Polémica en Australia tras conocerse sentencia contra el Cardenal Pell por abuso sexual infantil

St Patrick's Cathedral, Melbourne

Catedral de San Patricio, Melbourne – Wikimedia Commons: cortesía de Donaldytong (CC BY-SA 3.0).

Hay un nombre que predominó en los medios australianos durante la última semana de febrero de 2019: Pell. Esto se debió al levantamiento de una orden judicial de confidencialidad sobre la sentencia contra el cardenal George Pell por cinco casos de abuso sexual infantil y una audiencia previa a la sentencia. Los abusos tuvieron lugar en la catedral de San Patricio de Melbourne a fines de la década de 1990. En la audiencia de alegatos, fue condenado a prisión.

Un país dividido

Muchos australianos tomaron partido. Las opiniones parecen haber caído en tres categorías: los que condenan a Pell, los que aseguran su inocencia y los que esperan el resultado de la apelación. Según explicó el periodista de policiales John Silvester:

George Pell is a polarising figure, which is perhaps why there are now two warring camps – those who want him to be guilty of historical sex offences against two choirboys and those who don’t.

George Pell es una figura polarizadora, lo que probablemente explica los actuales bandos en conflicto: los que quieren culparlo de los históricos abusos sexuales contra dos niños del coro y los que no.

Alguien que comentó en un hilo de Reddit sobre el artículo del periodista insinuó que Silvester está del lado de Pell:

Given the number of times we've seen investigations buried by the Catholic faithful, I'd also appreciate knowing if the author of such a problematic article is a Catholic himself.

Dada la cantidad de veces que hemos visto cómo sepultan los fieles católicos las investigaciones, me gustaría saber si el autor de un artículo tan polémico es católico.

Varias figuras destacadas saltaron en defensa del cardenal, entre ellos, dos ex primer ministros del Partido Liberal. John Howard dio referencias en favor de Pell en la audiencia judicial, y escribió: “Nada de esto cambia mi opinión sobre el cardenal”. En general, la reacción en las redes sociales fue enérgica para condenar al controvertido ex primer ministro. Este sarcástico tuit de Adam Gartrell, que pertenece al opositor Partido de los Trabajadores, reflejó la opinión de muchas otras personas:

John Howard dijo a la corte que George Pell es una “persona de gran inteligencia y carácter ejemplar”, y dijo que la condena no cambia su opinión del cardenal.
————-
Ah, ¿un «vivaz conversador»? ¿Por qué no lo dijiste antes? Porque, definitivamente, eso anula la violación infantil.

Otro ex primer ministro liberal, Tony Abbott, reveló que había llamado a su amigo Pell el día en que se hizo público el veredicto. Muchos caricaturistas se mostraron implacables:

Pobrecito, George, te han maltratado mucho.
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Howard y Abbott, felices de apoyar al violador infantil Pell.

Hubo muchos ataques a los llamados #PellDefenders [‘Defensores de Pell’], en lo que, en general, se insinúa que tienen una causa común. La periodista, activista y exacadémica Wendy Bacona se valió de Facebook para compartir sus reflexiones sobre quienes dan la cara por él.

I am quite disgusted by the way the right-wing Catholic lobby are mobilising to defend a now convicted pedophile.

[…] I also wonder how many of the defenders are allies in causes like anti-abortion, anti-equal marriage and equal sexual rights – also I wonder how many are connected to Opus Dei in Australia, one of the groups that Pell helped prosper.

Estoy bastante asqueada de ver cómo se movilizan los grupo de presión católicos de derecha para defender a un pedófilo ya condenado.

[…] Además, me pregunto cuántos de esos defensores son aliados en otras causas como la que está contra el aborto, contra el matrimonio igualitario y contra la igualdad de derechos sexuales, y también me pregunto cuántos están vinculados al Opus Dei de Australia, uno de los grupos a los que Pell ayudó a prosperar.

El Opus Dei [‘Obra de Dios’] es una controvertida organización católica conservadora con la que estuvo vinculado Pell.

Una sobreviviente de abuso sexual fue aún más categórica en su condena a los defensores del cardenal:

Almost immediately, the parade of aggrieved, disappointed, distressed, shocked, disbelieving, sad, angry Catholics and other Pell supporters began moving like a sullen, offended beast across the media, in unedifying protest at the guilty verdict.

Casi de inmediato, el desfile de católicos agraviados, decepcionados, angustiados, escandalizados, incrédulos, tristes y furiosos, junto con otros defensores de Pell, empezó a moverse en los medios como una bestia hosca ofendida en una desagradable protesta contra el veredicto condenatorio.

Andrew Bolt, destacado comentarista de diarios, radio y televisión, encabezó las críticas al veredicto del jurado:

But at last some of the truckload of mud thrown at him has stuck. It adds up to this: Pell, Australia’s most senior Catholic, has been made to pay for the sins of his church and a media campaign of vilification.

He is a scapegoat, not a child abuser.

Y al final, se adhirió el cargamento de lodo que le lanzaron. Todo lleva a lo mismo: Pell, el católico más anciano de Australia, obligado a pagar por los pecados de su Iglesia y por una campaña mediática de denigración.

Es un chivo expiatorio, no un abusador infantil.

Bolt recibió muchísimas críticas en las redes sociales y en otros medios. Incluso, el canal de televisión Sky News decidió transmitir el segmento de Bolt Report sobre el cardenal sin publicidad “para proteger a las marcas”.

Sleeping Giants Oz, activistas que buscan que ‘el racismo, la intolerancia y la misoginia sean menos rentables’, llamó a un boicot:

Gracias a Poolwerx por adoptar una postura y retirar sus anuncios del Bolt Report. Esperamos que se haga extensivo a todos los programas que emiten después de las 6pm.
——–
Gracias, Sleeping Giants, ? por encender la luz y hacer que las empresas piensen bien con quién hacen publicidad.
Bolt fue arrogante, y la mayoría estará de acuerdo en que sus últimos comentarios deberían ser el fin de su carrera.
Nadie debe querer ser su anunciante o estar en el segmento de Bolt.

Reflexiones personales

En poco tiempo, aparecieron en línea varias reflexiones más extensas sobre la sentencia y sus consecuencias. Patrick Marlborough recordó a una víctima de abuso del clero:

Cardinal Pell has been convicted and everyone I want to call is dead.

Elation slid into rage. That instant of ‘we got him’ flashed and passed and made way for instants of ‘you bastards, you absolute bastards’ with electric ease.

Here was a man so cloaked in authority, sanctity, and righteousness for so long by so many that his abuses of power—his abuses of children—went unchecked, unmarked, and unmasked for half a century.

El cardenal Pell fue sentenciado, y todos a quienes quiero llamar están muertos.

La euforia se hizo rabia. Ese instante de pensar ‘lo agarramos’ brilló y se esfumó, y como un relámpago, dio lugar a las expresiones de ‘malditos, totalmente malditos’.

Aquí había un hombre tan envuelto de autoridad, santidad y rectitud durante tanto tiempo y con ayuda de tanta gente, que sus abusos de poder, sus abusos a los niños, no tuvieron control, ni se marcaron, ni se desenmascararon a lo largo de medio siglo.

En absoluto contraste, George Weigel, catedrático emérito del Instituto de Religión y Políticas Públicas de Washington D.C. y amigo de Pell, se muestra furioso ante el ‘perverso veredicto’:

If it is not reversed on appeal, that false verdict will constitute a new indictment: the indictment of a legal system that could not bring itself to render justice in the face of public hysteria, political vendetta, and media aggression.

Si no se anula en la apelación, ese falso veredicto se convertirá en una nueva acusación: la acusación de un sistema legal que no es capaz de impartir justicia frente a la histeria pública, la venganza política y el ataque de los medios.

En una perturbadora acusación, Caitlin Johnston relató la trágica vida de su tío (víctima de violación cuyo caso fue supuestamente encubierto por Pell y los que manejaban el poder) en El monstruo Pell finalmente enjaulado:

The Catholic Church murdered my uncle, as surely as if they had tied the noose themselves. It was a long, drawn-out treacherous act and it took forty years to complete, but they did it. They snuffed out that beautiful spirit.

And all I can think about the Church right now is, “Burn it down.”

La Iglesia católica asesinó a mi tío, tan seguro como si le hubieran hecho el nudo a la soga ellos mismos. Fue un acto largo y prolongado de traición que duró 40 años, pero lo hicieron. Apagaron ese hermoso espíritu.

Y en lo único que puedo pensar en este momento es: “Quemen todo”.

Un meme que circula en muchas reacciones en línea habla de los ateos que quieren que Pell arda en el infierno. Luke Hilakari, alto funcionario del sindicato de Victoria, publicó un sentir similar en una publicación de Facebook:

I have no faith in the Catholic Church.

And frankly I’m glad that so many of these perpetrators like George Pell believe in hell, because suffering for eternity seems about right to me.

No creo en la Iglesia católica.

Y, francamente, me alegro de que estos perpetradores como George Pell crean en el infierno, porque el sufrimiento eterno para ellos me parece perfecto.

Justo cuando parecía que la disputa se apagaba un poco, el veterano defensor Robert Richter, consejero de la reina, echó leña al fuego. En un extraordinario alegato sobre la audiencia de sentencia, Richter se refirió al caso como una “simple penetración sexual”. Al día siguiente se disculpó, pero:

‘Horrible elección de palabras': Robert Richter se disculpa por comentario de «simple penetración sexual».
———
Muy poco y muy tarde. ¡El daño está hecho! ? ‘Horrible elección de palabras': Robert Ritcher se disculpa por un «simple» comentario.

Hacia adelante

Una pregunta aparentemente trivial en Twitter sobre cómo referirse al convicto generó fuertes respuestas. El hilo, al que se accede haciendo clic sobre el tuit, reveló la profundidad de las emociones tras las decenas de respuestas:

¿Podrían los periodistas dejar de referirse a Pell como cardenal Pell? Ya es una práctica antigua y aceptada el referirse a los criminales convictos por su apellido solamente, sin títulos honoríficos. No veo por qué este abusador infantil deba tener un trato especial.

Mientras tanto, El Vaticano abrió su propia investigación sobre las acusaciones contra Pell, hecho que podría llevar a su separación del sacerdocio.

Cerramos con unas palabras de Emma Younger, periodista que presenció el juicio:

El análisis de la sentencia de George Pell que hacen muchos que no estuvieron en el tribunal es interesante.

Las pruebas de la víctima se presentaron a puerta cerrada, lo que significa que solo los doce jurados escucharon el caso completo.

Personalmente, creo que será mejor dejar este caso para la Corte de Apelaciones.

Sin duda, la decisión de apelación causará tanto revuelo como el veredicto condenatorio.

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