Crece controversia en Myanmar: Plantación de banano en el estado de Kachin en fotos

Este artículo ^[1] de Nan Lwin se publicó en The Irrawaddy, portal web independiente de noticias en Myanmar [antigua Birmania], y se reproduce en Global Voices como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

Esta plantación de banano de 500 acres [1 acre = 4 047 metros cuadrados], localizada en el municipio de Lamyang en el Estado de Kachin, cobra vida a las 7 a.m. cada mañana. Los trabajadores, hombres y mujeres por igual —la mayoría proveniente del estado de Rakhine—, transportan sobre balancines racimos recién cortados de banano verde hasta un área de procesamiento, donde el banano se enjuaga y se pone en remojo dentro de un tanque que contiene una solución química especial. Nadie sabe de qué está compuesta la solución, pero dicen que «sirve para que los frutos duren más». El banano se carga luego —bajo los ojos atentos de los supervisores chinos— en camiones de 12 ruedas que lo llevan hasta su destino final: la provincia de Yunnan, en China.

«Nos lleva cerca de cuatro horas cargar completamente un camión. Después de eso, tenemos nuestra pausa de almuerzo», dice un trabajador.

La escena es una pequeña muestra de la rápida expansión de las plantaciones de banano para cultivo de tejidos vegetales ^[2], en el estado de Kachin. Según el ministro de Agricultura, Ganadería y Riego, Kachin tiene más de 60 000 acres de esas plantaciones. Las organizaciones sociales, sin embargo, afirman haber contado más de 170 000 acres en los municipios de Waimaw, Bhamo, Schwegu, Mansi, Momauk y Dokphoneyan, localizados en el mismo estado de Kachin. La mayoría de las plantaciones cuenta con respaldo chino, y está acusada de robar tierras ^[3], de causar daños ambientales, y de violar los derechos laborales de sus trabajadores.

Las plantaciones de banano para cultivo de tejidos vegetales están prohibidas en Laos y en Tailandia, pero están por todas partes en el estado de Kachin ^[4], una región devastada por la guerra. La mayoría de la tierra de cultivo abandonada por el desplazamiento étnico en Kachin ha sido reemplazada por estas plantaciones.

Según informes de las organizaciones sociales, las compañías están usando insecticidas, herbicidas y fertilizantes, y los aplican de una forma irresponsable; afirman además que los químicos han contaminado las fuentes de agua, lo que envenena el suelo y mata peces y ganado.