Importante redada antidrogas destaca sensato estilo de jefe policial de Trinidad y Tobago

Captura de pantañña de un video del servicio policial de Trinidad y Tobago que muestra el comisionado de policía del país, Gary Griffith, hablando con reporteros fuera de la comunidad enrejada en el noroeste de Trinidad, donde una unidad especial de oficiales de policía capturó drogas y armas supuestamente valorizado en millones de dólares.

El martes 4 de diciembre de 2018, el Equipo de Respuesta de Operaciones Especiales (SORT por su nombre en inglés), nueva rama del servicio policial de Trinidad y Tobago, realizó una redada multimillonaria de drogas en una comunidad enrejada en Westmoorings, exclusiva zona residencial en la capital trinitense, Puerto España.

Dirigidos por el nuevo comisionado de policía, Gary Griffith, los oficiales recuperaron armas de fuego ilegales y varias rondas de municiones, y arrestaron a cinco personas en relación con la redada. La designación de Griffith en agosto de 2018 fue bien recibida por los ciudadanos que están cada vez más hartos del aumento de los delitos violentos.

Krystiana Sankar, exhijastra de Stuart Young, parlamentario que ejerce dos importantes portafolios pues el ministro de Seguridad Nacional y el ministro de Comunicaciones, estuvo entre los cinco arrestados en la redada.

Cuando los medios locales empezaron a referirse a Sankar como la «pariente» del ministro, Young hizo una declaración rápidamente:

No relative of mine has been arrested. A young lady who has been arrested is a relative of my former partner.

I have no connection or relation to the young woman in question.

I will emphasise that no one is above the law and anyone who breaks the law will face the consequences.

Ningún pariente mío ha sido arrestado. Una joven que ha sido arrestada es pariente de mi expareja.
No tengo conexión ni relación con la joven en cuestión.
Enfatizo que nadie está por encima de la ley y todo aquel que infrinja la ley enfrentará las consecuencias.

En conversación con reporteros en el lugar de la redada, Griffith dijo: «Independientemente de quién sea la persona […] si infringes la ley, me ocuparé de eso». Agregó que tiene la intención de paralizar el comercio ilegal de drogas en Trinidad y Tobago, y dio un mensaje a los involucrados — «Se acabó la hora feliz». Pronto, la frase estalló en medios sociales.

Desde hace años, la nación insular, ubicada en el extremo sur del archipiélago caribeño, se ha visto azotada por su reputación de participar en el narcotráfico ilegal.

Griffith se anuncia como hombre de acción, y ciertamente tiene el discurso que lo demuestra. Desafió a quienes lo amenazaban de muerte, por ejemplo, a «ir por él», pues sus alardes ociosos se «estaban poniendo aburridos». Su fanfarronada ha aumentado su popularidad y le ha valido algunos seguidores de cultos, y hasta inspiró una canción de dancehall titulada «El comisionado».

Antes de ser designado como jefe policial, el servicio policial del país funcionó con un comisionado policial interino. Al mando de Griffith, la policía ha resuelto satisfactoriamente varios delitos graves, incluidos tres secuestros.

Pero también ha habido controversia.

En uno de los secuestros, la policía dio a conocer fotos de sospechosos antes de que los acusaran. El duro trato de los policías a manifestantes universitarios también causó que se criticara el estilo de Griffith como «agresivo».

En un incidente en octubre, después de que cinco jóvenes murieron en un supuesto tiroteo con la policía, los ciudadanos se plantearon si los oficiales actuaron extrajudicialmente. Incluso cuando la Comisión del Servicio Policial pidió que se presentaran testigos para ayudar a la investigación del incidente, Griffith dijo que la evidencia apoyaba la versión de los hechos de sus oficiales — que a ellos les dispararon.

Aunque Griffith dejó en claro que no consentiría que ningún miembro del servicio policial incumpliera la ley, su enfoque generó que la periodista Sunity Maharaj sugiriera:

As much as we may wish it to be otherwise, Gary Griffith is not the answer to our prayers but the symptom of our failure. In our greatest moment of fear, we have manifested and brought him to life as protection against the very forces we have created. Like Phoenix, he has risen out of the debris of our collapsed institutions, as powerful and as large as the fear stalking the land. […] Cornered by criminals, we have at last found national unity in a leader promising to deliver us out of the valley of death into which we had happily walked with our eyes wide open, looking for profit.

Por mucho que quisiéramos que fuera de otra manera, Gary Griffith no es la respuesta a nuestras oraciones, sino el síntoma de nuestro fracaso. En nuestro mayor momento de temor, hemos manifestado y lo hemos traído a la vida como protección contra las fuerzas que hemos creado. Como el ave fénix, se ha levantado de las cenizas de nuestras colapsadas instituciones, tan poderoso y grande como el temor que acecha la tierra. […] Arrinconados por delincuentes, por fin hemos encontrado unidad nacional en un líder que promete sacarnos del valle de la muerte al que no hemos estado dirigiendo con ojos bien abiertos, buscando ganancias.

Ciertamente, algunos usuarios de medios sociales —desde Facebook a WhatsApp— están preocupados de que el trabajo de lucha contra la delincuencia se haya enfocado demasiado en Griffith como el salvador y no en fortalecer el servicio policial en conjunto.

El público también quierre saber cuándo Griffith empezará a perseguir a los «peces gordos», aunque el criminólogo Daurius Figueira opina que esta redada en particular no fue más que la «caída de un operador independiente».

En una publicación en Wired868, Keston K. Perry explicó:

What happens by our lack of active participation in our democracy is that it creates space for populist figures like Griffith to emerge and quickly garner unwarranted legitimacy — remember, he has been police commissioner for a short four months.

No one, no matter how energetic and outspoken they may be, can make substantial and meaningful change in one of the most dysfunctional institutions in our country in such a short time. Systemic change requires a much more thoughtful and strategic approach.

Lo que pasa por nuestra falta de participación activa en nuestra democracia es que crea espacios para que surjan figuras populistas como Griffith y cosechen rápidamente legitimidad injustificada —recuerden que ha sido comisionado de policía apenas cuatro meses.

Nadie, sin importar lo energético y franco que sea, puede hacer cambios sustanciales y significativos en una de las instituciones más disfuncionales del país en tan poco tiempo. El cambio sistemático requiere un enfoque mucho más analizado y estratégico.

Hasta entonces, los trinbagonenses parecen conformes con hacer lo que hacen mejor: encontrar el humour a una situación difícil. Los memes llegaron rápidos y furiosos dirigidos contra el comisionado Griffith y el ministro Young.

Pero el efecto de dominó de la forma de operar de Griffith en general —y de este redada antidroga en particular— puede no resultar ser asunto de risa.

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