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Divididos están: Las naciones del Caribe toman partido sobre Venezuela

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333;»>Miembros de la delegación de CARICOM en Naciones Unidas, enero de 2019. De izquierda a derecha: ministro de Relaciones Exteriores y de CARICOM de Trinidad y Tobago, Dennis Moses; primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley; secretario general de CARICOM, Irwin LaRocque; primer ministro de San Cristóbal y Nevis y director de CARICOM, Timothy Harris. Foto: Oficina del primer ministro de Trinidad y Tobago, de dominio público.

La postura de las naciones de la Comunidad del Caribe (CARICOM) sobre la situación de Venezuela se dio a conocer el último fin de semana de enero… y es todo menos uniforme. Sin embargo, no necesariamente se alinearon las lealtades con las expresadas [1] en la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) del 10 de enero que buscaba declarar ilegítimo el segundo mandato de Nicolás Maduro.

En la votación del 10 de enero, cinco naciones apoyaron la línea de la OEA, tres votaron a favor y cinco de abstuvieron.

La noche del 24 de enero, 12 de los 15 estados integrantes de CARICOM firmaron una declaración colectiva [3] en la que reafirmaban su principio rector de «no intervenir ni interferir” en los asuntos de las naciones soberanas. Entre los firmantes se encontraban Jamaica y Santa Lucía, que invirtieron la postura que habían adoptado en favor de la resolución de la OEA del 10 de enero.

Guayana, que tiene una frontera disputada [4] con Venezuela, emitió su propia declaración [5] el 24 de enero más temprano, en la que adoptó una postura menos categórica pero que apoya los «pedidos hechos a nivel regional e internacional de un diálogo inmediato que involucre a todos los actores políticos y sociales, con miras a preservar el proceso democrático y volver a la normalidad».

Haití, por su parte, reconoció a Juan Guaidó [6] como presidente interino de Venezuela, al igual que Bahamas [7]. Ambos países votaron a favor de la declaración de la OEA.

Algunos líderes del Caribe directamente condenaron el apoyo de Estados Unidos a Guaidó. En una entrevista con el Miami Herald [6], Gaston Brown, primer ministro de Antigua y Barbuda, lo calificó de «un descarado cambio de régimen» y una «afrenta a la democracia en el hemisferio”. El primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, acusó a Estados Unidos de “dirigir un golpe de estado”.

En Trinidad y Tobago, el primer ministro, Keith Rowley, y otras figuras políticas [8] quedaron con los nervios de punta [9] ante la declaración [10] emitida por el embajador de Estados Unidos que criticaba al país por “reconocer el gobierno antidemocrático e ilegítimo de Nicolás Maduro”.    

El lunes 28 de enero, una delegación [11] de líderes de CARICOM, entre ellos, los primeros ministros y los ministros de Relaciones Exteriores de Trinidad y Tobago, Barbados, San Cristóbal y Nevis, y Granada, se reunió [12] en Nueva York con el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

También el lunes 28, se informó [13] que presuntamente Maduro dijo a los miembros del cuerpo diplomático que había hablado con los líderes de CARICOM y que estaba «abierto a tener una conversación de mediación en ‘Trinidad y Tobago o donde sea’ con la oposición venezolana».

Una zona de paz

La postura de CARICOM está claramente influenciada por la preocupación ante una posible intervención militar externa en la crisis de Venezuela. Al parecer, el Ejército venezolano, está en conversaciones con Guaidó [14], pero hasta ahora permanece del lado de Maduro, y en diciembre se informó [15] la llegada de bombarderos rusos con capacidad nuclear al territorio venezolano. Esto último genera una especial preocupación para Guayana, cuya disputa fronteriza con Venezuela se intensificó [16] desde que encontraron petróleo en el territorio guayanés en 2015.

En la declaración [3] del 24 de enero, los líderes de CARICOM invocaron el “artículo 2 (4) de la Carta de Naciones Unidas que insta a los estados miembros a abstenerse de hacer amenazas o usar la fuera”. También pidieron a las “fuerzas externas” que “se abstuvieran de hacer cualquier cosa que desestabilizara la situación y (…) que evitaran acciones que podrían agravar una situación ya explosiva en perjuicio del pueblo de la República Bolivariana de Venezuela, y que podría tener consecuencias negativas de gran alcance para toda la región”.

La declaración también enfatizó la «importancia de que el Caribe siga siendo una zona de paz”, expresión que invoca la idea originalmente planteada por Maurice Bishop [17], quien tomó el poder en Granada [18] durante una revolución que derrocó al gobierno de Eric Gairy en 1979. En un discurso dirigido a la Asamblea General meses después de tomar el poder, Bishop dijo:

“We join with our sister Caribbean nations in re-emphasising our determination to preserve the Caribbean as a zone of peace, free from military intimidation. We demand the right to build our own processes in our own way, free from outside interference, free from bullying and free from the use or threat of force.”

Nos unimos a nuestras naciones hermanas caribeñas para volver a recalcar nuestra decisión de preservar al Caribe como zona de paz, libre de toda intimidación militar. Exigimos nuestro derecho a llevar a cabo nuestros procesos a nuestra manera, sin interferencia externa, sin presiones y sin el uso de amenazas ni de la fuerza.

En el patio trasero de nadie [19]”, otro de los muy conocidos discursos [20] de Bishop, criticaba la insistencia del entonces presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, en caracterizar a Latinoamérica y al Caribe como el «patio trasero» de Washington. El derrocamiento y la posterior ejecución de Bishop por parte de una facción de su propio Gobierno Popular Revolucionario [21] desencadenó la invasión de Estados Unidos [22] a la isla en 1983.

[23]

Imagen de la edición de marzo de 1982 de The Grenada Newsletter. Fuente: Colección Digital de la Universidad de Florida.

La Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe [24] (CELAC), bloque regional formado en 2011 para promover una definición propia lejos de la influencia de Washington, proclamó formalmente [25] a la región caribeña una zona de paz en 2014.

En mi calidad de director de CARICOM, estoy comprometido con la diplomacia itinerante. La volátil situación de Venezuela no es buena señal para la región caribeña que busca mantenerse como una zona de paz.

Esta idea también la invocaron numerosos políticos caribeños durante los últimos años, como el presidente de Guayana, David Granger [33], y el primer ministro del país, Moses Nagamootoo [34]. El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, usó la frase [35] en diciembre de 2018 tras la supuesta llegada de los bombarderos rusos a Venezuela:

“Nuestro hemisferio debe seguir siendo una zona de paz», declaró Browne en una entrevista de radio. «Rechazamos categóricamente toda clase de conflicto o provocación militar que pudiese llevar a una guerra, desestabilizar nuestra región y causar daño a civiles inocentes”.