¿La nueva multa por escupir ha violado el «contrato social» de Kirguistán?

‘La tortuga que escupe’ de Jon Bragg. Licencia con fines ilustrativos solamente (CC BY-SA 2.0).

Kirguistán empezó 2019 con un clamor por las controvertidas enmiendas al Código Penal que establece duras multas por infracciones administrativas y aumenta los costos para faltas ya existentes. Una nueva censura que realmente parece haber dado en el blanco es el recién aprobado artículo 71, que oficialmente sanciona escupir con una multa equivalente a un tercio de la remuneración mensual promedio de este país de Asia Central.

Países como China y Singapur implantaron medidas similares por motivos de higiene. Kirguistán también sufre de altos índices de tuberculosis, que se puede esparcir a través de la saliva. El primer ministro Mukhametkhali Abylgaziyev dijo que las medidas eran necesarias para formar «conciencia social», pero insinuó que algunas multas podían reducirse. El presidente Sooronbai Jeenbekov dio su apoyo a las nuevas multas, sobre todo las relacionadas con la seguridad vial, y dijo que los ciudadanos kirguisos deben aprender a «mantener la disciplina».

La nueva multa por escupir es de unos 5500 soms kirguisos, aproximadamente 80 dólares, una fortuna en un país donde la remuneración mensual se acerca a los 200 dolares.

Ese punto lo puso sobre el tapete Ramis Zakiriyev, que se filmó escupiendo a manera de muestra a través de las puertas del principal edificio gubernamental de Kirguistán, conocido localmente como la Casa Blanca, mientras sostiene en alto billetes de 5000 y 500 som para la cámara.

«Miren, vengan y cobren su multa», dice Zakiriyev, que dirigió su mensaje a los “actuales y anteriores burócratas que le roban al país y lo han endeudado».

La policía confirmó que Zakiriyev fue multado por la infracción.

Desenredando el contrato social

No obstante, el clamor sobre las multas sacó lo vivo y elocuente de la sociedad civiil de Kirguistán. Azim Azimov, director de Media Kitchen y conocido comentarista político, buscó posicionar las multas en el plan mayor de los 28 años de independencia de Kirguistán. El resultado fue un destacable artículo de análisis político en su videoblog llamado Context.

Tomando las ideas del pensador francés Jean Jacques Rousseau y su contraparte inglés Thomas Hobbes, Azimov sostuvo que las multas son un desafío a la nada atractiva pero funcional versión del «contrato social» entre el Gobierno y su pueblo.

Expresó que en el pasado reciente, los Gobiernos kirguisos fueron derrocados cuando intentaron exprimirle más dinero a la población sin ofrecer bienes públicos a cambio. Eso se debe a que violaron el entendimiento mutuo en el que se basa el contrato: «Si ustedes no nos tocan, nosotros no los tocaremos».

Pero aunque Azimov criticó al Gobierno por no informar a la población sobre las multas, sostuvo que el Gobierno no debería dar marcha atrás ante la rabia del público por haberlas impuesto. Eso minaría la propia idea del derecho, y fortalecería a la «multitud de Facebook». Probablemente, Platón hubiera estado de acuerdo con eso.

Estas canciones de escupitajo

Además del análisis erudito, la ley del escupitajo inspiró tonterías por doquier. El video musical «Law» que se ve debajo, es un ejemplo. El video, popular en Facebook, muestra a jóvenes con ropa deportiva y gorras, conocidos en la ex Unión Soviética como ‘gopniki’, intentan defender su derecho a portarse mal en público mientras protestan por las nuevas multas.

Una pícara anécdota burlona en kirguiso, ampliamente difundida en medios sociales, sugirió que el verdadero motivo detrás de las nuevas multas era pagar la multimillonaria deuda que Kirguistán tiene con China.

Si los seis millones de habitantes del país escupen tres veces cada uno, al Gobierno le alcanzará de sobra, le dice un simio a otro.

Ya no puedo estar aquí. Mi (cuenta de) Twitter está llena de escupitajo.

Si la desobediencia civil del video donde Ramis Zakiriyev escupe representara un proyectil húmedo que advierte a un Gobierno reacio a los cambios que puede haber al menos un hombre que está preparado para encarnar la disciplina y la responsabilidad social que menciona la dirigencia nacional.

Un video breve grabado desde el interior de un auto muestra lo que parece ser un hombre que golpea el pavimiento de la capital kirguisa, Biskek, con un cubo en la mano, que invita a los peatones a endeudarse. ¿Estas altas multas podrían ser el comienzo de algo realmente hermoso después de todo?

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