Nuevas olas de #MeToo se expanden en las redes de México

Imagen de la campaña #MeTooPeriodistasMexicanos, del colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM). Usada con permiso.

A casi año y medio de su explosión en Estados Unidos, el movimiento MeToo (en inglés, «yo también») está lejos de perderse de vista en la escena global. A raíz de la aparición de la campaña en línea de #MeTooEscritoresMexicanos en la tuitósfera mexicana, una nueva oleada de denuncias de acoso sexual en el mundo del cine, el periodismo, el activismo, las artes y la literatura surgió durante el fin de semana del 22 y 23 de marzo en el país, y ha tomado gran revuelo en los días siguientes.

El origen de esta oleada de denuncias en redes inició con un tuit de la escritora y editora Ana G González, quien denunció a un conocido periodista a partir del testimonio de personas cercanas a su círculo de amistades. Dicho tuit dio paso al hashtag #MeTooEscritoresMexicanos, que dio paso a su vez al resto de los hashtags.

Así surgieron #MeTooCineMexicano, #MeTooFotógrafosMexicanos, #MeTooMúsicosMexicanos, #MeTooAcadémicosMexicanos, #MeTooTeatroMexicano, #MeTooCreativosMexicanos, #MeTooPeriodistasMexicanos y muchos más. Entre las más recientes -creados días después de los primeros hashtags- están #MeTooActivistasMexicanos, #MeTooTech, #MeTooPublicidad, #MeTooPolíticosMexicanos, y la lista sigue creciendo.

Con objeto de poder recibir historias y denuncias de forma anónima, se crearon cuentas de Twitter para cada gremio mencionado en los hashtags (como @MeTooEscritores o @MeTooCineMx, por ejemplo).

Por su parte, el surgimiento de #MeTooPeriodistasMexicanos está asociado con un evento del colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) que tuvo lugar el sábado 23 de marzo. En el evento se presentó el proyecto #AcosoData, con el que recolectan información sobre casos de acoso, hostigamiento y agresiones sexuales contra mujeres periodistas y revelaron que el 43% de estas mujeres habían sido agredidas al menos una vez por sus propias fuentes.

Al reconocer el impacto potencial de #MeTooEscritoresMexicanos, el equipo de PUM lanzó #MeTooPeriodistasMexicanos, que dio lugar a la creación de la cuenta asociada a la campaña.

Millones de personas han interactuado con los hashtags, y algunos de ellos han tenido resultados concretos. El periódico Reforma separó de su cargo al director, al igual que dos periodistas del medio Chilango, que tiene aún a uno de ellos bajo investigación.

Del mismo modo, la red Wikipolítica, que se conforma por un grupo de jóvenes activistas organizados a través de nodos en distintos lugares del país para conectar representantes políticos independientes con la sociedad civil, expulsó a dos de sus miembros, también denunciados en redes sociales a través de #MeTooActivistasMexicanos.

Valientes… y hartas

Imagen de la campaña #MeTooPeriodistasMexicanos, del colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM). Usada con permiso.

La campaña original que dio el nombre al hashtag fue iniciada por la activista estadounidense Tarana Burke en 2007 y estalló con denuncias en Hollywood contra poderosos productores de la industria en 2017.

Otras campañas originadas en México o en otros países de América Latina como #MiPrimerAcoso, #SiMeMatan, #AquíTambiénPasa han impuesto, en el pasado, la conversación sobre la violencia contra las mujeres desde las redes.

Con esto se ha buscado hacer eco de los múltiples tipos de violencia que se han traducido, de acuerdo con ONU Mujeres, en que al menos seis de cada diez mujeres mexicanas haya enfrentado un incidente de violencia, que 41.3% haya sido víctima de violencia sexual y que en promedio nueve mujeres al día hayan sido asesinadas en 2018.

Desde la cuenta en Twitter que se abrió para recibir denuncias de mujeres acosadas o abusadas en el mundo de la academia se desprende la importancia de ver estas campañas como un reflejo de cómo estas desigualdades dadas por el género han pasado todos los límites:

Desde Medium, Astrid López Méndez, una de las denunciantes de abusos en el mundo de la literatura, escribió su testimonio en forma de carta abierta. En el texto contó no solamente la situación de acoso, sino el aislamiento al que tuvo que enfrentarse al pedir ayuda de amigos y colegas:

El silencio a veces es la única manera de lidiar con el dolor. Pero también, a veces, poco a poco, las mujeres aprendemos a hablar, a decir lo que nos ha lastimado. No es sencillo. Por eso, a quienes están en ese proceso, les escribo también, no están solas.

Las complicaciones del anonimato

Quienes se han unido a esta iniciativa también reflexionan sobre las complejidades de los casos y los aprendizajes de las primeras olas de #MeToo dentro de la farándula tanto de Hollywood como de México. Así, una de las discusiones dentro de esta última campaña ha sido la importancia del anonimato, aún reconociendo las complicaciones que vienen con esas denuncias.

Por su parte, Ana G González desarrolló algunas de esas ideas en un hilo en Twitter, en las que invita a reflexionar sobre la presunción de inocencia, las denuncias falsas, la protección de las víctimas que no denunciarían de no ser amparadas por el anonimato, las represalias de los perpetradores y también la importancia de no «homogeneizar las violencias»:

Los hombres también han acudido a las redes para participar de la conversación. Entre ellos el escritor Raúl Aníbal Sánchez Vargas en Medium, que se vio reflejado en el perfil de los hombres denunciados dentro de los diferentes hashtags:

Creo que lo principal es el temor a reconocernos como agresores porque, a final de cuentas, tenemos un universo moral del cual no queremos ser los villanos. Tal vez por eso entre los escritores, artistas y personas de izquierda reconocernos como ESO, es casi imposible. […] Además, va junto con pegado al mito del aliado, feministo, deconstruido […] El entusiasmo y las ganas de la emancipación de nuestra contraparte femenina no nos eximen de volvernos agresores.

En un país en donde más del 90 por ciento de los delitos no se denuncian por la falta de confianza en las autoridades, estas campañas se presentan como una oportunidad para reconsiderar la falta de acceso a la justicia para las mujeres en México, la normalización de la violencia de género, y el rol de las masculinidades en todo ello.

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