En Barcelona, una antigua sede cultural es refugio autogestionado por y para personas en situación de calle

Imagen de la sede la antigua Casa de Cádiz, ahora ocupada. Foto: Pere Montiel, usada con permiso.

Cerca de la turística catedral de la Sagrada Familia, en Barcelona, un grupo de personas sin hogar ocupan un inmueble conocido como “La Casa de Cádiz”. Buscan transformarlo en un proyecto, para dar solución inmediata a urgencias habitacionales y desarrollar actividades de interés social.

Uno de los impulsores de la iniciativa, Lagarder Danciu, explica en su blog que después de diez años de abandono, la casa, una propiedad compartida por el Ayuntamiento de Cádiz y el banco Bancaja, fue tomada desde el pasado 9 de noviembre de 2018. Ahora es autogestionada por los mismos usuarios. El proyecto acoge personas refugiadas, personas mayores con pensiones insuficientes para costear un alquiler o familias desahuciadas de sus casas.

Los retos del proyecto, ni son pocos, ni son simples. La policía se ha presentado en varias ocasiones para detener las obras de acondicionamiento y también por denuncias de usurpación de inmueble que al parecer vienen del ayuntamiento de Cádiz. Ello ha supuesto críticas al alcalde de esa ciudad, José María González, «Kichi«, pues es conocido por sus inclinaciones anticapitalistas y defensor de los derechos sociales, según El Periódico.

De acuerdo con el medio local Metrópoli Abierta, Danciu no oculta sus críticas ni a las instituciones ni a las organizaciones. De hecho, a través del mismo medio, subrayó que las ONGs «trafican a diario con la pobreza”, algo que buscan contrarrestar con proyectos como «Okupa Casa Cádiz».

Ahora bien, es probable que el reto más importante del proyecto sea el hecho de que en medio de todo, el ayuntamiento de Cádiz haya puesto la casa en venta.

La hora de la cena en Casa de Cádiz. Los integrantes se reúnen alrededor de la mesa. Foto: Pere Montiel. Usada con permiso.

Tareas habituales y actividades culturales en «Okupa Casa Cádiz»

En su canal en YouTube, Danciu explica que las personas que participan quieren que su situación cambie y proyectos como este dan un espacio para que sea posible.

Se llevan a cabo tareas habituales como la cocina, la limpieza o la lavandería. Un comité formado por los mismos residentes evalúa estas actividades que suman puntos a favor de quien las ha realizado, para continuar sus estancias:

El proyecto documenta sus actividades en una Web, en un perfil de Twitter y en la cuenta de YouTube de Lagarder Danciu.

Al mismo tiempo, residentes y personas afines organizan distintas actividades. Por ejemplo, «cafés filosóficos«, con lecturas en grupo, y talleres artísticos y terapéuticos, como el que se ve en el tuit a continuación:

Otros organizadores del proyecto explicaron a Global Voices que se llevan a cabo clases de catalán y español para refugiados políticos y económicos. También se celebran conciertos de música alternativa, como el del pasado 23 de marzo con el grupo de hip hop, «No somos tu rollo«:

El dúo de hip hop «No Somos Tu Rollo» actuando en Okupa Casa Cádiz. Foto: Pere Montiel. Usada con permiso.

Las reivindicaciones de Okupa Casa Cádiz

El Movimiento Okupa se ha conocido como un movimiento social que toma inmuebles y solares abandonados, sin el permiso de sus propietarios. En España, el fenómeno de la “okupación” empezó en Barcelona, en los 80s. El movimiento estaba vinculado al «Squatting», extendido en la misma época por la Europa democrática y los Estados Unidos en los 70s.

Tanto para el Squatting como para el Movimiento Okupa, el motor principal es responder a las dificultades económicas, denunciar las limitaciones del derecho a la vivienda y a la propiedad privada. Okupa Casa Cádiz añade a estas preocupaciones la privatización de los servicios sociales.

Específicamente, los residentes de Casa Cádiz son críticos con los servicios públicos cuya gestión ha sido privatizada mediante concursos de adjudicación, ofrecidos por el Ayuntamiento de Barcelona. Se refieren a servicios sociales básicos y especializados, como por ejemplo la atención domiciliaria, o los que afectan directamente a los sin techo, como la atención a emergencias sociales, que a pesar de ser de titularidad pública son llevados por empresas privadas.

Otro aspecto destacado del proyecto es la denuncia de la especulación inmobiliaria y la vulneración del derecho constitucional a una vivienda. Muchos de los usuarios del proyecto provienen de desalojos producidos por la fuerte especulación y la subida desmesurada de los alquileres.

Destino incierto

A pesar de continuar el proceso de venta del inmueble, el Ayuntamiento de Cádiz ha intercedido y en enero hizo una oferta de cesión temporal. Sin embargo, los habitantes de la casa ven la oferta con recelo, pues pide a los sin hogar constituirse una asociación legal, lo que les hace sentir «controlados», explicó Danciu el periódico La Voz de Cádiz.

El activista, Lagarder Danciu posa con Ronny. Foto: Pere Montiel, usada con permiso.

Una nueva propuesta sigue negociándose, la de «incorporar a dos asociaciones en la intermediación y negociación: la asociación Carpa y la Asociación Nacional Andaluza, con quienes el abogado de los okupas ya se ha puesto en contacto».

La concejala de Asuntos Sociales, Ana Fernández, explicó al medio local La Vaguardia que el ingreso por la venta de la casa es necesario para el presupuesto de la ciudad: «Dada la situación económica en la que se encuentra, el Ayuntamiento de Cádiz no se puede permitir que la ciudad deje de ingresar la cantidad que supone [la venta] de un local de estas características».

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