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Profesora mochilera de la periferia de São Paulo enseña cómo viajar por el mundo con poco dinero

Categorías: Latinoamérica, Brasil, Buenas noticias, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Mujer y género, Viajes

Vacaciones en Machu Picchu, Perú, su primer viaje internacional | Foto: Archivo personal/Usada con autorización.

Este texto se publica en colaboración entre Global Voices y la Agencia Mural. La autoría del texto es de Cleber Arruda. 

Desde 2013, la profesora de educación primaria Raquel Gomes, de 38 años, ha tenido vacaciones agitadas. Sin hablar inglés fluidamente y sólo con lo que recibe como educadora, ha estado cinco continentes y ha vivido diversas aventuras.

Desde el centro de la ciudad, del barrio de Cidade Líder [1], al este de São Paulo, ya ha ido en autobús con garimpeiros a Guyana, ha visitado el Coliseo de Roma, ha hecho amigos beduinos en Jordania, ha ganado dinero en los casinos de Las Vegas y ha sufrido un robo en Cancún, México, entre otros sucesos.

Seis años después, los viajes internacionales suman casi 20 sellos en el pasaporte. «Siempre soñé con conocer el mundo, pero hasta los 30 años creía que eso era un proyecto para otra fase de edad, debido al dinero. Creía que necesitaba trabajar toda la vida y disfrutar de eso solo en la tercera edad, pero descubrí que no era así», cuenta.

Para lograrlo, Raquel invierte en su poder de conversación. «Negociar forma parte de mi forma de ser, por ser de la zona y nadie me la juega», bromea.

El primer viaje fuera de Brasil fue a Perú, en 2013. Ella cuenta que estaba en Acre paseando y en la carretera vio un autobús hacia Cuzco. «Me quedé 24 horas dentro del autobús, sin saber dónde iba a alojarme, sin conocer a nadie, como a todo lugar que voy. Al final, fue una experiencia muy buena. Conocí Machu Picchu, Puno, el Lago Titicaca y no volví a quedarme parada. Se me hizo un vicio viajar», relata.

La mochilera cuenta que no hace planes previos. En su viaje más reciente llegó a Egipto, el pasado 23 de diciembre, sin una hoja de ruta establecida. Hizo una reserva de alojamiento solo para las dos primeras noches, como suele hacer. Para ella, esto puede posibilitar cambios en los planes, pero la estrategia extrañó a su llegada.

Raquel en Al Khazenh, el Templo del Tesoro, en Pedra, Jordania (Archivo personal).

“Las autoridades fueron bastante desconfiadas. Todas mis cosas fueron minuciosamente revisadas en el aeropuerto, pasé por las revisiones íntimas de cárcel brasileña; saqué toda mi ropa», relata.

Después de entrar en el país, la profesora dice haber pasado unos días increíbles. «Parecía una celebridad por donde iba. Me gané a los egipcios, me daban regalos y me llamaban Shakira y Nefertari (reina egipcia)».

De Egipto, Raquel fue a Israel, donde cuenta que tomó un «té del grifo» en la frontera. Fueron cinco horas de explicaciones. La gente me trató de forma educada y todo el tiempo se preocupaba en pedirme disculpas y saber si estaba bien. Pero necesité enseñar mi móvil y explicar con mis fotos mis rutas en Egipto.

A pesar de eso, esas han sido las dos únicas veces en que ha tenido dificultades. El pasaporte tiene sellos de Estados Unidos, México, Surinam, Sudáfrica, Italia, Argentina, Uruguay, Colombia, Perú, Mozambique, Suazilandia y Jordania.

Ahorro

Para realizar los viajes, Raquel ahorra todo el año. «No frecuento salones de belleza, discotecas, no tengo auto, ni casa propia y no pago nada a crédito», relata. «Tengo un estilo de vida minimalista, ahorro con albañiles y yo misma hago las tarea de casa, y además ayudo economicamente a mis padres».

Elijo los destinos según los precios de los billetes de avión. Estoy siempre atenta a las promociones y a los buscadores de internet para comprarlos. «Opto por los alojamientos más baratos y uso transporte público o camino en los países».

Cuenta que prioriza vivir experiencias con personas locales antes que sólo los paseos turísticos. «Para viajar no se necesita ser rico, sólo tener coraje y disposición».

Vestida de gladiadora en Santa Maria Capua Vetere, en Italia. Archivo personal.

El arte de regatear es otro consejo fundamental de la mochilera. Aprendió una frase esencial en inglés que se convirtió en una estribillo a la hora de negociar: «Do you have a special discount for me?» (¿Tienes un descuento especial para mí?), dice riendo.

«El inglés es un problema, porque yo no lo hablo con fluidez y solo sé un poco, y al negociar, siempre aparece. También es importante llegar a un buen acuerdo antes de cerrar cualquier negocio», dice.

Sobre el inglés, la profesora cuenta también que el idioma antes la representaba un obstáculo. «Durante un tiempo, yo no viajaba fuera de América Latina porque creía que sería un problema. Después vi que la parte hablada es solo el 7 % de la comunicación y que los gestos y la expresión facial dicen mucho más».

Por ejemplo, Raquel cuenta que viajó en tren desde El Cairo a Alejandría, en Egipto, conversando con un señor, que sólo hablaba árabe, por medio de gestos.

En México, pasó por el peor problema. Un día antes de regresar a Brasil, le robaron el bolso con todos sus documentos, incluido el pasaporte, el dinero y las pertenencias. Sin tener a quién recurrir, fue detrás de un taxista y protestó: «Me han robado en su país, deben ayudarme». Siguió quejándose hasta conseguir ir de Cancún a la Ciudad de México, donde estaba el consulado brasileño.

Para el futuro, Raquel quiere conocer Nueva Zelanda, donde quiere hacer el «recorrido del Señor del Anillos», visitar todas las capitales brasileñas y conocer las siete nuevas maravillas del mundo. De estas, ya visitó cinco: las ruinas de Petra (Jordania), Machu Picchu (Perú), Chichén Itzá (México), Cristo Redentor (Brasil) y Coliseo (Italia). Faltan la Muralla de China y el Taj Mahal (India).

Sin embargo, niega que sean planes. «Me gusta vivir lo que la vida pone delante de mí, pero tengo esos proyectos que voy a concretar poco a poco», dice. Y como consejo, habla de espontaneidad. «Juega. Y no te desesperes con los problemas, pasarán, no necesitas desesperarte porque todo se resuelve».