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Pese a la liberación de los reporteros de Reuters, libertad de expresión sigue amenazada en Myanmar

Categorías: Asia Oriental, Myanmar (Birmania), Derecho, Gobernabilidad, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, GV Advox
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Wa Lone y Kyaw Soe Oo, perioidistas de Reuters, salen de la prisión de Insein en Rangún. Foto y leyenda de Myo Min Soe / The Irrawaddy es socio de contenido de Global Voices.

Los grupos de medios y defensores de derechos humanos están celebrando la liberación [2] de los periodistas de Reuters Wa Lone y Kyaw Soe Oo, que pasaron más de 500 días detenidos por su rol en investigar la masacre de algunos ciudadanos rohinyá en el norte de Myanmar. Pero pese a su liberación, el estado de la libre expresión sigue afectado por la continua detención y persecución de artistas, periodistas y activistas. A continuación, algunos casos:

Caso de difamación contra The Irrawaddy

El comando militar de la región de Rangún presentó una demanda de difamación contra el editor en birmano de The Irrawaddy, U Ye Ni, por la supuesta cobertura injusta de los enfrentamientos armados entre fuerzas gubernamentales y el insurgente Ejército Arakan en el estado Rakáin. The Irrawaddy dijo que solamente informó del aumento de los enfrentamientos armados en la región desde inicios de 2019. Esta es la respuesta [3] de U Ye Ni al caso presentado por el Ejército:

I feel sorry about the military’s misunderstanding of us. Journalism dictates that we reveal the suffering of people in a conflict area. Our intention behind the coverage is to push those concerned to solve the problems by understanding the sufferings of the people.

Lamento el malentendido del Ejército sobre nosotros. El periodismo dicta que demos a conocer el sufrimiento de la gente en una zona de conflicto. Nuestra intención detrás de la cobertura es presionar a los involucrados a resolver los problemas por medio de entender los sufrimientos de la gente.

The Irrawaddy es socio de contenido de Global Voices.

En prisión por sátira

De otro lado, cinco miembros del grupo Peacock Generation Thangyat fueron recluidos en prisión para esperar juicios por su actuación satírica en la que se burlan del Ejército. Thangyat es actuación artística similar a los torneos de poesía con versos folklóricos y notas musicales tradicionales y se combina con canciones, danza y cánticos. Se acusa al grupo de infringir el artículo 505(a) del Código Penal que penaliza la circulación de declaraciones, rumores o informes con la intención de causar que un oficial militar incumpla sus deberes.

Zeyar Lwin, uno de los acusados, dijo [4]:

All of our cases are political issues so that they need to resolve them as political issues. And also, I’d like to say all of us need to join the work for amending [5] the 2008 constitution being done in parliament. In my opinion all of these issues can be resolved if we can do the primary work of amending the constitution.

Todos nuestros casos son problemas políticos, así que deben resolverlos como problemas políticos. Y también me gustaría decir que todos debemos unirnos al trabajo de reformar [5] la Constitución de 2008 que se está haciendo en el Parlamento. En mi opinión, todos estos problemas se pueden resolver si podemos hacer el trabajo principal de reformar la Constitución.

Zeyar Lwin se refiere a la Constitución de 2008, que muchos analistas creen que se diseñó [6] para reforzar el gobierno militar desde que se restableció el liderazgo civil.

Cineasta enfermo está detenido

El caso del cineasta Min Htin Ko Ko Gyi también refleja las restricciones impuestas a los artistas críticos. Una queja presentada por un oficial militar contra publicaciones ‘difamatorias’ del cineasta en Facebook llevaron a su arresto. Min Htin Ko Ko Gyi es fundador del Festival Cinematográfico de Dignidad de Derechos Humanos de Myanmar y conocido crítico de la participación de militares en la política. Sus defensores están pidiendo [7] su liberación por razones humanitarias, pues han extirpado la mitad de su hígado por el cáncer y sufre de problemas cardiacos y renales. La Red Cinematográfica de Derechos Humanos, asociación de 40 festivales cinematográficos de derechos humanos de todo el mundo, envió esta carta [8] al Gobierno:

As a concerned international human rights community, we seek reassurance from the Myanmar government to ensure that Section66(d), which was meant to enhance progress of telecommunications, will not be used to silence the voice of Myanmarese civilians seeking to voice their opinions and take part in the democratic process in Myanmar.

Como comunidad internacional de derechos humanos involucrada, buscamos confirmación del Gobierno de Myanmar para asegurar que la sección 66(d), que debía mejorar el progreso de las telecomunicaciones, no se usará para silenciar la voz de los civiles de Myanmar que buscan expresar sus opiniones y participar en el proceso democrático en Myanmar.

La carta se refiere a la controvertida sección de66(d) de la ley de difamación que ha sido usada [9] por las autoridades para acusar a críticos, activistas y periodistas.

Un juzgado local rechazó la petición de fianza de Min Htin Ko Ko Gyi. Su audiencia quedó programada para el 9 de mayo de 2019.

“Para empezar, nunca debieron estar en prisión”

Wa Lone y Kyaw Soe Oo fueron sentenciados [10] a siete años de prisión por infringir la ley de secretos oficiales de la era colonial. La Corte Suprema ratificó su condena en abril de 2019 con carácter definitivo, pero fueron liberados después de un indulto [11] presidencial durante el tradicional Año Nuevo del país.

Grupos como la Alianza de Prensa del Sudeste Asiático saludaron la liberación de Wa Lone y Kyaw Soe Oo pero también destacaron [12] la injusticia que sufrieron los dos reporteros:

They should never have been jailed in the first place, because they committed no crime.

While we welcome this positive development, the case of Wa Lone and Kyaw Soe Oo is proof that journalists are in constant risk of political reprisal for keeping power in check.

Para empezar, nunca debieron estar en prisión porque no han cometido delito alguno.

Aunque saludamos esta novedad positiva, el caso de Wa Lone y Kyaw Soe Oo es prueba de que los periodistas están en constante riesgo de represalia política para mantener al poder bajo control.