Países caribeños dudan en reconocer a Juan Guaidó como presidente de Venezuela

Mapa de América Central y el Caribe. Dominio público vía Wikimedia Commons.

El 10 de enero de 2019, el día que Nicolás Maduro prestó juramento como presidente de Venezuela para un segundo mandato, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), reunido en el Perú, adoptó una resolución que declaraba que la elección de Maduro era ilegítima y pedía sanciones.

La votación para esta resolución dividió a los países caribeños angloparlantes integrantes de la OEA, con cinco naciones (Bahamas, Jamaica, Santa Lucía, Guyana y Haití) a favor, tres (San Vincente y las Granadinas, Dominica y Surinam) en contra y otros cinco (San Cristobal y Nevis, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Barbados y Belice) que se abstuvieron.

Varios de esos países enviaron representantes a la toma de mando de Maduro. San Cristobal y Nevis estuvo representado por su primer ministro, y Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda y Surinam enviaron a ministros de Gobierno.

No interferir en los asuntos de países soberanos es un principio del Tratado de Chaguaramas, el documento de fundación de la Comunidad del Caribe (CARICOM), y en marzo de 2018, los 15 miembros del CARICOM reafirmaron esta posición, y rechazaron firmemente la idea de una intervención internacional en los asuntos de Venezuela en una reunión entre sesiones en Haití.

Pero con la declaración del líder opositor Juan Guaidó como presidente transitorio el miércoles 23 de enero en Venezuela, que tuvo el reconocimiento de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la mayoría de países latinoamericanos, los países caribeños deben decidir dónde están.

Fronteras y estrechos angostos

En la noche del jueves 24 de enero de 2019, solamente dos países del Caribe angloparlante habían hecho declaraciones al respecto, y resulta que son los que tienen más en riesg: Guyana y Trinidad y Tobago.

El ministro de Asuntos Exteriores de Guyana, uno de los dos miembros de CARICOM ubicados en Sudamérica, emitieron una declaración cuidadosamente redactadas hacia el mediodía del 24 de enero, en el que afirmar que el Gobierno guyanés está:

…gravely concerned at the deepening of the political crisis in the Bolivarian Republic of Venezuela and supports calls made at both the regional and international levels for immediate dialogue involving all political and social actors, with a view to the preservation of the democratic process and a return to normalcy.

…muy preocupado por la creciente crisis política en la República Bolivariana de Venezuela y apoya los llamados hechos a nivel regional e internacional para diálogo inmediato que incluya a todos los actores políticos y sociales, con la idea de preservar el proceso democrático y el regreso a la normalidad.

Guyana tiene el derechode estar «muy preocupado». El país comparte frontera con Venezuela cuyos límites han estado en disputa más de un siglo: la porción de tierra que reclama Venezuela equivale al 40 % del territorio guyanés, y el riesgo aumentó desde el descubrimiento de petróleo en la costa de Guyana. En diciembre de 2018, la Marina venezolana interceptó una embarcación de Exxon-Mobil que hacía trabajos de exploración en el espacio marítimo de Guyana.

En una publicación en Facebook, el periodista guyanés Orin Gordon calificó la acción una «respuesta delicada y sólida», y agregó:

The Rowley govt is getting heat from some quarters in [Trinidad and Tobago] for not recognising Guaido as president (interim or not), but Guyana is also stopping short of that explosive move. There's way too much machismo and bellicosity around this issue. Many of the countries giving implied support to regime change don't share a border (or narrow straits) with a country that could unravel socially, even more than it has recently.

El gobierno de Rowley recibe críticas de algunos sectores en [Trinidad y Tobago] por no reconocer a Guaidó como presidente (interino o no), pero Guyana esta a punto de esa explosiva decisión. Hay demasiado machismo y belicosidad en torno a este asunto. Muchos países que dan apoyo implícito a cambios en el régimen no comparten frontera (ni estrechos angostos) con un país que puede desenredarse socialmente, más todavía de lo que se ha desenredado recientemente.

Los «estrechos angostos» a los que se refiere Gordon es la franja de 11 kilómetros de agua que separan la isla de Trinidad de la costa venezolana. Los dos países tienen profundos vínculos históricios, y los venezolanos han estado entre Trinidad y su países desde hace décadas.

Silueta de Venezuela visto de la bahía de Macqueripe en la costa norte de Trinidad. Foto: Georgia Popplewell. (CC BY SA).

Los pescadores trinitenses se han enfrentado con la conocida Guardia Civil de Venezuela por supuestas violaciones de territorio marítimo, y en la última década, Trinidad ha recibido un creciente flujo de venezolanos que huyen de la deteriorada situación económica y política del país. Muchos llegan ilegalmente, y en algunos casos buscan asilo oficialmente. El número oficial estimado de venezolanos que vive en Trinidad es cerca de 60 000, que equivale a más del 4 % de la población.

Los dos países también tienen fuertes lazos económicos. En agosto de 2018, el primer ministro Keith Rowley suscribió un acuerdo para que Venezuela suministre gas natural al país, y los críticos ven la vacilación de Trinidad y Tobago de denominar refugiados a los venezolanos que entran al país como una concesión hacia Maduro.

En una conferencia de prensa el 23 de enero, Stuart Young, ministro de Seguridad Nacional del país, dijo que Trinidad y Tobago estaba preparado para asistir o mediar en la situación venezolana, pero ninguno apoyó ni criticó a Gaudió. Según el diario local Newsday, Young «enfatizó que la política exterior de este país sigue siendo de no intervención en los asuntos de naciones soberanas».

Los periódicos locales informaron que, el miércoles 23, un grupo de venezolanos que vive en Trinidad se reunió frente a la Emabaja de Venezuela en Puerto España para expresar su apoyo a Guadió.

«Quienes chocamos los hombros…»

Muchos otros países del Caribe angloparlante han mantenidorelaciones cercanas y positivas con Venezuela. A pesar de sus propias dificultades, el país sudamericano ha sido generoso en su ayuda tras el huracán Harvey, y varios países caribeños se han beneficiado de acuerdos petroleros con bajos intereses con PetroCaribe, la alianza energética creada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chavéz.

Como expresó el periodista Orin Gordon:

The tide would seem to be against Maduro. But what you get when you endorse regime change, is civil war. If the regional powers break Venezuela, guess who picks up the pieces? Neighbouring countries, that's who. Maduro is a dictator, in power through a fraudulent election. That does not make this a good move for those of us who rub shoulders [with] that country.

La marea parece estar en contra de Maduro. Pero lo que se consigue cuando respaldas un cambio de régimen es una guerra civil. Si los poderes regionales rompen con Venezuela, ¿adivinen quién recoge los pedazos? Los países vecinos, ellos. Maduro es un dictador, en el poder a través de elecciones fraudulentas. No hace que esto sea una buena decisión para quienes chocamos los hombros [con] ese país.

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