espacio para irrumpir en el espacio político.

El conocido activista Gul Bukhari mostró su opinión acerca de un sermón del viernes:

Traducción: Los imanes de las oraciones de hoy viernes juraron apoyar a Tehreek e Labbaik.

¿»Consecuencias» para la democracia pakistaní?

En declaraciones recientes, la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán dijo que los atentados recientes contra los dos candidatos y los mítines políticos, que dejaron 170 muertos, fueron «intentos flagrantes, agresivos y descarados de manipular el resultado de las elecciones».

La Comisión declaró además:

While it is critical that the polls are held as scheduled, there are now ample grounds to doubt their legitimacy — with alarming implications for Pakistan’s transition to an effective democracy.

Si bien es crítico que las elecciones se celebren como estaba programado, ahora hay sobrados motivos para dudar de su legitimidad, con consecuencias alarmantes para la transición hacia una democracia efectiva en Pakistán.

Hay que ver el vídeo para entender cómo se manipulan las elecciones, pero los medios pakistaníes no están habilitados para debatir sobre fraude. Quien cruce la «línea roja», enfrenta represalias. Se ha dicho a los medios que ataquen a Nawaz Sharif tanto como quieras y que apoyen al PTI. El fraude a través de la censura está en marcha.

Para proteger los centros de votación, el Ejército pakistaní desplegará unos 371 000 efectivos el día de las elecciones, casi el triple de lo que desplegaron para las elecciones de 2013.

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