Nuevo partido opositor burundés enfrenta intimidación de camino a las elecciones de 2020

Cartel de Fuerzas de Liberación Nacional de Burundi, o FNL, partido de oposición, 2010. Tomada por Brice Blondel vía Flickr, CC BY 2.0.

En Burundi, un nuevo partido político llamado Congreso Nacional por la Libertad, o CNL, se registró en febrero. Desde entonces, ha aumentado el acoso a los partidos de oposición. Human Rights Watch documentó en junio “abusos desenfrenados” contra el CNL y ha pedido a Naciones Unidas que aplique sanciones.

Desde el reconocimiento del Congreso Nacional por la Libertad, se informa que el acoso en su contra ha aumentado en todo el país.

El Congreso Nacional por la Libertad ha tenido problemas para abrir oficinas locales. El 15 de junio, atacantes quemaron una oficina regional de CNL, después de varios atentados. El destacado político opositor Agathon Rwasa, líder del nuevo partido CNL, acusó a las autoridades locales de complicidad.

Poco después, miembros del CNL fueron encarcelados, acusados de quemar las oficina de su propio partido para “empañar” la imagen de Burundi, según Tharcisse Niyongabo del Ministerio del Interior.

Miembros de la oposición –particularmente de CNL, pero también de otras agrupaciones– han sido detenidos arbitrariamente, a veces golepados y acusados de sostener “reuniones secretas ilegales”.

El periódico burundés Iwacu informó de una tendencia de vigilar a los partidarios de oposición, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales relacionadas con apoyo a la oposición.

Se ha denunciado que el muy ferviente Imbonerakure –la cada vez más poderosa ala juvenil del partido gobernante— ha actuado con impunidad para mostrar lealtad al partido, que alienta a los seguidores recalcitrantes. Según el informe de Iwacu, en la provincia de Kirundo en particular, los funcionarios locales y la policía cooperan con frecuencia con Imbonerakure.

Funcionarios gubernamentales han respondido a estos incidentes de violencia con negativas o rechazo de su naturaleza política, y los atribuyen a la ebriedad o disputas de tierras.

Con represiones a los medios, como prohibiciones a la BBC y Voice of America, junto con poca cobertura de los medios en zonas rurales, son muchos los casos que quedan sin conocerse.

Térence Manirambona, portavoz de CNL, dijo el 30 de abril que la intimidación era un «plan» para reducir el espacio poíitico y pidió la liberación de todos los presos políticos. Los sacerdotes católicos también han criticado la intolerancia política.

Nuevo partido, pero…

La crisis electoral de 2015 en torno a la legalidad del tercer mandato del presidente tuvo enfrentamientos e intentos de asesinato, como el que sufrió el activista de derechos Pierre-Claver Mbonimpa. La violencia polítca se tornó menos visible, pero los arrestos y las desapariciones continúan. Ahora, se informa más de los ataques públicos de partidarios del Gobierno contra opositores.

Rwasa, líder del CNL, viene de las Fuerzas de Liberación Nacional, formadas a partir de las fuerzas armadas de la guerra civil de Burundi (1993-2005). Su partido se dividió en 2010 después de que el partido gobernante ofreció puestos en el Gobierno si sacaban a Rwasa del liderazgo, y luego encabezó una facción aún “no reconocida” —el Gobierno ha aprovechado las divisiones en los partidos de oposición y reconocido a líderes más sumisos.

Después de las elecciones de 2015, Amizero y’Abarundi —coalición de independientes, que Rwasa también lidera, se convirtió en el principal opositor parlamentario. Sin embargo, la coalición no puede postular en las elecciones de 2020, luego de controvertidos cambios constitucionales en 2018 que restringen a los candidatos independientes y las coaliciones.

El Gobierno sigue adelante

Desde 2015, el presidente Pierre Nkurunziza ha reforzado su control y las partes interesadas internacionales han tenido dificultades para fomentar la reconciliación. Un diálogo regional se paralizó y en 2018, tras cinco intentos fallidos, el facilitador Benjamin Mkapa renunció, y alegó frustración por la poca participación y escaso apoyo regional.

El Gobierno califica las críticas como mal informadas o imperialistas, y parece preparado para doblegar a los críticos locaesl e internacionales. PARCEM, ONG burundesa, fue suspendida hacia mediados de junio por “empañar” la imagen de Burundi tras una campaña que destacaba los problemas socioeconómicos.

A comienzos de junio, se organizaron diversas protestas a favor del Gobierno contra los medios franceses por “empañar” la imagen de Burundi, y los manifestantes “advirtieron” a Ruanda que no iniciara una guerra, en referencia a una presunta interferencia del país vecino.

En 2018, Burundi emitió una orden de arresto internacional para el expresidente Pierre Buyoya, a quien se acusa de complicidad en el asesinato del expresidente Melchior Ndadaye. Las tensiones continúan con el enviado de Naciones Unidas Michel Kafondo, tras las críticas de ese organismo de abuso de derechos. Para marzo de 2019, la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas cerró.

En reacción al informe del Grupo Internacional de Crisis que criticó la represión, el embajador de Naciones Unidas de Burundi dijo:

Los esfuerzos para resolver la crisis de Burundi, causada por la decisión del presidente de postular a un tercer mandato, han fracasado. Aumenta la amenaza de tensiones para las elecciones previstas para 2020. Se necesita fuerte presión regional para abrir el espacio político antes de las elecciones.
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Este informe nada objetivo es una extensión de la conspiración externa para desestabilizar a Burundi desde 2015, y el Grupo Internacional de Crisis es un actor clave, al igual que los países que financian su presupuesto de operaciones y siguen acosando.
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Esto ?? es fuerte y el grandioso pueblo de ?? está listo para dar la vida.

De otro lado, continúan las dificultades económicas, y las restricciones a ONG internacionales impuestas el año pasado exacerbaron la situación. El franco burundés se ha depreciado —lo que afecta a las importaciones. Las “contribuciones” financieras típicamente coaccionadas por las autoridades locales —sobre todo para las elecciones— han golpeado fuerte a los ciudadanos.

En marzo, la Organización Internacional para la Migración registró 124 578 personas desplazadas internalmente, y Naciones Unidas registró más de 346 000 burundeses en campos de refugiados en mayo, y más de mil personas en otros lugares.

Elecciones 2020

Burundi tendrá elecciones en 2020. Pero muchos opositores están en el exilio, y la coalición opositora del Consejo Nacional para el Respeto del Tratado de Arusha para la Paz y la Reconciliación de Burundi, de la Constitución y del Estado de Derecho (CNARED) se ha fragmentado y perdido varios miembros.

Algunos líderes opositores, en el exilio y en el país, se reunieron en Kampala, Uganda, a comienzos de mayo para discutir las elecciones 2020 y evaluar una nueva plataforma común.

Ha habido intento previos para unificar a los opositores, y las divisiones por la estrategia electoral son evidentes de nuevo. Charles Nditije, por ejemplo, del «no reconocido» partido de la Unión para el Progreso Nacional (UPRONA) sostuvo que la oposición boicoteara las elecciones de 2020, como algnoos hicieron en 2010 y 2015.

El Gobierno está atento a las elecciones. Cambió la Constitución sobre el límite de mandatos y normas, trazó un mapa conocido como la “hoja de ruta Kayanza”, que estableció reglas electorales y anunció el calendario electoral para 2020.

El Grupo Internacional de Crisis advirtió de los riesgos de violencia electoral y pidió a la Unión Africana y otros que se reanudaran el apoyo y enviaran observadores.

El riesgo de violencia organizada y armada aumenta.

Los soldados que se oponen al tercer mandato del presidente intentaron un golpe fallido en 2015, y el Grupo Internacional de Crisis también analizó las divisiones militares, algunas desde la guerra civil. Tras el golpe, ocurrieron asesinatos altamente organizados y represalias entre rebeldes y servicios de seguridad.

El aumento de la represión se relaciona con violencia en la fronteras también: grupos rebeldes armados burundeses están activos al este de la República Democrática del Congo, y luchan contra tropas de ese país, tropas del Gobierno burundés e Imbonerakure; conflictos en la provincia de South Kivu, en la República Democrática del Congo, han desplazado a 25 000 personas, según expertos de Naciones Unidas. También han circulado denuncias de hombres armados no identificados que hablan kirundi (lengua nacional de Burundi) que han atacado campos de refugiados de Tanzania, pero el Gobierno de Burundi lo ha negado.

El espacio político se reduce, los grupos armados pueden sentirse cada vez más fortalecidos, y el Gobierno puede continuar enviando agentes armados en su contra.

Dentro de Burundi, los simpatizantes de la oposición suelen verse superados en número y temen reaccionar a la provocación. Sin embargo, al bloguero burundés Igor Giriteka, le preocupa que el Congreso Nacional por la Libertad no siga siendo el medio de desahogo. Iwacu presentó un caso en el que los opositores locales se organizaron y enfrentaron a Imbonerakure, que luego fue blanco de ataques. Esta represalia y aumento puede llevar a continuos enfrentamentos si las tensiones no se calman antes de las elecciones de 2020.

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