Entrevista con Leandro Demori, de The Intercept, cuyo equipo de reporteros desafío la investigación contra la corrupción en Brasil

Moro durante su testimonio ante senadores brasileños sobre los mensajes filtrados, que duró nueve horas. Foto de Marcelo Camargo, Agência Brasil. Uso autorizado con atribución.

«URGENTE: Conversaciones secretas de Lava Jato», decía el asunto del correo electrónico que The Intercept Brasil envió a sus suscriptores el domingo 9 de junio, cerca de las seis de la tarde. No era hora habitual para actualizaciones, menos todavía para noticias de último minuto.

La sección brasileña del medio estadounidense acababa de publicar una serie de noticias que revelaban mensajes privados filtrados de Telegram intercambiados en los tres últimos años entre fiscales entre fiscales y jueces a cargo de la Operación Lava Jato, y puso en duda la integridad de la que se podría decir es la mayor investigación contra la corrupción de Brasil.

Desde que se inició en 2014, la investigación por la Operación Lava Jato ha llevado al arresto de docenas de destacados empresarios, políticos y miembros de grupos de presión –y también a seis expresidentes latinoamericanos, incluido Lula da Silva, que representaba al Partido de los Trabajadores como presidente de Brasil de 2003 a 2010.

La serie de The Intercept Brasil muestra que Sergio Moro, que en 2019 asumió el cargo de ministro de Justicia del presidente Jair Bolsonaro, aconsejó y dirigió a fiscales a lo largo de la operación. Moro era un juez federal de la capital estatal de Curitiba, al sur de Brasil, y se convirtió en héroe popular en Brasil en años recientes después de que la investigación del caso Lava Jato hundió a ricos y poderosos en un caso de escalas sin precedentes en la historia brasileña.

En abril de 2018, Lula se rindió ante la Policía Federal después de que Moro le dictó una sentencia de 12 años por recibir un apartamento en la playa a cambio de contratos con la petrolera brasileña Petrobrás. En agosto, una corte le impidió postular para un tercer mandato presidencial cuando lideraba las encuestas para las elecciones de octubre de 2018, lo que allanó el camino para que el segundo favorito, Jair Bolsonaro, asegurara la victoria.

Activistas de izquierda han sostenido desde hace tiempo que Moro y los fiscales de Lava Jato estuvieron impulsados por política partidaria y expertos legales –muchos sin particular simpatía por el Partido de los Trabajadores– han refutado la evidencia contra Lula.

Ahora, las filtraciones de The Intercept parecen apoyar esa cautela pues muestran que Moro se coludió con los fiscales en todo momento. Extractos de conversaciones muestran que Moro anticipó una de sus decisiones, sugirió que reemplazaran a un fiscal que consideraba «demasiado débil» antes de un audiencia, y hasta recomendó un posible testigo que sostuvo tener evidencia contra Lula. Expertos legales sostienen que esto viola disposiciones del Código Penal que prohíbe a los jueces ayudar informalmente a alguna parte del proceso.

Glenn Greenwald, periodista fundador de The Intercept que ha sido galardonado con el Premio Pulitzer por sus informes sobre el programa de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, ha dicho que el historial de conversaciones enviado a la sala de redacción de The Intercept es un archivo mayor que el entregado por el informante de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden.

En conversación con Global Voices, Leandro Demori, editor de The Intercept Brasil, contó del trabajo revolucionario de su equipo y las historias que ahora son tendencia en medios sociales brasileños durante semanas con la etiqueta #VazaJato (juega con la palabra portuguesa para «filtración» y «Lava Jato»). «Lo que estamos haciendo es lo que ha Operación Lava Jato siempre dijo que hacía: combatir la corrupción», dijo.

Sin especificar fecha, Demori dijo que el medio recibió un archivo de una fuente anónima. Para garantizar protección, The Intercept no revela detalle alguno sobre la fuente o el formato del archivo. Demori dijo del proceso:

Foi um trabalho de reportagem antiga, olhar documentos, fazer apurações paralelas… Acredito que o Intercept foi escolhido por isso […], por sermos reconhecidos por fazermos esse trabalho.

Fue un trabajo de reportaje a la antigua, mirar documentos, hacer anotaciones paralelas… Creo que la fuente eligió a The Intercept porque somos reconocidos por hacer ese tipo de trabajo.

Demori destaca que a comienzos de 2018, The Intercept Brasil publicó una investigación de las milicias paramilitares de Río de Janeiro y sus vínculos con políticos. Dijo:

Acredito que o Intercept seja visto como o lugar onde existe uma forma de dar a informação com coragem.

Creo que a The Intercept se le ve como el lugar en el que existe una forma de dar la información con coraje.

Narrativa de pirata informático

Ni Moro ni el fiscal han negado ni confirmado la veracidad de los chats. Sin embargo, han objetado que los mensajes se obtuvieran por medio de ataques informáticos, que en Brasil es un delito.

En una nota publicada el 9 de junio, los fiscales de Lava Jato dicen que sus dispositivos fueron atacados poco después de la publicación de las primeras historias, pero The Intercept sostiene que recibieron datos mucho antes de los supuestos ataques.

Demori comentó al respecto:

Mas quem reforça a narrativa de invasão não é o Intercept. O Intercept não fala em hackers. Talvez eles imaginem que seja sem contexto, mas podemos garantir que o processo jornalistico foi fidedíguno à ética. O que está publicado foi o que foi dito, são mensagens que não podem mais ser “desditas” simplesmente por contestar o contexto.

Quien refuerza la narrativa de invasión no es The Intercept. The Intercept no habla sobre hackers. Tal vez imaginan que está sin contexto, pero podemos garantizar que el proceso periodístico fue fiel a la ética. Lo que se publicó es lo que se dijo, son mensajes que ya no se pueden «desdecir» simplemente por refutar el contexto.

Parte de los medios convencionales de Brasil se ha enfocado en la «narrativa de ataques informáticos». Los medios relacionados con el Grupo Globo, mayor organización de medios masivos de Latinoamérica, han centrado sus informes sobre consecuencias legales asociadas con el presunto ataque, en detrimento del contenido de las filtraciones. Otras publicaciones grandes, como las revistas Veja, IstoÉ y Exame, también informaron el caso desde una perspectiva de ciberdelito.

Telegram ha negado que sus servidores hayan estado en peligro:

Aparentemente, hasta Telegram ha sufrido ataques informáticos, que avivan uin enorme escándalo político en Brasil:
Exclusivo: chats privados revelan colaboración prohibida de Sergio Moro con Deltan Dallagnol en el caso Lava Jato
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Telegram no sufrió ataques informáticos. Pero hay otros riesgos que se deben considerar.

Historia de filtraciones

Moro y los fiscales de Lava Jato no son ajenos al poder de las filtraciones. En los cinco años de historia de Lava Jato, los testimonios preliminares y oficiales, acuerdos secretos con la fiscalía y hasta llamadas telefónicas inervenidas fueron filtrados constantemente a la prensa, que ayudó a estimular apoyo público para la operación.

Un conocido caso ocurrió en 2016, cuando Moro reveló una conversación telefónica intervenida entre el expresidente Lula y la entonces presidenta Dilma Rousseff. La llamada sugiere que Dilma estaba a punto de designar a Lula como jefe de gabinete para que pudiera librarse del proceso, pues los ministros del gabiente solamente pueden ser enjuciados por la Corte Suprema de Brasil.

La conversación fue transmitida en televisión nacional apenas horas después de haber ocurrido, y surgieron protestas en muchas ciudades brasileñas casi de inmediato.

Más de una vez, Moro defendió su decisión de hacer públicas las grabaciones, según dijo porque su contenido era de interés público. Para Demori, la cobertura de los medios ha alentado al público a creer que, en lo que respecta a la lucha contra la corrupción, el «fin justifica los medios». Cuando se le preguntó por la aprobación pública de las decisiones de Moro a pesar de sus aparentes ilegalidades, Demori dijo:

Eu acho normal, é o jogo. Cada pessoa tem seus motivos pessoais.

Creo que es normal, es el juego. Cada quien tiene sus motivos personales.

Protección

Para proteger sus fuentes, The Intercept no dio detalles de los materiales recibidos, ni cuándo ni cómo los recibieron o si estaban dirigidos a un reportero en particular, como explicó Demori en una reciente entrevista de radio. Dijo a Global Voices:

Asseguramos que os arquivos estivessem em lugares seguros e secretos fora do país, além de tomarmos precauções jurídicas. Esperávamos uma reação forte, nos preparamos para truculências, especialmente provocadas por quem é a lei.

Nos aseguramos de que los archivos estuvieran en lugares seguros y secretos fuera del país, y tomamos precauciones legales. Esperábamos una reacción fuerte, nos preparamos para truculencias, sobre todo provocadas por quienes son la ley.

The Intercept se ha asociado con otros dos medios brasileños –Folha de São Paulo y Veja– que están ayudando a explorar el material. Ricardo Balthazar, reportero de Folha, dijo que pudo verificar los mensajes pues identificó su propio intercambio con Telegram con un asistente de Moro en la base de datos.

“Tenemos una sala de redacción en Río de Janeiro, llena de reporteres brasileños —de 25, 30, 32 años. Están escuchando sus amenazas. ¿Saben qué están haciendo?

Están informando. Y eso es exactamente lo que van a seguir haciendo”.

Sergio Moro y Glenn Greenwald fueron citados como testigos en el Congreso sobre las filtraciones. Como ministro de Justicia, Moro supervisa a la Policía Federal y se negó a entregar su teléfono celular para inspección. Su interrogatorio duró nueve horas. Reafirmó su línea pública de defensa –que los mensajes habían sido obtenidos ilegalmente y, aunque admitió que eran «parcialmente auténticos», no probaban que hubiera hecho algo malo.

Greenwald habló en la Cámara de Diputados. Le hicieron preguntas generales sobre el caso, la fuente y la probabilidad de que The Intercept Brasil revelara los archivos de audio. El periodista enfrentó comentarios despectivos sobre su familia por su matrimonio con un congresista brasileño de izquierda, y algunos legisladores a favor de Bolsonaro también sugirieron que debía ir a prisión por filtrar mensajes privados.

“Tenemos una sala de redacción en Río de Janeiro, lleno de reporteres brasileños —de 25, 30, 32 años. Están escuchando sus amenazas. ¿Saben qué están haciendo?

Están informando. Y eso es exactamente lo que van a seguir haciendo”.
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Presté testimonio durante seis horas ayer en el Congreso brasileño por las revelaciones que hemos estado publicando sobre el ministro de Justicia de Bolsonaro y los fiscales que ordenaron la prisión de Lula. Varios miembros del partido de Bolsonaro nos amenazaron con la prisión. Miren un intercambio ilustrativo.

Demori dijo que era difícil medir qué ocurrirá en adelante. Comparó la actual noticia con la información de Snowden, la histori que dio origen a The Intercept:

Um técnico que tinha as informações encaminhou o material para os jornalistas e já deu o caminho, já explicou o que era o sistema e os documentos – fez o mapa da mina. Nesse nosso caso, são chats e conversas. Não é uma coisa técnica. A redação está lendo. Mas é um trabalho muito mais coletivo do que individual.

[En el caso de Snowden], un técnico que tenía las informaciones  envió el material a los periodistas y les mostró el camino, explicó el sistema y los documentos –hizo un mapa de la mina, por así decirlo. En este caso, estamos trabajando con chats y conversaciones. No es algo técnico. Nuestra redacción está leyendo. El trabajo es más colectivo que individual.

Dice que no sabe qué resultado esperar:

Quem vai dizer é a Justiça. Eles vão julgar. Sabemos que há um bem maior, que, no final, se resume ao combate à corrupção.

Quien va a decidir es la Justicia. Ellos juzgarán. Sabemos que hay un bien mayor, que, al final, se resume en la lucha contra la corrupción.

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