De acuerdo con una estadística de 2018, en Brasil, aproximadamente el 72 % de las víctimas de homicidio son personas negras. En 2016, la cifra total de muertes violentas llegó a 61 283. Esta impactante cifra equivale al promedio anual de fallecidos en Siria, un país dividido por la guerra, como lo señala la antropóloga Moritz Schwarcz en sus esfuerzos de dirigir la atención al problema del racismo en su país.
Moritz Schwarcz, profesora de la Universidad de São Paulo y académica invitada de la Universidad Princeton, es una importante historiadora y antropóloga brasileña extensamente aclamada por resaltar el legado del pasado de esclavitud de Brasil.
Su vasta obra incluye una «biografía» de Brasil que consta de 808 páginas y abarca 500 años de historia, que coescribió con Heloisa Starling, y un popular canal de YouTube donde ahondar en los problemas contemporáneos más apremiantes del país. Su nueva obra, que trata sobre los orígenes históricos del autoritarianismo de Brasil, saldrá a la venta en mayo de 2019.
Aunque el autor austriaco Stefan Sweig quedó maravillado, mientras viajaba por la región noreste del territorio en 1936, de la «democracia racial» del país en su ensayo «Brasil: la tierra del futuro«, Schwarcz demostró que las heridas de casi 400 años de esclavitud todavía no han sanado en el presente.
Un reciente recordatorio del problema racial de Brasil sucedió el 14 de febrero, cuando un guardia de seguridad mató a un adolescente negro desarmado en un supermercado, en Río de Janeiro. El hecho fue grabado por medio de un teléfono móvil y difundido extensamente en los medios sociales.
Para entender cómo se estableció el racismo en Brasil y cómo sigue arraigado en la sociedad, Global Voices entrevistó a Moritz Schwarcz telefónicamente. La siguiente entrevista se editó ligeramente por motivos de brevedad y claridad.
Global Voices: En cuanto se difundió la noticia de que un guardia de seguridad mató a un adolescente negro en un supermercado, una parte del público se quejó de que el caso no generó la misma reacción como cuando un perro fue asesinado a golpes, también en un supermercado, en diciembre pasado. ¿Cómo se puede explicar esto?
Moritz Schwarcz: Está gerando, eu vi muita reação. Eu acho que o que explica a pouca reação por parte de alguns setores é isso que chamamos de racismo estrutural. A gente chama de racismo estrutural porque ele pode ser percebido na área da saúde, na área da educação, na área da moradia, do transporte, do lazer, nos índices de mortalidade. Um racismo que é de fato estrutural, ele é tão enraizado, que ele passa a ser naturalizado pela sociedade, no sentido de que a sociedade não se comove mais. Dito isso, acho que estamos mudando. Acho que não são mais tão invisíveis como eram.
Moritz Schwarcz: He visto muchas reacciones al respecto. Pienso que la reacción moderada que manifestó alguna parte del público se puede explicar a través de lo que denominamos racismo estructural. Lo llamamos así porque lo percibimos en el ámbito de la salud pública, la educación, la vivienda, el transporte, el ocio, y también en los índices de mortalidad. Un racismo que es tan estructural, que está tan arraigado, pasa a quedar asimilado por la sociedad, en el sentido de que ya no se inmuta [ante actos racistas]. Dicho esto, pienso que estamos cambiando. Creo que esos problemas ya no son tan invisibles como eran antes.
GV: Cuando dices asimilar, ¿te refieres en el sentido de que la sociedad brasileña crea narrativas que justifican la violencia en contra de la víctimas?
Moritz Schwarcz: Nós sabemos que temos índices de violência contra jovens negros nas periferias, como é o caso que vimos agora, de genocídio. Eu faço uma comparação em um livro que vou publicar em maio. Os índices de morte no Brasil são índices da guerra na Síria. O que é a invisibilidade? A população brasileira já pensa: olha, essa pessoa, com essa idade, com esse cabelo, com essa cor, já explica tudo. Não explica! É dessa maneira que a naturalização age. Você acha que é tão natural, que não é preciso nenhuma comoção mais forte. Esse é o lado perverso desse racismo estrutural.
Moritz Schwarcz: Sabemos que tenemos índices de violencia contra los jóvenes negros, que viven en la periferia urbana, que se comparan con el genocidio. Hago esta comparación en el libro que voy a publicar en mayo. Los índices de mortalidad en Brasil son actualmente los mismos que en la guerra de Siria. ¿Qué es la invisibilidad? Se manifiesta cuando la población brasileña piensa: es una persona de esta edad, y este estilo de cabello, y este color de piel, por consiguiente, se explica todo. ¡Pero no es así! Esa es la manera en que funciona la asimilación. Crees que el asesinato de una persona negra es tan natural, que no hay necesidad de hacer un gran alboroto al respecto. Ese es el lado más cruel del racismo estructural.
GV: Días después del asesinato de Pedro Henrique (el adolescente negro), vimos que muchos brasileños de la misma raza compartieron sus testimonios de cómo es vivir bajo constante sospecha. ¿Nuestras fuerzas de seguridad siempre han tenido esta actitud hacia ellos?
Moritz Schwarcz: O Brasil foi o último país a abolir a escravidão nas Américas, depois de Estados Unidos, Cuba, e Porto Rico. Se pensarmos que recebemos quase metade dos africanos e africanas que saíram do seu continente de origem, se pensarmos que a escravidão estava tão disseminada que não havia território no Brasil onde não tivesse escravos, a gente vai pensando que um sistema que pressupõe a posse de uma pessoa por outra pessoa já produz uma sociedade muito violenta. Violenta por parte dos senhores, que compunham uma minoria que tinha de oprimir e controlar uma maioria, e também por parte dos escravizados e escravizadas. Desde a época da escravidão, o Estado criou aparatos de repressão às manifestações dessas populações. Nós sabemos que a polícia dá mais flagrantes em negros, quer dizer, as batidas se dão sobretudo com negros. Não vemos negros circularem em alguns espaços de sociabilidade brancos. Eles são abordados em shoppings. O fato de não repararmos que existem espaços de sociabilidade distintos, são facetas disso que chamamos de racismo estrutural.
Moritz Schwarcz: Brasil fue el último país del continente americano en abolir la esclavitud [en 1888], después de Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico. Si creemos que recibimos la mitad de africanos y africanas que fueron raptados de su continente original, si consideramos que la esclavitud se extendió por todo el territorio y que no hubo ninguna región en Brasil libre de esclavos, nos daremos cuenta de que un sistema en el que una persona tiene derecho de considerar a otra como su propiedad, por definición, generará una sociedad muy violenta. Violencia de parte de los esclavizadores, una minoría que tuvo que oprimir y controlar a una mayoría, y también de parte de los esclavizados. Desde los días de la esclavitud, el Estado ha creado herramientas para reprimir la expresión de esas poblaciones. Sabemos que la policía es más propensa a arrestar a los negros. No les vemos circular en espacios donde socializan los blancos. Los detienen para registrarlos, en los centros comerciales. El hecho de que nosotros, la población de raza blanca, no nos percatemos de la existencia de los entornos sociales diferentes, es un aspecto de lo que denominamos como racismo estructural.
GV: ¿Qué distingue el racismo que se experimenta en Brasil?
Moritz Schwarcz: O fato de o Brasil ter convivido por tantos anos com um sistema que foi abolido com uma lei curta e conservadora, que não previu a inclusão [dos negros libertados]. Isso criou uma espécie de racismo à brasileira que, todos os racismos são ruins, mas o nosso acomoda a ideia de inclusão cultural com absoluta exclusão social. Isso também fez com que os brasileiros dissessem, durante muito tempo, que aqui não havia preconceito, que vivíamos em uma espécie de democracia racial, quando acontecia o oposto. Esse tipo de preconceito retroativo produz mais dificuldades no que se refere à construção de movimentos sociais, de inclusão, de sociedade, porque se supõe que não existe o preconceito.
Moritz Schwarcz: El hecho de que Brasil tuvo, durante muchos años, un sistema que fue abolido por una ley tan concisa y conservadora, que no contempló la inclusión social de la población de raza negra que recuperó su libertad, creó un tipo de racismo que es específico de este territorio. Cualquier racismo es malo, pero el nuestro se basa en la idea de la inclusión cultural con una exclusión social absoluta. Esto llevó a que muchos brasileños creyeran, durante mucho tiempo, que aquí no existió el prejuicio, que vivimos en una especie de democracia racial, cuando lo que sucedió fue exactamente lo contrario. Este tipo de prejuicio retroactivo dificulta la creación de movimientos sociales a favor de la inclusión, pues se supone que no existe el prejuicio.
GV: Ahora, damos inicio a un nuevo contexto, con un nuevo gobierno que propone un paquete de leyes contra la delincuencia que, según los expertos, hará que algunas comunidades reciban un peor trato de parte de las autoridades. Por otro lado, el Gobierno respalda la retórica «todos somos iguales».
Moritz Schwarcz: Essa ideia da igualdade universal só existe se partisse do mesmo patamar. O que não existe. É preciso que existam políticas de ação afirmativa, que não são para sempre, mas a ideia é que é preciso desigualar para depois igualar. Como é que em um país que é campeão em desigualdade social, em concentração de renda, de terra, como você transporta um conceito se a situação é absolutamente distinta? O Brasil entrou tarde na discussão dos direitos civis, no final dos anos 1970, começo dos anos 1980, graças ao ativismo negro, indígena, das mulheres, das mulheres negras, que mostram que é balela legislar igualdade em um país tão desigual quanto o Brasil.
Moritz Schwarcz: La idea de la igualdad universal es real solo si todos comienzan en el mismo nivel. Eso no existe. Es necesario tener políticas de discriminación positiva, que no estén destinadas a durar por siempre; necesitamos tratar las cosas con desigualdad antes de poder tratarlas con equidad. ¿Cómo puedes introducir semejante concepto en un país que promueve la desigualdad social, la concentración de tierras e ingresos? Brasil ingresó al debate de derechos humanos muy tarde, a finales de la década de 1970, principios de la siguiente, gracias al activistmo negro, indígena, de las mujeres indígenas, que demostraron que es insensato legislar equidad en un país desigual, como Brasil.
GV: ¿Qué opinas de estos problemas, tomando en consideración el paquete legislativo del Gobierno para combatir el crimen ?
Moritz Schwarcz: O país é muito violento, não só contra negros, mas que pratica feminicídio, campeão em estupros. É um país onde a violência se apresenta de uma forma disseminada. Acho que esse foi um governo eleito em cima do clamor correto dos brasileiros por mais segurança, por menos violência. Se de um lado é preciso isso, é preciso tomar muito cuidado com o tipo de medida que vai se estabelecer. Eu não sou especialista nessa área, mas a ideia da livre defesa, em um país como o nosso, num país em que um dos grandes medos da população é a polícia, segundo pesquisa recente, que tem números da população encarcerada imensos, não se pode legislar sobre a violência sem pensar com que país você está lidando.
Moritz Schwarcz: Brasil es un país muy violento, no solo contra los negros, sino también es puntero en los índices de feminicidio y violación. Es una nación donde la violencia es generalizada. Pienso que eligieron a este gobierno partiendo de la pretensión justificada de obtener más seguridad, y menos violencia. Necesitamos propuestas que detengan los niveles de violencia que tenemos ahora, a fin de que los brasileños puedan salir a las calles de manera segura. No obstante, es de suma importancia ser precavidos con las políticas que adoptaremos. No soy experta en esta área, pero la idea de la defensa personal libre, en un país como el nuestro, donde la población le teme profundamente a la policía, como se demostró en un estudio reciente, una nación que tiene una inmensa cantidad de población encarcelada, uno no puede legislar sobre la violencia sin considerar con qué país se está lidiando.
GV: ¿Existe alguna forma en que podamos cambiar la manera en que la sociedad brasileña percibe la vida de los negros?
Moritz Schwarcz: Claro que tem que ser respeitado o lugar de fala, mas acho que a sociedade brasileira também precisa de grupos brancos contra o racismo, porque é uma questão da vida brasileira. Transformar esses episódios em episódios politicamente relevantes é um papel que cabe a todos nós. Evitar que eles caiam no véu do obscurecimento, de uma sociedade que costuma baixar o véu sob essas questões. Acho que esse é um papel de todos nós.
Moritz Schwarcz: Por supuesto que debemos respetar la postura de cada persona que se expresa, pero pienso que la sociedad brasileña necesita también que los grupos blancos asuman una postura contra el racismo, porque se trata de un asunto de la vida brasileña. Transformar esos episodios en episodios relevantes desde el punto de vista político es algo que todos deberíamos hacer. Debemos evitar que se queden en el olvido, somos una sociedad que normalmente cubre esos problemas. Considero que este es un papel que todos tenemos que desempeñar.
GV: ¿Podemos realizar esto con respecto a la muerte de Pedro Henrique?
Moritz Schwarcz: Eu penso que sim, penso que estamos conseguindo finalmente dar visibilidade a esse problema. Penso que não existe sociedade democrática com racismo. O racismo é uma trava à nossa República, uma trava forte. Quanto mais a população brasileira, de forma geral, reagir a esses episódios de violência, quanto mais politizar esses crimes, melhor para todos nós.
Moritz Schwarcz: Creo que sí, pienso que finalmente le estamos otorgando visibilidad a este problema. Considero que no puede existir una sociedad democrática cuando tienes racismo. Este es el lastre de nuestra república, y es muy fuerte. Mientras más reacciones se generen dentro de la
población brasileña, mejor será para todos.