La siguiente es una re-edición de la entrevista hecha por Diana Sierra para Afroféminas, en cuyo sitio fue publicada originalmente.
Ayleen Díaz estudió arquitectura de interiores y desde hace dos años trabaja como ilustradora freelance en Perú. A través de sus ilustraciones y de su trabajo mural comunitario, Ayleen busca que las mujeres afrodescendientes se sientan no solo identificadas, sino también orgullosas de su belleza natural.
Su trabajo se inspira de su propia historia y en las dificultades que encontró con los restringidos cánones de belleza que dominan la cultura peruana. Por esa razón, sus ilustraciones se consagran a la inclusión de distintos tipos de belleza y también a reforzar el amor propio de muchas mujeres a las que las convenciones sociales les dificultan habitar y querer su propio cuerpo.
Ayleen comenzó a dibujar desde pequeña, pero no se dedicó plenamente a hacerlo hasta que una de sus amigas se interesó por los dibujos que hacía durante horas muertas en su trabajo. De ahí comenzaron las ventas en línea y el trabajo en sus espacios dentro de las redes sociales, como Instagram, en los que Ayleen expande su mensaje a favor del amor incondicional que las mujeres se deben a sí mismas.
Diana Sierra: ¿En qué te inspiras para dibujar?
Ayleen Díaz: Empecé dibujando cabello rizado porque yo me alisaba el cabello con productos y plancha todos los días durante ocho años. Recuperar mi cabello me ha costado un montón de tiempo, de dedicación, de amor. Aparte, desde que empecé a dejarme mi cabello natural empecé todo este proceso de reconocimiento personal y de amor propio; creo que eso es lo que trato de reflejar. A muchas mujeres afrodescendientes nos cuesta abrazarnos con todas nuestras virtudes y defectos. Este camino es largo y tedioso; y a veces la gente no ayuda, te crítica y te pone las cosas difíciles. Pero creo que al final lo puedes conseguir y llegas a un equilibrio en el que te puedes aceptar y amar tal como eres. A mi me pasó eso con mi cabello, siento que desde que empecé a aceptar mi cabello rizado y esponjoso cambió todo.
DS: ¿Sientes que en Perú hace falta una mayor representación de la población afrodescendiente?
AD: En Perú no existe mucha representación. De hecho, la mayoría de personas que aparecen en la publicidad o en la televisión siempre siguen un mismo patrón con la tez clara y el cabello liso. Es cierto que desde hace unos años esto está cambiando, pero acá era complicado hasta conseguir productos para el cabello. Si querías un champú específico tenías que traerlo de fuera. Ahora ya hay muchas marcas y muchas personas que te enseñan a cuidarte tu cabello con productos naturales. También muchas activistas afroperuanas que están luchando contra el racismo y contra los prejuicios, que te enseñan a aceptarte tal como eres.
DS: En tus ilustraciones además muestras cuerpos de mujeres con estrías y que no son delgadas…
AD: Sí, lo de las estrías empezó porque vi una foto de una chica en una pose echada y con sus estrías. Me dije “guau se ve increíble”. Yo escondía mis estrías, pero ahora es como que me gustan, me dan un encanto diferente. Mientras más las enseñemos la gente las va a aceptar más. Es algo normal que te sale en el cuerpo por muchas razones y no te lo puedes quitar. Hay que abrazarlo y aceptarlo y decir «esto es lo que tengo».
DS: En tus historias de Instagram sueles hablar también de la auto-aceptación del cuerpo
AD: Sí. Un día mostré en mi historia una foto de mis estrías así, en primer plano, y comencé a hablarles a las chicas que me siguen para que ellas también compartieran las cosas que les cuesta aceptar o que ya aceptaron y de las que se sienten orgullosas.
Además, fue justo en internet que encontré la frase “nos esforzamos en encajar cuando podemos sobresalir”, que me pareció perfecta para saber de lo que estaba hablando. La publiqué y un montón de gente la compartió. Me pareció muy lindo que se identifiquen con esto. Yo también he pasado por momentos en los que no me gustaba mi cuerpo. Me gusta que se den cuenta de que no están solas, de que todo el mundo pasa por problemas como estos. Todos hemos pasado por ese momento en el que queremos cambiarnos algo.
Tú con tu cuerpo y con todas tus curvas, con todas tus líneas, con todas tus formas, colores, eres igual de linda. No hay por qué estandarizar la belleza. En realidad hay millones de tipos de belleza y depende de cómo tú lo veas. Puedes marcar tu propia belleza. Cuando dibujo distintos tipos de cuerpo y distintas formas de cabello busco que la gente aprenda que todo es bonito.
DS: ¿Crees que el trabajo de las activistas afroperuanas se está haciendo visible en el país?
AD: Cambiar la sociedad y el pensamiento de tanta gente no es tan fácil. Cuesta un montón de tiempo y puede ser que a corto plazo no lo veamos, pero el cambio se va a dar progresivamente. Me encanta el trabajo de Natalia Barrera, de Una chica afroperuana, por ejemplo. Yo la sigo desde que comenzó hace mucho tiempo. El contenido que comparte es muy bueno y muy educativo.
DS: ¿Tienes otras ilustradoras que admires?
AD: Sí, yo sigo a Carla Llanos que tiene un estilo muy lindo se parece al mío. También a Alja Horvat. Sus ilustraciones me parecen lindas, dibuja mujeres igual que yo, con cuerpos reales. Me encanta su estilo.
DS: Además, pintas en murales. Cuéntame un poco de esto.
AD: Pertenezco al Colectivo Papaya. Somos cinco mujeres artistas, ilustradoras muralistas todas, con estilos diferentes, pero con un mismo concepto: todas queremos realzar la belleza de las mujeres y, sobre todo, que estas mujeres se sientan identificadas, valoradas y que se acepten bellas tal como son. Nos hemos hecho muy buenas amigas dentro del colectivo, lo pasamos bien y nos encanta juntarnos para pintar y poder llevar nuestro mensaje. También hacemos trabajos de obra social junto con una ONG que lleva artistas que quieran pintar las paredes en colegios de bajos recursos.