Historia de dos padres: Drag queen georgiana habla de hostilidad, aceptación y de aprender a amar la vida

«Estoy orgulloso de haber llegado tan lejos siendo quien soy y de no haber tirado la toalla», dice Drago. (Tamuna Chkareuli / OC Media)

El artículo siguiente es una versión del artículo de un medio asociado escrito por Tamuna Chkareuli, publicado originalmente en el sitio web de OC Media.

Drago —su nombre artístico— es un chico de 17 años de Rustavi, Georgia. Es artista del maquillaje, modelo de modas y drag queen. Allá donde va, lo miran descaradamente, pues va abiertamente vestido de mujer, lleva maquillaje y el pelo teñido. Miradas descaradas son lo mínimo que espera. El valor de ser él mismo, dice, le viene de su madre, que siempre le ha apoyado a lo largo de todo el camino.

«Me han interesado muchas cosas diferentes desde que era un niño. Siempre llevé el pelo largo, mis amistades eran niñas, nunca quería participar en juegos de chicos. Hubo intentos de cambiarme, sobre todo por parte de mi padre, pero siempre me resistí».

«Fue con esta resistencia que crecí. Recuerdo una vez que mi padre intentó cortarme el pelo mientras dormía, pero me desperté y no pudo hacerlo. Me llevó a clases de boxeo y hasta me compró los guantes, pero eso tampoco funcionó».

«Mi padre a veces me tiende emboscadas por la calle, y me pide que al menos me vista ‘normal’. Pero no quiero ocultar lo que soy. Y no solo él, también otros hombres de mi familia. Por mi propia seguridad, puse fin a toda relación con mi tío y mi abuelo».

Drago se mueve a menudo en minibús por Rustavi. Hace dos semanas, un hombre le golpeó desde fuera del autobús e intentó escapar. (Tamuna Chkareuli/ OC Media)

«Mi madre era la única luz de mi vida. Siempre ha estado a mi lado y aún hoy me apoya en lo que sea. Durante mi infancia, siempre se enfrentaba a mi padre y me defendía, y ahora, después de años, es al contrario. Con frecuencia defiendo a mi madre cuando la gente le dice cosas desagradables, algo que ocurre a menudo. La mayor parte viene de mi padre, pero en los últimos cuatro años, por suerte, vivimos separados y me siento libre».

A causa de mi identidad, mi padre quería privarnos del apartamento en Rustavi y echarnos a la calle a mí y a mi madre, pero gracias al apoyo del Movimiento Equality [grupo de derechos homosexuales], ganamos el caso en los tribunales».

Ahora somos mucho más felices. Soy feliz y tengo todo lo que quiero gracias a mi madre. Sueño con salir al extranjero y convertirme en un artista profesional del maquillaje, y ella me apoya en esta idea. Por supuesto, al principio, no le gustaba lo que hacía. Pero gano lo suficiente con mi trabajo, y a ella le gusta que sea independiente».

«Solo tenía 13 años cuando llamé por primera vez a la policía»

«En la escuela, todo el mundo me aceptó sorprendentemente bien después de un tiempo. Me conocían bien y nadie se mostraba agresivo conmigo. Fui el primero en vestir de forma distinta en la escuela, y sufrí acoso, pero nunca hubo violencia física. Creo que todos también sabían que yo era consciente de mis derechos y los defendería siempre».

«Solo tenía 13 años cuando llamé por primera vez a la policía. Los atacantes intentaron quitarme algunas pertenencias que tenían un aspecto distinto. Desde entonces, he tenido que llamar a la policía casi cada año».

«Mi madre fue la persona que me enseñó lo más importante: que debo poder sobrevivir solo. Hay situaciones en las que nadie me ayudará, excepto yo mismo».

«El último ataque sucedió hace unas dos semanas. Estaba sentado en un minibús y un hombre me dio un puñetazo desde la calle e intentó escapar. Tomé la información de contacto de varios testigos, salí, fotografié la matrícula del coche y memoricé el rostro del atacante. Más tarde pude identificarlo y ahora deberá hacer frente a la justicia».

«Un verdadero padre ama a sus hijos sin importar quiénes sean»

«En el futuro me encantaría tener una familia, y educar a mis hijos con aceptación, sin condiciones. Un verdadero padre ama a sus hijos sean como sean. Mi padre no ha sido un verdadero padre para mí, y no me avergüenzo de decirlo».

«Mis compañeros de clase, amigos y vecinos de Rustavi también me reconocen y me ayudan. Me conocen mejor de lo que mi padre me conoció jamás. Estoy orgulloso de haber llegado tan lejos siendo quien soy, de no haberme rendido. Tengo varios familiares que comparten este punto de vista, algunos parientes de mi madre que están realmente preocupados por mi seguridad».

«El 17 de mayo [Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia], me pidieron que me fuera de excursión con ellos para mantenerme a salvo. Por cierto, mi madre no tiene tanto miedo. Hay muchas cosas que han mejorado en la sociedad, y tenemos esperanza».

De camino a una reunión con sus abogados, Drago dijo que tiene confianza en que la ley se pondrá de su lado. (Tamuna Chkareuli / OC Media)

«El día más importante para un homosexual»

«Para mí, el 17 de mayo es un día de luchar contra el odio. Es día de unirnos, y siento que es el día más importante para los homosexuales. Lamentablemente, [la Iglesia Ortodoxa Georgiana] se ha apropiado de este bello día y lo ha convertido en el día de la Pureza Familiar. Bueno, me gustaría decirles que nuestras familias también son puras, y que podemos unirnos a ellos en su celebración».

«A esos que quieren hablar con su familia pero tienen miedo, les diría que tengan el valor de dar los primeros pasos. Si lo hacen con cuidado, tienen una buena oportunidad de que los acepten. Pero también depende de los padres. Y no creo que un progenitor necesite tener ‘ideas modernas': no hay nada moderno en la idea de que deberías amar a tus hijos».

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