Cómo los medios afines al Gobierno en Marruecos usan «noticias falsas» para atacar y silenciar a activistas del Rif

Manifestantes en un plantón de protesta en Imzouren, a 14km de la ciudad de Al-Hoceima, región del Rif. Foto de AlhoceimasOfficiel. Usada con autorización.

Este artículo es el primero de una serie de dos partes sobre represión de medios y «noticias falsas» en Marruecos. Se escribió en colaboración con Access Now.

En septiembre de 2018, Nasser Zefzafi, encarcelado líder del movimiento de protesta del Hirak en la región del Rif, Marruecios, fue nominado para el prestigioso Premio Sakharov para la Libertad de Pensamiento de Parlamento Europeo. El premio anual fue establecido en 1988 para honrar a «personas que han hecho una colaboración excepcional a la lucha por los derechos humanos en todo el mundo».

Actualmente, Zefazfi cumple una sentencia de 20 años de prisión por su rol como líder en la protestas del Hirak. El movimiento de protesta tomó impulso después de la muerte de Mohsin Fekri, vendedor de pescado cuyo producto fue confiscado por las autoridades en la ciudad de Al Hoceima el 29 de octubre de 2016. Cuando Fekri intentó recuperar el pescado, murió aplastado por un camión de basura.

Zefzafi llegó a a la lista de tres finalistas para el Premio Sakharov, pero no ganó. El premio le fue concedido al director de cine y escritor ucraniano Oleg Sentsov.

Luego del anuncio del ganador el 25 de octubre, el sitio de noticias marroquí Cawalisse publicó una historia inventada que sostenía que el Parlamento Europeo “retiró el nombre de Zefzafi de la lista de ganadores» porque es un “delincuente que no tiene relación con los derechos humanos”.

Captura de pantalla de la noticia inventada de Cawalisse que sostiene que el Parlamento Europeo calificó a Zefzafi de »delincuente’.

El artículo (que no incluye el nombre del autor) afirma que “varios grupos de presión de dentro del Parlamento Europeo, incluidos los que apoyan a los separatistas de Polisario y los contratados por bandas de drogas, presionaron al comité del premio para concedérselo a Zefzafi y darle a sus delitos el calificativo de protector de derechos”.

La historia es completamente falsa. Se basa en hechos inventados y teorías de la conspiración. El Parlamento Europeo nunca sostuvo que Zefzafi fuera un delincuente, ni retiró su nombre «de la lista de ganadores”. Simplemente no lo eligieron para el premio. Es más, no había “lista de ganadores” para empezar, sino solamente un ganador, Oleg Sentsov.

Protestas del Rif y la represión que siguió

Las manifestaciones semanales en protesta por las malas condiciones socioeconómicas y funcionarios gubernamentales corruptos en la región del Rif, largamente descuidada por el Gobierno central, persistieron hasta que las autoridades lanzaron una violenta represión en junio de 2017, y arrestaron a 400 activistas y manifestantes.

El Gobierno ignoró los pedidos de los manifestantes, que incluían el final a la corrupción y mejoras en la infraestructura. En cambio, a los manifestantes se les calificó de ‘’separatistas’’ y los acusaron de ser agentes extranjeros que intentaban desestabilizar Marruecos. Los intentos documentados de censurarlos incluyeron bloqueo de conexiones a internet durante las protestas.

El 26 de junio de 2018, el juzgado de primera instancia de Casablanca condenó a 53 manifestantes, incluidos líderes del movimiento, por diversas acusaciones, incluidos incendio provocado, daños a la propiedad pública, realización de protestas no autorizadas y afectación a la seguridad interna del Estado. Fueron sentenciados a prisión con penas de uno a 20 años.

En agosto de 2018, el rey Mohammed VI aministó a 184 activistas del Hirak, incluidos 11 de los arrestados en la represión de junio de 2017. El resto sigue tras las rejas.

No es la única historia publicada por medios afines al Gobierno para difamar a Zefzafi, ni es el único activista del Hirak a quien se dirige estas campañas. A medida que el movimiento crecía, los medios alineados con el Gobierno y sus partidarios lanzaron campañas de difamación en línea para desacreditar el movimiento, y acusaron a sus miembros de ser “traidores”, “corruptos” o “terroristas” como una manera de disuadirlos de llevar a cabo sus protestas. Las campañas de desinformación continuaron cuando los activistas terminaron en prisión y comparecieron en juicio.

Nawal Benaissa, otra líder del movimiento del Hirak, fue procesada y sentenciada a diez meses en prisión por comentarios que publicó en su cuenta de Facebook entre junio y agosto de 2017, en los que convocaba a los habitantes de Al Hoceima a unirse a las protestas. En cuanto se unió al movimiento, empezaron a aparecer historias falsas en medios locales y medios sociales que sostenían que es una “agente que trabaja para las embajadas” y que estaba recibiendo fondos de países extranjeros para difundir violencia y desestabilizar la región.

Un periodista marroquí que prefiere estar en el anonimato por razones de seguridad dijo a Access Now que el uso de las autoridades marroquíes de campañas de difamación para presionar y desacreditar a opositores y activistas independientes empezó en 2011 durante los levantamientos árabes.

“Los hechos y acontecimientos pueden crearse como parte de un arreglo o, en algunos casos, los hechos pueden ser reales, pero muy alterados y presentados con la intención de desacreditar al objetivo”, dijo.

También explicó que los temas recurrentes en estas falsas historias que buscan “difamar a organizaciones y personas que no son leales al sistema político existente” incluyen sexo y moral, y recibir compensación para servir a intereses extranjeros. Varias historias falsas de los medios afines al Gobierno sostienen que Zefzafi y su padre estaban recibiendo fondos para desestabilizar a la región del Rif y Marruecos.

El acoso dirgido a los activistas del Hirak es mayor evidencia de que mientras internet puede ofrecer una plataforma para los marginados, también puede facilitar su victimización. El costo potencial de esta rápida difusión de desinformación queda demostrado dolorosamente con el silenciamiento de los activistas del Hirak y el deterioro de su movimiento, que solamente luchaba por derechos básicos.

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