Cómo grupos de apoyo se unieron para la liberación de futbolista bahreiní detenido en Tailandia

Futbolista Hakeem al-Araibi (derecha) vuelve a Australia tras más de dos meses detenido en Tailandia. Foto de la cuenta de Instagram de al-Araibi.

Luego de estar detenido 76 días, las autoridades tailandesas pusieron en libertad al refugiado bahreiní Hakeem al-Araibi el 11 de febrero de 2019. Entidades deportivas y futbolistas de todo el mundo estuvieron entre quienes hicieron campaña por su libertad.

Al-Araibi era parte de la selección nacional de fútbol de Bahréin hasta que criticó públicamente la violenta represión contra manifestantes, que incluían atletas, luego de los levantamientos árabes de 2011. Fue arrestado y torturado por hablar contra el abuso. Huyó del país en 2014 y buscó asilo en Australia, donde le concedieron la condición de refugiado. Desde entonces, ha jugado para varios equipos de fútbol en Melbourne.

Al-Araibi y su esposa viajaron a Tailandia de luna de miel en noviembre de 2018. Cuando se registraban en su vuelo de regreso a Australia, oficiales de la Interpol arrestaron a al-Araibu en el aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok, por un pedido de extradición de Bahréin.

El pedido de extradición se deriva de un segundo caso contra al-Araibi, que fue condenado en ausencia acusado de destrozar una estación de policía. Él lo refuta y dice que sus críticas públicas a funcionarios del fútbol y miembros de la familia real son la razón para este juicio.

Las noticias de su arresto llevaron a que varios grupos de fútbol de Australia pidieran su liberación. El equipo de Al-Araibi, club de fútbol Pascoe Vale de Melbourne, instó a las autoridades tailandesas a permitir que su compañero de equipo regrese a Australia:

Pascoe Vale FC is proud of the work that we have done working to help protect refugees from around the world, and we participate in networks dedicated to that cause. We are also proud to call Hakeem al-Araibi our friend and teammate.

El club de fútbol Pascoe Vale de Melbourne está orgulloso del trabajo que ha estado haciendo para ayudar a proteger refugiados de todo el mundo, y participa en redes dedicadas a esa causa. También está orgulloso de tener como amigo y compañero de amigo a Hakeem al-Araibi.

Albion Thunder, equipo compuesto de miembros del Centro de Recursos para Solicitantes de Asilo, y St Albans Gospic apoyan la campaña salvemos a Hakeeem después de un partido amistoso previo a la temporada ayer en Hoppers Crossing.

Craig Foster, excapitán del equipo australiano Socceroos, hizo campaña en línea y fuiera de línea para garantizar la libertad de Al-Araibi. En un artículo de opinión para The Guardian, escribió que “era una lucha por el alma del deporte”. Agregó:

We think that this campaign showed what sport can be, and our job as former players or athletes is to ensure that all sport becomes the vanguard for human rights.

Creemos que esta campaña mostró lo que puede ser el deporte, y nuestro trabajo como exjugadores o atletas es garantizar que todos los deportes se vuelvan la vanguardia de los derechos humanos.

Pero Foster también reveló que el trato que Australia da a los refugiados afectó la campaña para la libertad de Al-Araibi. Explicó en un artículo de opinión en The Sydney Morning Herald:

I have waited until after Hakeem was safely home [from Thailand] to explain that one of the reasons it was so difficult to garner international support was because of our own treatment of refugees. This was a constant theme throughout discussions with international stakeholders.

He esperado hasta que Hakeem esté a salvo en casa [de vuelta de Tailandia] para explicar que una de las razones por las que fue tan difícil lograr apoyo internacional fue por nuestro propio trato a los refugiados. Esto fue un tema constante a lo largo de las discusiones con los interesados internacionales.

En Australia y otros lugares, los simpatizantes movilizaron su esfuerzos en línea y fuera de  línea. Varias semanas después, Bahréin desestimó su pedido de extradición y al-Araibi quedó en libertad y se le permitió volver a Australia.

Entidades deportivas como la FIFA, entidad que gobierna el fútbol, el Comité Olímpico Internacional, la Federación de Fútbol de Australia, los Futbolistas Profesionales de Australia y la Asociación Mundial de Jugadores emitieron declaraciones a favor de Al-Araibi. Hasta la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) pidió la libertad de Al-Araibi, aunque algunos criticaron su inacción inicial. La AFC está encabezada por Sheikh Salman bin Ebrahim Al Khalifa, miembro de la familia reinante en Bahréin.

Salven a Hakeem.
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Poderosa muestra de apoyo de hinchas de fútbol malasios de Terengganu para la campaña Salven a Hakeen. ¡Bien por eso!

? : medios del club Terengganu.

El éxito de la campaña también destaca el potencial del deporte en la defensoría de los derechos humanos. Brian Dooley, miembro consultor del Centro del Golfo para los Derechos Humanos, se inspiró en la solidaridad global a favor de Al-Araibi:

This is the closest thing I’ve ever seen to a world football community acting together – local clubs and big stars connecting and pushing to have a footballer saved from being sent to a repressive dictatorship.

The last few months showed us that there is some sense of an international football community that isn’t controlled by billionaires, that it’s a massive force, and that it can be galvanised to fight and win against powerful interests.

Esto es lo más cercano que he visto a una comunidad de fútbiol mundial actuando junta – clubes locales y grandes estrellas conectados y presionando para que salvar de que envíen a un futbolista a una dictadura represiva.

Estos últimos meses nos han mostrado que hay una especie de comunidad de fútbol internacional que no está controlada por multimillonarios, esa es una fuerza masiva, y que se puede unir para lugar y vencer a intereses poderosos.

He aprendido tantas lecciones valiosas en estas últimas semanas en lo referente a cómo las comunicaciones estratégicas pueden marcar una diferencia para personas en necesidad. El fútbol puede ciertamente ser una fuerza unificadora (quienes los administran) tienen mucha influencia a todo nivel, cuando quiere.

Emma Race, beneficiaria de Our Watch Fellowship e integrante del podcast de Outer Sanctum, apreció el significado político de la campaña #SaveHakeem:

This effort has relied on sport exercising its political muscle to achieve the outcome. It has done so with none of the usual criticism that sport should not be political.

Este esfuerzo se ha apoyado en que el deporte ejercitara su músculo político para lograr el resultado. Lo ha hecho sin nada de la crítica habitual de que el deporte no debe ser político.

Aya Majzoub, investigadora del Líbano y Bahréin de Human Rights Watch, escribió cómo los “grupos de deportes globales pueden hacer uso de sus políticas de derechos humanos para tener una verdadera influencia en los derechos humanos”. Les recordó a equipos de otros deportes su rol en la defensa de derechos humanos:

Other sports organizations – including Formula One, whose races begin in Bahrain on March 28 – should strengthen their internal human rights policies. They should make it clear to Bahrain that they will not stay silent when sports are used as an arena for human rights abuses.

Otras organizaciones deportivas –incluida la Fórmula Uno cuya carrera empieza en Bahréin el 28 de marzo– deberían fortalecer sus políticas internas de derechos humanos. Deben dejar en claro a Bahréin que no se quedarán en silencio cuando se usen los deportes como arena para abusos de derechos humanos.

Esto es particularmente relevante para Bahréin, país al que Allan Hogarth de Amnistía Internacional acusó alguna vez de «aprovechar el… glamur y prestigio del deporte para desviar la atención de los arrestos de críticos pacíficos, denuncias de detenidos torturados, juicios injustos y sentencias de muerte».

En una artículo de opinión para The Guardian en el que reflexiona sobre su experiencia como atleta que criticó la tortura y el abuso, Al-Araibi analizó el vínculo entre deporte y poíitica:

Evidently, it is a myth that sports and politics do not mix. Authoritarian states use sports to raise their profile, like the World Cup, or Formula One races. But when athletes and individuals call attention to this practice they are imprisoned and forcibly silenced.

Evidentemente, es un mito que deportes y política no se mezclan. Los estados autoritarios usan el deporte para mejorar su perfil, como la Copa del Mundo o las carreras de Fórmula Uno. Pero cuando atletas y personas comunes y corrientes llaman la atención sobre esta práctica, los meten a la cárcel y los silencian a la fuerza.

Al-Araibi regresó y pudo ver un partido del Pascoe Vale FC el 22 de febrero.

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