Grupos de teatro abordan problemas sociales y se consolidan en la periferia de São Paulo

La obra de Estopô Balaio comienza en un tren y pasa por barrios de la zona este (Ramilla Souza/divulgación).

Este texto se publica gracias a una asociación entre Global Voices y Agência Mural. El texto es de Priscila Pacheco.

En Heliópolis, una de las mayores favelas de São Paulo, el juzgamiento de un joven negro mueve a la comunidad que defiende su inocencia. En un tren con destino al Jardín Romano, un audio presenta a los pasajeros la historia de la región y culmina con un punto final: las lluvias y las inundaciones. De otro lado, en el extremo sur de la ciudad, se reanima un cadáver con música funk.

Esas tres historias, contadas en tres obras de teatro, son un retrato de escena teatral que explotó en las periferias de São Paulo en los últimos años.

Las compañias de teatro Heliópolis, Estopô Balaio y Núcleo Pele están formadas por personas que viven en las respectivas regiones de su ciudad, y relacionan sus territorios con las obras que llevan al palco –o a las calles.

Miguel Rocha, de 39 años, tenía 16 o 17 años cuando llegó a Heliópolis, barrio ubicado en el distrito de Sacomã, zona sudeste. Llegó a São Miguel do Fidalgo, municipio do Piauí, en el noreste brasileño. Hoy, Miguel es director de teatro y produtor cultural, y le comenzó a gustar el arte cuando estaba en la escuela y vio una presentación. Fue un punto de partida.

En el año 2000, con el apoyo de la Unión de Núcleos y Asociaciones de Habitantes de Heliópolis y Región (UNAS) y con otros habitantes de la comunidad, creó la Compañía de Teatro Heliópolis.

Escena de la obra (IN)JUSTICIA, con una representación del medio jurídico brasileño (Caroline Ferreira/divulgación).

El director dice que Heliópolis es como si fuera un lote donde piensan y lanzan historias que involucran a la ciudad y al país entero. “El mayor beneficio del arte es siempre intentar traer a los pequeños microcosmos que tienen que ver con el todo”.

Un ejemplo es (IN)JUSTICIA, obra dirigida por él que estuvo en cartelera el primer semestre de 2019.

El texto es de Evill Rebouças (creación en proceso colaborativo con la compañía de Teatro Heliópolis). El espectáculo está dirigido por la pregunta “¿qué revelan los veredictos?”, que provoca una reflexión sobre el sistema judicial brasileño.

En la trama, un adolescente negro mata una mujer sin intención cuando el arma se dispara por accidente. Así surgen diversas preguntas sobre qué es la justicia, ya sea practicada por el Poder Judicial o con una sentencia de la sociedad.

“(IN)JUSTICIA parte de una narrativa que de alguna forma es de Heliópolis, es de Grajaú, es de la zona este. Son historias que estamos contando, que están cerca de la gente, por más que tengan un lado ficticio”, comenta Rocha.

El grupo tiene 11 espectáculos teatrales en el currículo y se ubica en la Casa de Teatro María José de Carvalho, en Ipiranga, distrito vecino de Heliópolis.

La compañía usa elementos relacionados con la cultura afro-brasileña, la samba, el funk y a lo urbano. Miguel llama la atención al hecho de que algunos ven las periferias como derrotadas.

“Esa mirada de que la periferia se resume en una choza está equivocada. Hay, sí, personas muy pobres. Pero está el comercio que genera renta, hay gente con autos último modelo, con zapatos deportivos de marca. La periferia es muy díspar”, dice el director.

Inundaciones, tren y noreste

En Itaim Paulista, en el barrio del Jardín Romano, en la zona este, está el grupo de teatro Estopô Balaio. Se formó en 2011, principalmente por migrantes de Rio Grande do Norte, estado a 2800 km de distância de São Paulo, y presentó la obra “La ciudad de los ríos invisibles”.

El director de teatro y pedagogo João Junior, de 40 años, llegó de Natal, capital de Rio Grande do Norte, en 2010 y fue a vivir en Barra Funda, zona oeste de São Paulo. Si embargo, comenzó a trabajas en un Centro Educacional Unificado (CEU) en el Jardín Romano. En el barrio, conoció a muchos nordestinos.

Se cuestionó que el noreste el que existía dentro de la mayor ciudad del país y se observaron los cambios territoriales en el trayecto entre Barra Funda y el extremo este. “Era mi gran pregunta: el territorio que nos separa y crea ciudades dentro de una misma ciudad”, comenta.

Se mudó al Jardín Romano, donde vivió cuatro años. Inició Estopô Balaio con otros amigos artistas que llegaron de Natal y que participaban en la comunidad.

Este año, volvieron a presentar “La ciudad de los ríos invisibles” que finaliza la Trilogía de las Aguas, iniciada en 2012, que tiene tramas creadas a partir de las historias relacionadas con las inundaciones en la región.

“La ciudad de los ríos invisibles” trae la historia de inundaciones y riadas vividas por los habitantes del barrio. Las historias se cuentan en el lugar, por las calles de la región e incorporan bailes callejeros, rap y grafiti. El inicio es en tren que pasa por el barrio.

El Jardín Romano es un barrio a las márgenes del río Tietê. Tuvo presencia en los noticierios por haber quedado tres meses bajo el agua por tres meses tras una inundación en diciembre de 2009. Los habitantes del lugar caminaban con el agua hasta las rodillas y hasta la cintura.

El agua es un elemento recurrente en las producciones de Estopô Balaio. También el noreste y el tren. “Todo ese recorrido por la ciudad es en tren. En el tren, las personas conviven sin saber que conviven. Es donde entras con el cuerpo cansado”, explica.

El funk y el teatro en las calles de Grajaú

La escenógrafa y actriz Aline Domingos de Oliveira, de 23 años, comenzó a hacer teatro en 2013 por medio del Programa Vocacional, proyecto de la municipalidad de São Paulo que realiza formaciones artísticas en las escuelas.

Como le gustó el curso, invitó a sus amigos de la iglesia católica que frecuentaba. Así nació Núcleo Pele, en Grajaú, en la zona sur. La primera obra se presentó en 2015 con el título “La piel del trabajo”. Para llegar a más público, se presentaban hasta cerca del mercado en horas en que las personas salían de las iglesias e iban a hacer las compras del domingo.

Según Aline, hacer teatro en la calle es un desafio. “Es una gran pugna, porque es el auto que pasa con sonido alto, el niño que llora y el bar en donde suena ese baile popular. Porque la periferia es movimiento. Las cosas suceden”, explica.

Escena de la obra “Lluvia, ¿el baile sigue?”, una madre reclama al lado de un pastor que sus hijos no pueden dormir por el ruido del baile (Bárbara Terra/divulgación).

“La piel del trabajo” hablaba del trabajador y expone las dificultades del día a día, como movilizarse en ómnibus y trenes abarrotados, además de la dobel jornada de trabajo que viven las mujeres, la opresión y abuso que sufren. “Las personas decían: Dios, qué fantástico. Nunca vi eso, habla de nuestra vida”, dicen.

En 2019, el grupo presentó su segundo espectáculo. La obra «Lluvia, ¿el baile sigue?» estuvo en cartelera hasta inicios de mayo. La trama es un baile funk que ya duraba tres meses. En ese período, una persona había muerto, pero el cuerpo seguía moviéndose debido a la música. Los habitantes debían decidir si el baile continuaba o no.

Aline defiende que en las periferias hay potencial artístico. “La periferia produce mucho arte, cada uno en un segmento, pero estamos produciendo”.

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