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Con palabras y dibujos, voluntarios hacen crónicas de vidas de activistas colombianos asesinados

Categorías: Latinoamérica, Colombia, Derechos humanos, Medios ciudadanos
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Postales para Memoria es un proyecto de voluntarios. Usado con autorización.

Colombia está pasando por un aumento de la violencia desde que el expresidente Juan Manuel Santos firmara un histórico acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC): asesinan a una persona cada cuatro días [2] desde 2016.

Mientras las FARC se desmovilizan en el campo, también deja un vacío para otros grupos –que incluyen otra guerrilla, sucesores de grupos paramilitares de derecha y disidentes de las FARC– que luchan por el control [3] de las tierras abandonadas. A su vez, líderes comunitarios y activistas quedan en medio del fuego cruzado y el Gobierno ha sido lento en enfrentar el problema.

Mientras las soluciones eluden al Gobierno, los activistas están lanzando iniciativas para preservar la memoria de las víctimas. Una de esas iniciativas es «Postales para la memoria» [1], proyecto colaborativo en el que ilustradores y escritores participan como voluntarios para dibujar retratos y escribir breves biografías de activistas asesinados..

Para los creadores del proyecto, las historias de las víctimas terminan perdidas en la cobertura de los medios del proceso de paz. El sitio web dice:

La postal es un vehículo de comunicación poderoso, con el potencial de capturar lo esencial de cada historia y de ser compartida digital y físicamente a cualquier parte del mundo, dándonos a todos el poder de contribuir, comunicar y contarle al mundo sobre nuestros líderes.

No se necesita experiencia profesional –todo aquel que quiera participar puede ponerse en contacto por correo electrónico y proponer escribir una historia o dibujar a algún líder.

Defensores de derechos humanos, educadores, ambientalistas

Sandra Viviana Cuéllar era una líder comunitaria en Cali, Valle de Cauca. Defendía los recursos naturales de las tierras de su comunidad de la industria del aceite de palma. La asesinaron en 2011, a los 26 años. Esta es su postal:

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Postal de Sandra Viviana Cuéllar, ilustrada por María Lagos Gallego. Usada con autorización.

Ella vivía y sufría por todo lo que tuviera vida: una planta, un animal abandonado […] A mí me impresionaba su capacidad de dinamizar, de movilizar, de relacionarse de una manera alegre y sencilla con la gente. […] A Sandra la desaparecieron un jueves hacia mediodía en un sector conocido como El Terminalito. Iba rumbo a Palmira a dictar su primera clase de cultura y medio ambiente en la Universidad Nacional. Vestía un jean azul y una camisa negra. Su celular y su billetera fueron encontrados dos días después cerca al paradero de buses, intactos. Esa fue la única y la última noticia que tuvieron de ella.

Yolanda Maturana vivía en el pueblo de Pueblo Rico, en el departamento de Risaralda. Fundó la organización ambiental comunitaria «Asociación de Amigos de la Fauna y La Flora». La asesinaron en su casa en febrero de 2018, a los 59 años.

Se destaca de Yolanda, su preocupación genuina por la sostenibilidad de los recursos naturales que abastecían a su comunidad, razón por la cual apoyó el proceso que derivó en la reglamentación de la cacería de sustento del territorio colectivo de Santa Cecilia.

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Postal de Yolanda Maturana, ilustrada por Catalina Uribe. Usada con autorización.

Hay muchas postales de líderes indígenas, educadores, activistas contra las minas antipersona y activistas de derechos humanos.

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Liliana Astrid Martínez Ramírez, educadora y madre de dos niños, ilustrada por Helena Melo. Usada con autorización.

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Eliécer Carvajal, abogado que participó en los acuerdos de paz en su distrito, ilustrado por Juandacoco. Usada con autorización.

Muchas historias como las de Liliana y Eliécer, cuyas postales se pueden apreciar sobre estas líneas, esperan a su narrador voluntario, al igual que otras historias esperan a su ilustrador.