
Protesta en las conferencias de cambio climático en Katowice, Polonia. Foto: Annamária Lehoczky/BlueLink.info, usada con autorización.
Este artículo se basa en el reportaje «Una ‘cortina de carbón’ es la nueva Cortina de Hierro» de BlueLink, revista electrónica regional que informa sobre Europa Central y del Este. Se reproduce por un acuerdo de asociación con Global Voices.
Para que la Unión Europea se convierta en climáticamente neutral para 2050, necesitará un esfuerzo conjunto para descarbonizar su sector energético. Pero una “cortina de carbón” aún parece dividir Oeste de Este, casi a lo largo de las líneas de la antigua Cortina de Hierro, pues muchos países orientales muestran dudas u oposición para eliminar gradualmente el carbón.
Las Conferencias de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP24) llevadas a cabo en Katowice, Polonia, en diciembre de 2018 destacó el tema con atención en derechos de los trabajadores de la industria del carbón. Representantes de la sociedad civil advirtieron que queda muy poco tiempo para empezar a mitigar el cambio climático y la contaminación ambiental.
Liderando la acción climática
Apenas días antes de COP24, la Unión Europea anunció su estrategia a largo plazo para ser la primera gran economía “climáticamente neutral” del mundo para 2050. Neutralidad climática significa que las emisiones de gases de efecto invernadero se equilibra, por ejemplo, con nuevas selvas o con tecnologías de captura de carbón que entierran el dióxido de carbono. Llegar a emisión cero globalmente es clave para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 °C para fines de este siglo, advirtió el Panel Intergubernamental en Cambio Climático (IPCC) en su último informe.

Protesta silenciosa en las conferencias de cambio climático en Katowice. Polonia. Foto de Annamária Lehoczky/BlueLink.info, usada con autorización.
Para cumplir con el Acuerdo Climático de Naciones Unidas adoptado en París tres años antes, Europa y los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) deben estar libres de energía carbonífera para 2030, o antes, dependiendo del país, según Europa Más Allá del Carbón, alianza de grupos de la sociedad civil. También fue reconocido por los Gobiernos que han suscrito la Powering Past Coal Alliance, que une a diversos Gobiernos, empresas y organizaciones que se comprometen a eliminar gradualmente la energía de carbón. Países europeos como Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Austria y los países escandinavos ya han firmado la declaración. Ningún país de la región de Europa Central y del Este la han suscrito.
División nuevo-antiguo
Mientras Europa Occidental reduce el uso de carbón, los países del antiguo bloque soviético se mueven en dirección opuesta. Los que más dependen más del carbón en la Unión Europea son Polonia, Bulgaria y la República Checa. El Ministerio de Energía polaco dice que Polonia –país donde cerca del 80 % de energía proviene del carbón– se opone a las reducción de emisión de la Unión Europea pues tendría efecto negativo en el sector eléctrico y la economía polaca en conjunto. Aunque las antiguas plantas de energía de carbón enfrentarían dificultades para cumplir con los requisitos de contaminación ambiental, cinco unidades están actualmente en construcción en Polonia.
Bulgaria –con 46 % de energía de carbón– todavia no tiene una estrategia climática y de energía a largo plazo y se opone a los objetivos de la Unión Europea en la cumbre de Naciones Unidas. En noviembre de 2018, centenares protestaron en Sofía contra los cortes en la industria carbonífera. Georgi Stefanov, jefe experto de clima y energía de WWF Bulgaria, cree que es momento de empezar a hablar de la modernización de la industria de la energía preparar la transición. Parece que actualmente “Bulgaria está peor que Estados Unidos u otros países que dependen del carbón porque nadie más dice que el carbón durará para siempre”, dijo Stefanov.
De la misma manera, hay significativas dificultades de control de contaminación para plantas energétricas antiguas en la República Checa, Rumania, Eslovaquia y Hungría, aunque algunos países reconocen la necesidad de una transición a fuentes de energía más limpias.
Mientras el sector minero rumano enfrenta significativas presiones económicas, su ministro de energía afirmó públicamente por primera vez que Rumania deberá empezar a considerar cambiar del carbón para 2040.
En 2017, Eslovaquia –con su relativamente limitada capacidad de plantas de energía de carbón– empezó a analizar el abandono gradual con 2023 como año programado, aunque no se ha traducido en una política nacional, dice Europa Más Allá del Carbón.
Hungría –donde el 19 % de la energía viene del carbón– también está evaluando cerrar las unidades generadas por lignito de la principal planta de energía emisora de dióxido de carbono del país para 2030. Es una paso sorpredentemente ambicioos pues el Grupo Visegrád –Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia– tienden a unirse en medidas de resistencia que harían que el carbón tuviera precios desleales. La decisión de Hungría está motivada por los precios en alza del carbón en la Unión Europea y el hecho de que la planta de energía de Mátra tiene conceptos para proyectos de bajo carbón, como explicó la subsecretaria de Estado para Cambio Climático, Barbara Botos.
Solamente transición: ¿»solamente» para quién?
La discusión para eliminar gradualmente el carbón es muy dura, sobre todo en países donde la generación de energía depende del carbón y en regiones donde una alto porcentaje de la población trabaja en las minas y plantas termoeléctricas –a menudo sin otras alternativas de empleo.
Para evitar una transición violenta como ocurrió en Europa Oriental en la década de 1990, el cambio del carbón debe estar bien preparado y facilitado de una “manera que no deje a nadie atrás”. Según un trabajo de Bankwatch Network, las prácticas de “Just Transition” integran planificación temprana, inclusividad, decisión clara, financiamiento adecuado, reaprendizaje de habilidades adecuadas y mejorar la calidad de vida. El proceso de transición debe incluir a todos los afectados en el diálogo y toma de decisiones, como trabajadores, autoridades locales, empresas, sociedad civil, sindicatos, entidades educativas y otros actores.

Protesta en las conferencias de cambio climático en Katowice. Polonia. Foto de Annamária Lehoczky/BlueLink.info, usada con autorización.
Asegurar la inclusividad fue una de las razones por las que se eligió Katowice, antiguo centro minero de Polonia, como sede de la cumbre del clima en 2018: “Se debe invitar a la conversación a los más afectados por el cambio”, dijo Michał Kurtyka, presidente de COP24. La presidencia polaca preparó una declaración política sobre “Solamente transición”, en la que promete no olvidar a los trabajadores de la industria carbonífera al construir una economía limpia. Sin embargo, surgen preguntas de la sociedad civil: ¿para quién es solamente? ¿Qué hay de quienes sufren de la contaminación ambiental de las plantas de energía de carbón? ¿Sirve solamente al retraso de la verdadera acción para mitigar el cambio climático?
Energía sucia, aire sucio
Según la Organización Mundial de la Salud, 33 de las 50 ciudades con el aire más contaminado en la Unión Europea están en Polonia, y sus habitantes se ven afectados por fuerte niebla tóxica. Analiza “solamente transición” en la realidad polaca, expuso Joanna Flisowska de la Red de Acción Climática de Europa, sostuvo que “es absolutamente crucial considerar solamente la transición desde el punto de vista de los trabajadores, pero también hay que considerarla desde la perspectiva de quienes han sufrido impactos en la salud por acción del carbón”.

Exposición de la población a partículas atmosféricas. Fuente: Agencia Ambiental Europea. Calidad de aire en Europa – informe de 2018.
La división entre las partes occidentales de Europa y el resto del continente también se puede ver en términos de calidad de aire, tuiteó Julian Popov, de la Fundación Climática Europea y exministro del ambiente de Bulgaria. Los datos de calidad del aire de la Agencia Ambiental Europea muestran que quienes viven en países de Europa Oriental y los Balcanes están expuestos a niveles más altos de partículas atmosféricas. Estas partículas microscópicas (llamadas PM10 y PM2.5) causan enfermedades respiratorias y cardiovasculares, y están vinculadas con muerte prematura. Su principal fuente son la incineración de carbón y de madera, hollín de combustón incompleta de motorres diésel o incineración de desechos.
Reducir el uso de carbón no solamente es uno de los métodos más rentables de lograr la reducción de emisiones de gas invernadero –también brinda significativos beneficios en términos de calidad de aire, salud y seguridad energética. Ya existen propuestas para una estrategia de salida del carbón para la Unión Europea y planes de revitalización de antiguas regiones carboníferas.
“En Bulgaria, las principales regiones carboníferas están estratégicamente bien ubicadas desde la perspectiva de líneas de comercio internacionales. Están en corredores europeos, cerca de baños [termales] y grandes ciudades con buen potencial de diversificación económica, así que no están aisladas”, dijo Borislav Sandov, copresidente del partido Verdes Búlgaros.
“Hay muchas alternativas, económicas y sociales, para una transición que podría llevar a crecimiento económico y prosperidad para la población, en vez de perder empleos y migrar», agregó Sandov.
Los representantes civiles que analizan «Solamente Transición» en la cumbre del clima estuvieron de acuerdo en que es cuestión buena gobernabilidad, educar e informar al pueblo.