Esta es una versión de la publicación de Chai-Khana.org, asociado de Global Voices. El texto es de Nurana Mammad, y las fotos son de Elene Shengelia y Ian McNaught Davis.
Por todo el Cáucaso, muchos creen que la comunidad donde nacieron determina quién eres y en qué te conviertes. Pero tres mujeres de etnia azerbaiyana en Georgia han encontrado maneras de desafiar esas barreras y formar sus propias identidades como profesionales independientes.
Aida Tagiyeva, 29 años, actriz
Aida Tagiyeva es una de las tres actrices que conforman el Teatro Estatal Dramático Azerbaiyano Heydar Aliyev, compuesto de 11 personas. Dice que algunos en la comunidad de etnia azerbaiyana en Georgia creen que no debería estar ahí por ser mujer.
“Norrmalmente, la sociedad no acepta a una actriz que actúa en teatros”, dice de estas personas. “Nos acusan de inmorales por nuestro trabajo”.
Con esa mentalidad, el grupo censura algunas actuaciones, a veces dejan de lado escenas de amor. Tagiyeva, que actúa en el Teatro Estatal Dramático Azerbaiyano desde los 16 años, lamenta que “no haya cultura de teatros” entre los georgianos azerbaiyanos que se adhieren a normas conservadoras y patriarcales.
“A las personas no les gustan las obras que les hagan pensar y las ilumine. Es muy difícil obligar a una sociedad a la que no le gusta leer que le guste el teatro”.
La asistencia a las actuaciones es escasa, según Tagiyeva — desde cinco a 40 personas.
Con el teatro en mal estado, el grupo debe actuar en otros teatros de Tiflis y hacer su propio vestuario para ahorrar.
El teatro no ha sido el único escenario para Tagiyeva. Con algunos amigos, esta periodista graduada cofundó un sitio web en 2015, Rennesans.ge, para informar sobre temas de política y sociales de georgianos.
“Este sitio web de voz a la sociedad en que vivimos. De alguna manera queremos cambiar la sociedad” dice.
Pero un contragolpe por la pubilcación de una caricatura que restrataba a jóvenes con libros afuera de una mezquita enjaulada motivó su cierre después de apenas un año.
Tagiyeva recibió amenazas de “musulmanes radicales”, por lo que acudió a la policía. El proyecto terminó anticipadamente, pero dice que no fue por la caricatura.
No tiene planes de abandonar el teatro. Su identidad es como atriz. Aunque los sueldos son bajos (en promedio, entre 250 y 300 laris, o 102 y 122 dólares al mes), el grupo pone el corazón en cada actuación, dice.
“En nuestro teatro, nadie trabaja por el dinero. El teatro es nuestra pasión, pero debemos trabajar para cambiar nuestra sociedad”.
Kamilla Mammadova, 33 años, periodista
Kamilla Mammadova hizo lo que a muchos les gustaría hacer: convirtió un pasatiempo de escuchar la radio en una carrera en su ciudad natal. Pero como fundadora de Radio Marneuli, la única estación de radio comunitaria en Marneuli, cuidad del sur de Georgia donde predomina la etnia azerbaiyana, debe afirmar su derecho a esa carrera todos los días.
Su estación se fundó en 2006 como parte de un proyecto de la BBC e informa de noticias locales y temas de interés para georgianos y azerbaiyanos. Enfatiza su independencoa editorial de toda influencia poíitica y no se frena de criticar al Gobierno. Una política de micrófóno abierto permitie a todos salir al aire y discutir lo que les molesta.
«Hay muchos problemas en nuestra región. Era necesario esos problemas a la atención del público”.
Pero para algunos en Marneuli, eso trae problemas.
Personas de mentalidad más tradicional creen que las mujeres solteras — sobre todo las que ya pasaron de la edad habitual para casarse — no se deben mantener firmes en público ni desafiar el Gobierno.
Algunos les han pedido a Mammadova que respete esas tradiciones, dice.
«Me dicen lesbiana, inmoral”, comenta Mammadova. “Con esos insultos, tratan de impedir que dé información correcta. Pero eso no sucederá, soy un ser humano, y como periodista, seguiré transmitiendo la verdad».
Mammadova, que tiene un título de periodista y otro de abogada, describe su objetivo como alentar a las personas de etnia azerbaiyana que hablen georgiano y usen su conocimiento de los asuntos de actualidad para pedir que el Gobierno responda a los electores.
Pero eso requirió una lucha. Radio Marneuli recibió la licencia de FM en 2016.
La Comisión Nacional de Comunicaciones de Georgia atribuyó la demora a razones técnicas. Mammadova sostiene que la independencia editorial de la estación y las transmisiones en azerbaiyano han preocupado a los funcionarios.
Cree que eso todavía existe, pero su intención es perseverar: “Somos libres y llevamos la verdad al pueblo».
Samira Ismayilova, 27 años, política
Como la primera mujer de etnia azerbaiyana en Georgia en dirigir la oficinal distrital de un importante partido político, Samira Ismayilova está acostumbrada a destacar. Pero en las conservadoras comunidades rurales de su distrito natal de Bolnisi, eso puede ser una posible desventaja.
Ismayilova, integrante del opositor Movimiento de Unidad Nacional, sostiene que las amenazas y las difamaciones sobre su vida personal echó a perder su campaña para el Parlamento en 2016. Fue parte de un intento mayor de “excluir a las políticas” y “sacarme de la campaña por miedo”, sostiene.
Esa actitud puede ser común en Georgia en “zonas donde viven las minorías étnicas”, afirma. “Una azerbaiyana que ha estado activa en la política en nuestra región es (algo) que casi no se ha visto nunca”.
Ismayilova quiere cambiar eso.
Ismayilova nació en la aldea Darbazi en Bolnisi, de mayoría étnica azerbaiyana, y se involucró en política en sus tiempos de estudianet en la Universidad Técnica Georgiana de Tiflis. Tras una pasantía en el Parlamento, empezó a trabajar como asesora en minorías étnicas en el Ministerio de Educación y después para el expresidente Mikheil Saakashvili.
Su siguiente paso fue ser política. “Como ciudadana y madre, quiero ver una Georgia más desarrollada», dice. Su postulación al Parlamento en 2016 no tuvo éxito, pero ahora integra la municipalidad de Bolnisi, sede del distrito homónimo.
En su trabajo, visita aldeas de etnia azerbaiyana y escucha los problemas de sus habitantes con infraestructura, desempleo y educación. Trata de evitar las boda precoces y da lugar a que las mujeres de etnia azerbaiyana se expresen y hagan campaña para el cambio.
No está claro si sus esfuerzos tendrán éxito, pero Ismayilova está atenta al futuro.
“Creo que puedo cambiar muchas cosas si uso mi poder como política”.