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Tras años de silencio y negación, el régimen de Assad expide certificados de defunción a prisioneros «desaparecidos»

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Siria, Derechos humanos, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Protesta
satellite image shows Saydnaya military prison. Source: Google Earth.

Imagen satelital que muestra la infame prisión militar de Saydnaya. Fuente: Google Earth.

Luego de varios años de esperar noticias y novedades, cientos de familias sirias pudieron confirmar la muerte de sus seres queridos desaparecidos a través de certificados emitidos por el Gobierno.

Desde julio de 2018, el Gobierno ha estado actualizando los registros civiles de las gobernaciones de Damasco, los suburbios de Damasco, Homs, Hama, Latakia y Hasaka, donde se certificó que cientos, y hasta miles de ciudadanos víctimas de desaparición forzada, tienen varios años de muertos.

Al menos 82,000 sirios fueron víctimas de desaparición forzada a manos del régimen sirio entre 2011 y 2018, según la Red Siria para Derechos Humanos [1]. Al menos 13,066 murieron, presuntamente bajo tortura.

Solamente en la ciudad de Daraya [2], ciudad agrícola cerca de Damasco que estuvo bajo asedio del régimen durante cuatro años, entre 2012 y 2016, cerca de mil de sus ciudadanos aparecen en la lista actualizada de muertos.

Imaginen una ciudad de cualquier parte del mundo, donde el Gobierno detuvo a miles de jóvenes, y luego registra que mil de esos jóvenes “murieron por tortura”. Esto ocurrió en Daraya, suburbio de Damasco. Esta es la nueva Siria, ya no esconden crímenes de guerra, ahora solamente alardean.

“Casi ninguno de los detenidos arbitrariamente terminó en juicio, apenas unos cuantos fueron derivados a tres tipos de corte: corte para casos de terrorismo, corte militar y corte de campo», dijo Noor Alkhateb a Global Voices, director del departamento de detenidos de la Red Siria para Derechos Humanos.

El informe de la Red Siria para Derechos Humanos [1] condenó al régimen sirio y lo responsibilizó por las muertes de miles de personas cuando estaban bajo custodia. El informe también enfatizó que el 90 % de los detenidos han sufrido torturas con los «métodos más horrendos de brutalidad».

Los hermanos Shurbaji

Yehya Shurbaji, conocido como el “Hombre con las Rosas” (“Abu Al-Ward” en árabe), y su hermano Mohammad (conocido como Maan) estuvieron entre los primeros activistas en las manifestaciones contra Assad en Daraya en 2011.

Los hermanos participaron en la coordinación de manifestaciones pacíficas en 2011 en los primeros meses de la revolución siria. En septiembre de ese año, un funcionario de inteligencia siria arrestó a Mohammad, lo obligó a llamar a su hermano y lo llevó fuera de Daraya, con el argumento de que estaba herido y que necesitaba atención médica urgente. Seis horas después, Yehya condujo a Sahnaya junto con Ghiath Matar, otro destacado activista sirio.

Lee: Daraya, símbolo de la revolución no violenta y la autodeterminación, cae en manos del régimen sirio [2]

Sin embargo, lo que encontraron fue una emboscada de las fuerzas de inteligencia sirias. Ghiath quedó herido y falleció al día siguiente. Yehya terminó en la cárcel.

Global Voices conversó con Ahmad Shurbaji, hermano de Yehya y Mohammad, que contó del rol de Yehya en la resistencia no violenta al régimen de Assad:

Yehya was well known in Daraya. He believed that freedom and democracy must come through a peaceful struggle. He kept calling the demonstrators to avoid violence.

Yehya era bien conocido en Daraya. Creía que la libertad y la democracia debían llegar por medio de una lucha pacífica. Hacía llamados a los manifestantes para que evitaran la violencia.

Los hermanos Shurbaji estuvieron detenidos en la prisión de Saydnaya, lugar ahora conocido por sus ahorcamientos masivos de hasta 13,000 personas [6], solamente entre 2011 y 2015. Amnistía Internacional la describió como el «matadero humano [7]«.

En los últimos siete años, los parientes de los hermanos Shurbaji no pudieron visitarlos ni tuvieron declaración oficial con respecto a la suerte de los hermanos. En 2017, recibieron informes no confirmados de que Yehya fue ejecutado en Saydnaya hace años, y que Mohammad falleció por una enfermedad y falta de atención médica en prisión.

Ahmad pudo confirmar en julio de 2018 cuando pidió a un pariente en Damasco que solicitara los certificados de nacimientos de sus hermanos en el registro civil. Averiguaron que a Yehya lo declararon muerto el 15 de enero de 2013, y que Mohammad también aparece como fallecido el 13 de diciembre de ese mismo año. En los documentos no consta la causa de las muertes.

Certificado de nacimiento de Yehya Charbaji con su supuesta fecha de muerte. Fuente: Ahmad Charbaji, usado con autorización.

Ahmad dijo a Global Voices que a Yehya lo arrestaron en 2003 y que estuvo detenido dos años:

Mohammad was a football player who played in the Damascus-based ‘Union football club’  Yehya was well known through his history of struggle against the regime. He was arrested in 2003 for two years and stripped later of his civil rights.

Mohammad era futbolista y jugaba en el ‘Club de Fútbol Unión’. Yehya era conocido por su lucha contra el régimen. Lo arrestaron en 2003 durante dos años y después lo despojaron de sus derechos civiles.

Ahmad relató el rol de Yehya, junto a Ghiath Matar, en la entrega de flores y botellas de agua a soldados del régimen sirio, un momento ahora icónico de los primeros meses de la revolución siria.

Yehya proposed in the beginning of the Syrian Uprising an idea of giving the Syrian security in the demonstrations roses and a bottle of water, as a symbol of peace. Therefore, people started calling him «The Man With The Roses», he added. But even for a guy like Yehya, demanding freedom was an unforgivable sin.

Al inicio del levantamiento sirio, Yehya propuso la idea de darle a [los miembros de la] seguridad siria en las manifestaciones rosas y una botella de agua, como símbolo de paz. Por lo tanto, empezaron a llamarlo el “Hombre con las Rosas”, agregó. Pero hasta para un hombre como Yehya, pedir libertad era un pecado imperdonable.

Esta es nuestra revolución.
Esta es Daraya, la ciudad de mil mártires muertos bajo tortura.

Islam Dabbas

El nombre de Islam Dabbas, joven activista sirio descrito como tímido con personalidad graciosa, también está entre los nombres confirmados en la lista actualizada de fallecidos. Dabbas participó y coordinó manifestaciones junto con la destacada abogada y activista Razan Zaitouneh. Se cree que Zaitouneh y otros tres activistas –conocidos como ‘Duma 4′– fueron secuestrados por el grupo rebelde Jaysh Al-Islam en Duma, en Guta Oriental.

Lee: La caída de Guta Oriental en Siria [11]

El 22 de julio de 2011, Islam estaba en una manifestación cerca de la mezquita de Al-Imam, en la ciudad de Daraya, con cientos de sirios que exigían libertad y reforma política en el país, cuando fueron atacados por fuerzas de seguridad del Estado. El ataque se llevó a cabo pese a las tácticas de no violencia usadas por Islam y los otros activistas, que portaban rosas y botellas de agua.

Islam fue rodeado por fuerzas de seguridad que le quitaron su rosa y su botella, y lo golpearon antes de arrestarlo. Lo llevaron de una oficina de seguridad a otra, y terminó en la prisión de Saydnaya. La hermana de Islam, Hiba Dabbas, que está en el exilio en Egipto, dijo a Global Voices:

We visited him twice and paid a bribe of 75,000 Syrian Pound (approximately 170 USD) to a military officer in order to see him for three minutes. The second time we visited him after many attempts was in November 2012. He didn't seem to be tortured and his was in good health. He seemed as we used to know him.

Los visitamos dos veces y pagamos un soborno de 75,000 libras sirias (aproximadamente 170 dólares) a un funcionario militar para verlo tres minutos. La segunda vez que lo visitamos tras muchos intentos fue en noviembre de 2012. No parecía que lo hubieran torturado y estaba en buen estado. Estaba como era siempre.

La última vez que lo vieron, Islam dijo que su juicio estaba programado para enero de 2013:

He told us that he has a trial in the next January, but when the jailer heard that he hit him on his back. Islam told him I didn’t say anything wrong, but the jailer answered ‘We'll see, we'll see».

Nos dijo que tenía su juicio para enero, pero cuando el carcelero lo oyó decir eso, lo golpeó en la espalda. Islam le dijo «no dije nada malo» , pero el carcelero respondió ‘»veremos, veremos».

Y esa fue la última vez que Hiba y su madre lo vieron.

No hubo noticias de Islam después, y durante cerca de seis años no supieron nada de su destino. Hiba temía que tuviera el mismo destino que los detenidos en la década de 1980, cuando hubo cientos de desapariciones forzadas durante la lucha entre el Ejército sirio y el grupo extremo ‘Vanguardia Combativa’ en Hama.

Una pariente en Damasco fue al registro civil al enterarse de la actualización de los archivos. Fue ahí cuando supieron que Islam aparece como fallecido el 15 de enero de 2013, aunque esta pariente no pudo obtener el certificado de defunción.

«Mientras Assad esté en el poder, no habrá justicia para Islam y sus amigos», dijo Hiba.

Muchas familias sirias han pagado caros sobornos, que a veces llegan a millones de libras sirias, a funcionarios sirios con la esperanza de averiguar sobre sus seres queridos, aunque casi nunca les dan información correcta.

Human Rights Watch (HRW) lo describe como una ‘burocracia de muerte [12]‘.

Con la continua expansión de fuerzas a favor del régimen en Siria, parece que el régimen de Assad no teme ninguna repercusión por la revelación de esos avisos de defunciones al público.

«Es obvio que el régimen sirio vio que cometió demasiadas violaciones en Siria y ahora puede reconocer que miles murieron en sus prisiones sin asumir responsabilidad ni consecuencias», dijo Sara Kayyali, investigadora siria de Human Rights Watch, a Global Voices.