- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

No escalaré el Everest: Diario gráfico de viaje (primera parte)

Categorías: Asia del Sur, Nepal, Buenas noticias, Medios ciudadanos, Viajes, GV Community Blog, The Bridge

«No escalaré el Everest». Diario reflexivo de viaje. Por Violeta Camarasa

¡Partimos! Convencí a mis padres de que no eran muy viejos para emprender un viaje de ensueño al Everest. José, un amigo de la familia, se une a nosotros en la capital, Katmandú.
El equipo: Luisa (68) y Joan (64), mis padres. Ya jubilados, decidieron maximizar su tiempo viajando por el mundo cada vez que puedan.
José (64), sobreviviente natural. Después de que los médicos dijeron que no iba a caminar nunca más, entrenó su nuevo cuerpo para seguir viviendo al máximo.
Yo (37), trabajadora sin ataduras – hace unos años, me volví profesional independiente para poder trabajar desde cualquier parte y explorar el mundo.
Teníamos consejos de Rafa y Eva, un pareja de Valencia (España), nuestra ciudad natal que están bien relacionados con Nepal.

19 de mayo de 2019 – LUKLA A BENGKAR
¡Llegamos! Un avioncito nos lleva de la caótica terminal nacional de Katmandú al austero Lukla (2860 m) en la región del Everest. Vértigo provocado, estamos asombrados por la habilidad del piloto. Todos los pasajeros somos extranjeros. En nuestros ojos brilla la emoción y el (pesado) equipaje cultural de Occidente en torno al legendario ‘techo del mundo’. De niña, aprendí de un país que se llama Nepal mucho después de haber soñado sobre aventuras en sus montañas. Todos parecen saber sobre el Everest, pero no siempre sobre el país sobre el que se alza. “¡Voy a conocer el Everest!”.
Mi nombre real es Chomolungma, que significa “diosa madre del mundo”.
Bien, bien, entiendo. Tengo que aprender el nombre verdadero. Aunque no evoca mis recuerdos de niñez tan bien.
Coronel Sir George Everest, británico, topógrafo general de India (1790-1866).

Nuestros guías Chulding y Loxman nos dan la bienvenida en Lukla, y partimos a la primera parte de nuestra expedición. Avanzando por bosques frescos de pino, bambú y rododendros nos vamos conociendo. Siguiendo el consejo de Rafa y Eva, usamos guías independientes. Nos ayudaron a cargar parte del peso (15 kilos cada uno), a estar a salvo y resolver la logística. Pero a medida que ascendemos, son su compañía e historias personales lo que más nos enriquecen.
Chulding (58). Buen amigo de Rafa, le recomienda turistas españoles como nosotros. A su edad, no es fácil que te contraten. Es un refugiado tibetano indocumentado, lo que hace la vida más difícil. No habla inglés. tampoco lo necesita. Imperturbable, guía el camino, marca el paso mientras canta los mantras de budismo tibetano más ubicuos: om mani padme hum.
Loxman (46). Si Chuding es la roca que hace el camino, Loxman es el río que hace que las cosas fluyen. Abiertamente amigable, nos mira desde detrás del grupo. Somos lentos y él se aburre mucho, así que escucha música popular nepalí con su móvil y baila. Puede habar un poco de inglés y nos hacemos amigos en cuanto rompemos el hielo.

Las reglas de oro de aclimatación:
1. Camina lento.
2. Bebe mucho: 4000 m = cuatro litros
3. Cuida tu dieta: más carbohidratos y menos sal
¡Y haz girar toda la rueda de oraciones tibetanas para tener buena suerte!

Bazar Nanche, 20 de mayo de 2019
Tras un largo camino, llegamos al Bazar Nanche en la cima de la ruta histórica de mercaderes tibetanos. Es la capital de los sherpas y la entrada al Everest. ¡Quiero decir Chomolungma! En calles sin autos, la vida tradicional de los sherpas coexiste con las últimas tendencias. Las rutas en estas primeras etapas del recorrido son como congestionadas autopistas para excursiones. A días del camino real más cercano, compartimos l ruta con grandes grupos de turistas, cargadores y rebaños de yaks. Miles de nepalíes trabajan para satisfacer las necesidades (y gustos) interminables de millones de excursionistas que visitan la cordillera más famosa del mundo. El resonante sector turismo genera mucho empleo. Uso las partes fáciles del camino para quedarme atrás y charlar con Loxman.
– Somos agricultores. En temporada alta, vengo a trabajar como cargador para los turistas”.
– Esto significa que mis cinco hijos pueden estudiar. El mayor también se ha convertido en guía.
– No sé leer ni escribir. Mis padres eran muy pobres. Ahora las cosas son mejores.
¿Cómo hace para usar su teléfono móvil?

En el camino encontramos guías de montaña, una profesión riesgosa pero bien pagada. Este es un privilegio reservado para los sherpas, el grupo étnico nativo de la región del Everest. Muchos otros nepalíes acompañan a los turistas y les cargan el equipaje o llevan suministros y materiales de construcción en los hombros, o rompen piedras para construir caminos y albergues. Por lo general no son sherpas, pero tamang, como Loxman o Rai, Magar o Gurung, son de la región de media altura de Nepal.
– Antes de empezar a trabajar con turistas también fui cargador como ellos. Podía cargar hasta 70 kilos.
– Método tradicional de llevar carga en Nepal. Doko: cesto de bambú Namlo: tira para la cabeza para llevar el peso de los hombros del cargador Tokma: palo en forma de T para apoyar el cesto durante las pausas.
Se usan helicópteros y yaks, caballos (o una cruz en el medio), pero la espalda humana parece ser el método preferido. Un yak puede cargar hasta el 10 % de su peso. ¡Una persona puede cargar hasta el 100 %!
Una carga simple es de 30 kilos, por la que se paga 20 dólares. Muchos eligen llevar doble o triple carga (¡90 kilos!) para sacar el máximo provecho de la temporada alta. El tipo de carga también influye en el precio. El flujo de delgadas tablas de madera, usadas para construir muros, techos y puertas en las montañas es constante.

Todos comparten el camino, a menudo angosto, con los turistas. Un extraño ecosistema donde la fealdad del capitalismo y el turismo están a la vista. Muchos excursionistas se sienten molestos e incómodos. Otros sienten que sus conciencias se sacuden. Cuando nos encontramos con un cargador, nos hacemos a un lado y esperamos en solemne silencio. Respeto. Solidaridad pasiva. Vergüenza.
“Estimados turistas: por respeten a los yaks y los cargadores. Ellos también tienen derecho a usar los caminos. Gracias”.
Soy turista.

Bazar de Namche, 21 de mayo de 2019 – día de aclimatación
“Los amigos de mis amigos son mis amigos”. Este principio parece aplicarse también a los sherpas. En Namche, Ang Nuru y su esposa Nawang Karsing (o solamente Didi, hermana mayor), viejos amigos de Rafa, nos cuidan mucho. No voy de compras para sentarme en la cocina con Didi. Está en su mesa mientras dos trabajadores cocinan y sirven a los clientes en el albergue. Bebemos té y conversamos mientras la dibujo.
– ¿Qué te gusta hacer en tu tableta?
– La uso sobre todo para comunicarme con mis hijos, que estudian en el extranjero en Estados Unidos, Katmandú y China.
– Vaya, les debe ir bien en el negocio.

Por más de cien años, los sherpas han sentido el impacto del turismo, positivo y negativo. Desde que la montaña más alta del mundo recibió el nombre de sir George Everest, la apropiación cultural de Occidente ha sido larga e incontrolada en los Himalayas. Un ejemplo obvio es el uso de la palabra “sherpa”. No solamente se usa erróneamente como sinónimo de profesión (cargador/guía), sino que las marcas están obsesionadas por la palabra.
“Sherpa” vende productos como exóticos, confiables, resistentes, espirituales y siempre a tu servicio. Un estereotipo retorcido, impide que los sherpas construyan su propia narrativa sobre cómo se presenta su identidad étnica al mundo.
En 1974, la británica Leyland lanzó un modelo de camioneta llamado Sherpa. “Los sherpas no renuncian, tampoco sus conductores”.
Una búsqueda rápida en tiendas de aplicaciones arroja resultados sorprendentes.
En la política mundial, un sherpa es un representante de un estado que prepara una cumbre internacional, como el G-20.
Ya estamos listos para dirigirnos a nuestro objetivo: Gokyo Ri, a 5357 metros, la mayor altitud en la que hemos estado.
¿Lo lograremos? Como dicen en nepalí: bistari, bistari (despacio, despacio).

CONTINUARÁ…