Tras años de censura, constantes cortes de energía, la menguante presencia de los medios no estatales y la agresiva polarización política, la internet de Venezuela se ha vuelto un lugar muy complicado. Es, incluso, un campo de batalla en medio del conflicto político. Buscar y analizar la información en línea resulta cada vez más difícil.
Sin embargo, no estamos solos en la lucha. En este entorno turbio e incierto, miles de venezolanos dentro y fuera del país encontramos a alguien especial, un guía que sabe leer en la oscuridad. Se llama Luis Carlos Díaz.
Él es periodista, algo genio, amante de la gastronomía y colaborador de Global Voices. Su nombre ocupó los titulares hacia mediados de marzo cuando fue arrestado por las autoridades del Gobierno en Caracas. Pero nosotros lo conocíamos no como el protagonista de una noticia, sino como una persona que crea los medios constantemente y bajo sus propios términos.
Luis Carlos y yo tenemos una larga historia. Nos conocimos en la universidad, tuvimos algunas clases juntos y nos hicimos muy buenos amigos. Me hizo leer a Kapuscinski por primera vez, me contó cómo lo inspiró para escribir sobre el periodismo de paz y me animó a crear mi propio blog. Incluso hicimos un blog juntos con otro amigo, un espacio para comentar sobre todas las cosas que parecían tan grotescas que daban risa. Y también me invitó a unirme a Global Voices.
Unos años después, Luis Carlos conoció a una mujer maravilla de la vida real llamada Naky Soto, quien se convertiría en su principal colaboradora en el trabajo y en la vida. Naky es una profesional de la comunicación que habla nada menos que sobre la defensa de los derechos y sobre ser ciudadano.
El resto de la historia es fácil de adivinar. Se enamoraron, se casaron e iniciaron una vida juntos.
‘Hangouts políticos’
Durante los últimos diez años, el trabajo de Naky y Luis Carlos en varias plataformas de internet se volvió un referente para muchos venezolanos mientras el país caía en crisis y la comunidad de venezolanos fuera del país aumentaba rápidamente. Durante ese tiempo, la censura se intensificó (en todas sus formas) y las redes digitales se volvieron nuestra fuente de información más confiable.
Naky y Luis Carlos se convirtieron en dos de los más reconocidos y fidedignos lectores de la situación. Eran muy rápidos para aprender sobre las nuevas herramientas y procesos de comunicación, y aún más rápidos para olfatear las motivaciones políticas y la controversia en el ámbito nacional. Juntos encontraron la manera de explicarlo todo valiéndose de una combinación de análisis serios, referencias a la cultura pop y su genio característico.
En uno de sus primeros proyectos, «Hangouts políticos«, usaban Google Hangouts para explicar lo que pasaba en Venezuela. La gente se conectaba y participaba enviando comentarios y preguntas.
Poco después, Naky empezó a publicar resúmenes diarios en Facebook, a partir de los cuales podías enterarte de lo que pasaba y entender por qué era importante. También se volvió una prolífica fotógrafa que publicaba fotos de insectos singulares (#Bichos) y de plantas que se rehusaban a ceder su lugar al concreto de la ciudad en su serie de fotografías #Tercas.
En septiembre de 2018, un seguidor tomó una de sus etiquetas de #Tercas para dar un poderoso mensaje:
Por las personas que luchan «tercamente» por lograr un país de respeto, responsabilidad y libertad coloco fotos de plantas creciendo en sitios inusuales. La primera: la vida no conoce ni respeta candados, prisiones ni censuras @Naky #tercas pic.twitter.com/LVAq2PrWTG
— Alejandro Alvarez I (@aalvarezi) September 6, 2018
Las conversaciones de Naky y Luis Carlos en los Hangouts, en Telegram y en Twitter se volvieron populares en las universidades y en espacios públicos de todo el país y de la región. No lo hacen solo por los seguidores, pero la cantidad que tienen es impresionante. Además de las decenas de miles de seguidores en Instagram y visualizaciones en YouTube, tienen casi medio millón de seguidores entre sus dos cuentas de Twitter (@LuisCarlos y @Naky).
Cómo usar internet
De Luis Carlos y Naky hemos aprendido a leer mejor toda clase de medios, a lidiar con el mal servicio de internet, a entender por qué es importante registrar, documentar y denunciar los abusos. Nos enseñaron a ser cuidadosos con la información que manejamos y difundimos, qué fuentes son fidedignas, y a ser pacientes con los familiares que llenan nuestros grupos de WhatsApp de noticias falsas.
Cuando los servicios más populares fallan, Luis Carlos suele ayudarnos a encontrar alternativas:
WhatsApp está sufriendo fallas.
Momento publicitario para decirles que Telegram sigue activo y allí somos un gentío pasándola bien.https://t.co/c9i3Vq4HZj— Luis Carlos Díaz (@LuisCarlos) December 31, 2017
Hace poco, hizo un video corto sobre los hackers. El mensaje central era: «Hazte amigo de un hacker, quiere a tu hacker y entiende cómo opera porque, en el fondo, todos lo vamos a ser».
? ¿Sabes qué son los #hackers y por qué los necesitamos?
Lo cuento en #TodosLosDíaz, sobre todo en un momento en el que la política está siendo hackeada y nos hacemos falta.#Patreon ? – https://t.co/wU5PGZeM8S pic.twitter.com/QVLRvZXm4U— Luis Carlos Díaz (@LuisCarlos) February 15, 2019
Todos los días, en serio
Más recientemente, lanzaron un proyecto en Patreon donde los suscriptores y colaboradores encuentran videos analíticos y episodios de «En serio», su más reciente trabajo conjunto, donde ayudan a los espectadores a entender los últimos acontecimientos políticos que tienen lugar en el país, que resultan bastante difíciles de comprender en su totalidad.
Venezuela cambió tan rápida, violenta y extrañamente que la única forma de llegar a entender todo lo que pasa es conectarse a una red de personas dentro y fuera del país. A lo largo de los años, estas dos personas nos demostraron que el aprendizaje no necesita estar limitado a algunos espacios y que puede darse mediante la colaboración, conectando a la gente, evolucionando constantemente, superando obstáculos e iluminando el camino para quienes aún tienen dificultad para encontrarlo.
Gracias a su trabajo, miles (amigos, seguidores y colaboradores) formamos una red. Pudimos aprender de ellos y aprender unos de otros. Mirando hacia el futuro, todo nos queda claro. Nuestra red es exactamente lo que necesitamos para seguir adelante.