Anuncio del New York Times para jefe de oficina de Nairobi está lleno de clichés sobre África

Un anuncio de empleo de julio de 2019 en el Nwe York Times para jefe de oficina de Nairobi está lleno de clichés sobre África en referencia las «costas de Tanzania» y los «desiertos de Sudán». Foto de un velero árabe en el Océano Índico de Tanzania, de Pernille Baerendtsen, usada con autorización.

El 3 de julio de 2019, The New York Times publicó un anuncio de empleo para el nuevo jefe de su oficina en Nairobi, Kenia. El lenguaje simplista usado para describir el rol y responsabilidades del candidato ideal reinició el debate sobre cómo los medios occidentales usan antiguos estereotipos sobre África.

Las primeras líneas del anuncio dicen:

Our Nairobi bureau chief has a tremendous opportunity to dive into news and enterprise across a wide range of countries, from the deserts of Sudan and the pirate seas of the Horn of Africa, down through the forests of Congo and the shores of Tanzania.

Nuestro jefe de oficina de Nairobi tiene una oportunidad tremenda de zambullirse en las noticias y empresas en gran variedad de países, desde los desiertos de Sudán y los mares piratas del Cuerno de África, a través de las selvas del Congo y las costas de Tanzania.

Muchos que leyeron esto se detuvieron —“¿desde los desiertos de Sudán y los mares piratas del Cuerno de África…?”. En Twitter, los cibernautas empezaron inmediatamente a comentar que el autor de este anuncio había sacado instrucciones de “Cómo escribir sobre África”, del desaparecido escrito keniano Binyavanga Wainaina —pero sin el memo de que su tono era sarcástico.

Pero no se detuvo ahí:

It is an enormous patch of vibrant, intense and strategically important territory with many vital story lines, including terrorism, the scramble for resources, the global contest with China and the constant push-and-pull of democracy versus authoritarianism.

Es una parte enorme de territorio vibrante, intenso y estratégicamente importante con muchas líneas narrativas vitales, incluido terrorismo, la lucha por recursos, el concurso global con China y el constante tira y afloja de democracia contra autoritarismo.

África Oriental, ¿descrita como una “parte enorme”? ¿Una región reducida a “líneas narrativas vitales” como terrorismo, la lucha por recursos, el concurso global con China»? Los cibernautas señalaron que el anuncio depende claramente en agotadas metáforas coloniales sobre África:

The New York Times publicó este anuncio para la vacante de jefe de oficina de Nairobi. Si no supiéramos, se pensaría que fue escrito por un amo colonial que nunca se fue. El colonialismo sigue presente, y mucho, bajo diversos disfraces. ¡Que África elija sus propias historias!

Es difícil distinguir este anuncio del New York Times para jefe de oficina de Nairobi de un llamado a una expedición del siglo XIX con Livingstone y Stanley.

El anuncio continúa:

There is also the chance to delight our readers with unexpected stories of hope and the changing rhythms of life in a rapidly evolving region.

También existe la posibilidad de deleitar a nuestros lectores con inesperadas historias de esperanza y los ritmos de vida cambiantes en una región de rápida evolución.

El periodista Larry Madowo tuiteó:

El anuncio del empleo en The New York Times para jefe de oficina de Nairobi dice mucho sobre el tipo de historias que quieren África Oriental…
——–
Como africano de toda la vida, estoy encantado de que un benévolo corresponsal del New York Times pronto patrullará nuestros mares piratas y desiertos, y que de vez en cuando cuente nuestras inesperadas historias de esperanza. Vivo por la mirada blanca.

Los cibernautas en Twitter salieron con todo vigor a condenar a The New York Times por el anuncio.

Los narradores kenianos de Lam Sisterhood crearon una actuación hablada a partir del anuncio de The New York Times, y llamó la atención a las problemáticas palabras, frases y líneas que refuerzan nociones perturbadoras y simplistas de Kenia, África Oriental y el continente. El video fue retuiteado casi 240 en un lapso de 24 horas:

Estimado New York Times:

Hicimos esto para ustedes.

Con cariño,
Lam Sisterhood.

El cineasta keniano Jim Chuchu mencionó la imagen de «Tarzán»:

Acá vamos de nuevo: The New York Times aparentemente quiere contratar a Tarzán como el próximo jefe de oficina de África Oriental. ? Un duro recordatorio de que el liberalismo estadounidense aún ve a las personas de color como una fuente de «historias de esperanza» intermitentes, de sentirse bien, o peones indefensos del comercio y el conflicto globales.

El analista político Ryan Cummings sugirió a «Indiana Jones» como el candidato perfecto:

Creo que encontré a alguien que encaja en la descripción para el trabajo de jefe de oficina de África Oriental de The New York Times.

Ambos personajes encajan con los tipos estereotipados de aventuras comunes en Nairobi, que Wainaina describió como «Nunca seré un vaquero de Kenia»:

Will try very hard, fail, be reassigned to another country, fight to stay, fail and then write a book about Their Time In Africa when they Dodged Bullets and met Warlord, Tore Out Crocodile’s Tooth and Advised THE PRESIDENT.

Me esforzaré mucho, fracasaré, me reasignarán a otro país, lucharé para quedarme, fracasaré y luego escribiré un libro sobre su tiempo en África cuando esquivaron las balas y conocieron caciques, sacaron el diente a un cocodrilo y asesorá al PRESIDENTE.

Historia de The New York Times en Kenia

Para The New York Times, no son novedades los contraataques en Nairobi por su manejo de las noticias de la región.

En enero de 2019, hubo un mortal ataque terrorista contra el Dusit Hotel en Riverside en Nairobi, en el que murieron 15 personas y otras 30 quedaron heridas. La entonces nueva jefa de oficina, Kimiko de Freytas-Tamura, escribió un controvertido artículo al respecto para The New York Times, que incluía fotos gráficas de víctimas mortales cubiertas de sangre.

Las imágenes generaron furia local y global por ser insensibles, inapropiadas y deshonrosas. Muchos también criticaron la doble moral que llevó a publicar estas imágenes, y sugirieron que si las víctimas hubieran sido blancas, The New York Times no hubiera publicado las fotos.

Los kenianos en Twitter, conocidos como #KOT, primero lanzaron su rabia colectiva directamente a de Freytas-Tamura, y pidieron su renuncia y deportación. Pero de Freytas-Tamura señaló que la oficina de fotos de The New York Times aprobó las fotos.

El Consejo de Medios de Kenia dio al diario 24 horas para que retirara el artículo y las fotos de su sitio web, pero el periódico no lo cambió de opinión ni se disculpó.

El Consejo de Medios de Kenia escribió hoy oficialmente una nota de protesta a The New York Times por su cobertura del ataque en Riverside.

The The New York Times respondió:

Un lujoso hotel y un complejo de oficinas que alberga empresas extranjeras en Nairobi sufrió un duro ataque de militantes de Shabab el martes 15 de en enero, en vísperas de una sentencia de cuatro hombres acusados de ayudar al grupo de perpetrar una ataque similar hace cinco años.
Shabab se atribuye la responsabilidad por mortal ataque en el complejo de hotel y oficinas de Nairobi
.
———-
Nos hemos enterado de que algunos lectores están molestos por nuestra publicación de una foto que muestra a víctimas tras un brutal ataque en Nairobi. Entendemos que esta información puede ser dolorosa, y tratamos de ser muy sensatos con cómo manejamos las palabras y las imágenes en estas situaciones.

Los kenianos tuvieron una reacción tan dura contra de Freytas-Tamura —hasta amenazaron su vida— que The New York Times hizo que de Freytas-Tamura regresara a la oficina de Londres. Nunca asumió oficialmente el cargo como jefa de oficina de Nairobi —y las controvertidas fotos siguen en línea.

‘Con cariño, África’

Jeffrey Gettleman, otro exjefe de oficina de Nairobi de The New York Times, y galardonado periodista, también se expresó en su reciente libro “Con cariño, África”. La cubierta del libro iluistra el clásico árbol y puesta de sol y habla de alusiones y fascinación coloniales con hacer de África “el otro”.

En una reseña del libro de Gettleman, el antropólogo alemán Tobias Denskus concluye:

On further reflection, … his narrative seems a bit outdated, maybe even out of touch with the changing realities around him and the expectations from privileged global professionals.

Con mayor reflexión … su narrativa parece un poco amticuada, tal vez hasta desconectada de las realidades cambiantes alrededor de él y las expectativas de profesionales globales privilegiados.

Kenianos recuperan narrativas en medios sociales

En Twitter, los kenianos no se dirigieron solamente contra The New York Times. Varios otros ejemplos señalan momentos en que los kenianos en Twitter salieron para reprender y corregir lenguaje ofensivo que perpetúa las metáforas y estereotipos sobre África.

En 2012, cuando Korean Airways inició viajes con destino a Nairobi, estrenó un aviso que decía: “Vuela con Korean Air y disfruta de la gran sabana africana, un tour de safari y pueblos indígenas llenas de energía primitiva”. El anuncio se volvió viral y desató muchos tuits que pedían a Korean Air que reevaluara volar a Kenia.

En 2015, cuando CNN calificó a Kenia como un “caldo de cultivo del terror” antes de la visita del entonces presidente estadounidense Barack Obama, más de 75 000 tuits en un solo día protestaron contra el estereotipo.

¿El continente oscuro?

Tal vez The New York Times es insensible a las reacciones ruidosas. El nuevo aviso claramente cae en la vieja trampa del “continente oscuro”.

Siete años después de que el explorador galés Henry Morton Stanley calificara a África como el “continente oscuro” —basado en viajes a África Central y Oriental que resultaron en un diario de viajes publicado en 1878, «En el África más oscura»— el Congreso de Berlín dividió a África para “placer y beneficio de las potencias europeas”.

África como “continente oscuro” persiste en la actual imaginación de los medios tradicionales occidentales.

Cuando Toussaint Nothias, académico de la Universidad de Stanford, analizó más de 282 artículos publicados en periódicos británicos y franceses entre 2007 y 2012, identificó una descripción sistemática de África con “oscuridad” y “tribalismo” que amenazba a Africa como “entidad homogénea” con cobertura que depende “predominantemente en fuentes occidentales”.

Achille Mbembe, historiador y filósofo camerunés, usa el término «otredad absoluta» para describir cómo Occidente se ubica hacia África. Lo que África es — Occidente no es. La necesidad de negar y contrastar luz con oscuridad aún domina la percepción de Occidente de su relación con el otro.

Tratemos de imaginar lo contrario, sugiere Jim Chuchu:

Probablemente un tipo que tomó un par de clases electivas sobre estudios africanos en la universidad y escucha «África» de Toto sin una pizca de ironía. Buena suerte, África Oriental.
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Imaginemos lo contrario: «Agencia de noticias africana busca corresponsales para informar sobre Estados Unidos: un vibrante territorio con muchas narrativas vitales, incluyendo inexplicables leyes sobre armas, la competencia global con China, y una tendencia a derrocar Gobiernos extranjeros por deporte».

El académico nigeriano Chibuke Oguh sostiene que estos encuadres ignoran las muchas noticias históricas del continente y también “historias de éxito políticas y económicas” contemporáneas.

Comunicar estas ideas anacrónicas sobre África hace que la sátira sea relevante —pero sigue sin responder por qué The New York Times entendió esto tan mal.

Nota del editor: Global Voices contactó varias veces a The New York Times para un comentario oficial, pero no hubo respuesta. El 8 de julio, el editor internacional Michael Slackman respondió en Twitter en mensaje directo a Lam Sisterhood y asumió responsabilidad por el anuncio con una explicación. Actualizaremos de ser necesario. 

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