Cuatro mujeres, cuatro íconos de la revolución siria

Cuatro revolucionarias que están desaparecidas o han muerto en la lucha por la justicia en Siria. De la esquina superior izquierda, en sentido de las manecillas del reloj: Fadwa Suleiman, Razan Zeitouneh, Lama Albasha, May Scaff.

En 2011, los sirios tomaron las calles para protestar por justicia. Siete años después, y con más de 500,000 muertos, la atención de los medios hacia Siria ha disminuido. Esta es la historia de cuatro mujeres sirias cuyas historias personales nos desafía a no olvidar la revolución y lo que representa.

Fadwa Suleiman

Fadwa Suleiman. Foto de Rami Jarrah, usada con autorización.

Fadwa Suleiman, actriz de la ciudad de Alepo, era uno de los rostros más reconocibles en Siria durante años. En 2011, cuando las protestaa surgieron en la ciudad de Homs, se volvió un ícono revolucionario. Rodeada de manifestantes, la imagen de Fadwa con pelo corto y un keffiya palestino presentaba un poderoso contraste a su glamurosa apariencia de apenas meses antes. Hasta su voz, cuyas dulces cadencias han seducido a toda una generación de sirios, sonaba diferente cuando alzaba la voz, ronca de pasión, para incitar a los ciudadanos de Homs y pedirles que continuaran con el movimiento de desobediencia civil que inspiró resistencia contra lo que muchos vieron como una creciente dictadura. El hecho de que perteneciera a la secta alauita —como el presidente sirio, Bashar Al-Assad— desafió la narrativa oficial que tenía por finalidad desacreditar las protestas. Al final, Fadwa huyó a Francia después de las autoridades anunciaran su intención de encontrarla y capturarla viva o muerta.

May Scaff

May Scaff. Foto publicada en su página de Facebook.

May Scaff también era actriz. Recuerdo la fascinación con que mi pareja la miró en el verano de 2008 en Baal's Cave, el bar de Damasco que frequentábamos. «Es May Scaff. La amo», me dijo, y me hizo sentir celos de la hermosa mujer que se reía y bailaba rodeada de amigos. Le conté esta historia cuando la conocó en 2013 en Amán, en una reunión de defensores de derechos humanos siriosque viven en Jordania, y recuerdo que rio enérgicamente. Entre comidas y bebidas, tuvimos largas conversaciones sobre el presente y el futureo del país, cuando teníamos esperanza de justicia. En sus últimas fotos, casi siete años después del inicio de estos protestas en los que participó activamente, su expresión se había endurecido y su cabello estaba casi totalmente gris. Era difícil reconocer la relajada belleza de otros tiempos.

Razan Zeitouneh

Razan Zeitouneh. Foto usada con autorización.

Razan Zeitouneh es un símbolo de Justicia con J mayúscula para los sirios abandonados a su suerte. Es una conocida abogada especializada en de derechos humanos que defiende a prisioneros políticos y fundadora de la Asociación de Derechos Humanos en Siria. También coordina los comités de coordinación locales. Su trabajo la ha vuelto un blanco del régimen de Assad y de los grupos extremistas que intentaron apropiarse del levantamiento popular. Cuando los sirios imaginan un futuro ministro de Justicia de Siria, se suele mencionar el nombre de Razan.

Lama Albasha

Estuidiante Lama Albasha. Foto publicada por sus amigos en Twitter.

Lama Albasha nació en 1992 y estudió en la Universidad de Damasco. En imágenes que sus amigos publicaron en medios sociales se la ve posando para la cámara, con una blusa y pantalones blancos con una falda rosada a juego con su calzado rosado y la mano en la cadera. Sus lentes oscuros están colocados como una corona encima de su hijab, una imagen popular entre las sirias. En otra imagen se la ve en primer poano, con ropa oscira, con un keffiya palestino alrededor del cuello. Está mirando a la cámara y sonriendo. Supe que la habían detenido en noviembre de 2014 en la ciudad de Tal, donde era una de las concejales después de las primeras etapas del levantamiento en 2011. Respondió al llamado de una mujer que dijo que estaba interesada en lecciones privadas de inglés, pero resultó ser una trampa. La capturaron y entregaron al servicio de seguridad del Gobierno.

Tres muertas, una desaparecida

La actriz Fadwa Suleiman murió en París en agosto de 2017 después de una larga batalla con una enfermedad. En su última entrevista, dijo: «Aunque borraran todo, no debemos permitir que nos borren nuestro sueño. Si solamente quedara un sirio, estoy segura de que construiría la Siria que amamos. Siria no es un país, no es una entidad geográfica. Es una idea. La noble revolución de la mente y alma que deseo perdurará en el tiempo y espacio».

La estudiante Lama Albasha es uno de los miles de nombres de la infame ‘lista de la muerte’, catálogo de los ejecutados o que han muerto bajo tortura en prisiones gubernamentales. Prisiones como Saydnaya, que Amninstía Internacional ha descrito como ‘matadero humano’. La familia de Lama supo, tras acceder al registro de seguridad general el 31 de julio de 2018, que murió hace años en prisión, supuestamente de un ataque al corazón.

La abogada Razan Zeitouneh ha estado desaparecida desde diciembre de 2013. «Quienes documentamos muertes no lloramos», escribió, antes de ser secuestrada por un grupo de enmascarados en Duma, en los suburbios de Damasco. Unos días después, Naciones Unidas anunció que ya no contaría más víctimas de guerra en Siria, por no poder estar al tanto.

La acrtiz May Scaff fue hallada muerta el 27 de julio de 2018, en el departamento donde vivía en París, donde buscó refugio en su años finales. «No perderé la esperanza y les pido que no la pierdan nunca», fueron sus últimas palabras en medios sociales. «Nuestro país se llama Gran Siria, no la Siria de Assad».

Este artículo se publicó originalmente en El Diario. Joey Ayoub lo tradujo al inglés y le dio mayor contexto.

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