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Cómo el suministro de armas de Estados Unidos a Arabia Saudita amenaza la paz ganada con tanto esfuerzo en Sudán

Categorías: África Subsahariana, Medio Oriente y Norte de África, Arabia Saudita, Sudán, Yemen, Derechos humanos, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Política, Protesta, Relaciones internacionales, The Bridge

Fotos (en el sentido de las agujas del reloj desde la izquierda): Manifestantes sudaneses en abril de 2019 de M. Saleh [1] (CC BY-SA 4.0); mapa que destaca Arabia Saudita en verde y Sudán en anaranjado de PlanspotterA320 [2] (dominio público a través de Wikimedia Commons); presidente sudanés Omar al-Bashir y rey Abdulla de Arabia Saudita asisten a la sesión inaugural de la Cumbre Árabe en Qatar de Tribus of the World [3] (CC BY-SA 2.0).

Por Mohamed Suliman

El 3 de junio, miles de manifestantes sudaneses continuaron con las protestas a favor de la democracia para exigir un gobierno civil en Sudán, armados con nada más que desobediencia civil. En contraste, las Fuerzas de Apoyo Rápido actuando en nombre del Consejo Militar de Transición, que ejerce el mando interino en Sudán, estuvieron listos para disparar y matar.

Alrededor de esa época del mes, el Senado de Estados Unidos votó para bloquear el envío armas por un valor de ocho millones de dólares a Arabia Saudita [4] —un bloque que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha dicho que pretende vetar [5].

Arabia Saudita apoya decididamente a las Fuerzas de Apoyo Rápido. Su líder, Mohamed Daglo, es un amigo confiable y aliado de Arabia Saudita. En mayo de 2019, Daglo se reunió con el príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman [6]y le garantizó la continuidad de la cooperación con Arabia Saudita en su actual guerra en Yemen.

Los sauditas suministran dinero y armas a las Fuerzas de Apoyo Rápido, así que cuando Estados Unidos apoya los tratos de armas con Arabia Saudita, también apoyan a las Fuerzas de Apoyo Rápido. Arabia Saudita, aliado estratégico de Estados Unidos en la región, ha trato de asegurar victoria a costa del sueño de los sudaneses.

La revolución sudanesa estalló en diciembre de 2018 bajo el lema «¡Fuera, eso es todo!». Los ciudadanos sudaneses exigieron la destitución del presidente Omar Bashir y su régimen, en el poder durante más de 30 años. A mediados de abril de 2019, Bashir fue expulsado y el Consejo Militar de Transición asumió el liderazgo de facto de Sudán.

El 3 de junio de 2019, las Fuerzas de Apoyo Rápido usaron fuerza bruta para dispersar a manifestantes pacíficos en una vigilia que pedía un Gobierno democrático y civil en Sudán. Los informes iniciales sobre esta masacre confirmaron que al menos a cien personas las mataron a tiros [7], los cuerpos fueron lanzados al río Nilo. A las mujeres las violaron en las calles [8].

En un intento de ocultar sus delitos, ls Fuerzas de Apoyo Rápido y el Consejo Militar de Transición bloquearon internet en todo el país [9].

Las Fuerzas de Apoyo Rápido se componen de miembros del infame “Janjaweed”, conocido por haber intervenido en las atrocidades cometidas en Darfur. Organizaciones de internacionales de derechos humanos han emitido varios informes por sus delitos atroces, como “Hombre sin piedad [10]”, de Human Rights Watch, que también ubicó a Daglo, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, en la “lista parcial de personas que deben ser investigadas por la Corte Penal Internacional [11]”.

Además de apoyar a las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán, Arabia Saudita también interviene en la guerra con la vecina Yemen. En 2015, lanzaron una intervención militar [12] de apoyo al Gobierno en sus ataques contra los grupos rebeldes hutíes. La coalición con respaldo saudita se compone de nueve países de Medio Oriente y el Norte de África [12], incluido Sudan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido son un abierto aliado.

Muchos grupos de derechos humanos han condenado y criticado la guerra en Yemen [13] por violaciones de derechos humanos, con 14 millones de personas en riesgo de morir de hambre. Desde 2018, han muerto 6872 civiles y 10 768 han quedado heridos [14], sobre todo por ataques aéreos de la coalición encabezada por Arabia Saudita, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos [15].

No es secreto que las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán reclutan niños soldados en la guerra en Yemen [16]. Daglo aseguró a Arabia Saudita que las fuerzas sudanesas permanecerían en Yemen para defender la seguridad de Arabia Saudita.

Ahora, hay armas estadounidenses en manos del príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, que no solamente ordena la tortura y muerte de periodistas, como Jamal Khashoggi [17], y también respalda totalmente a Daglo y sus milicias que matan manifestantes, violan mujeres y reclutan niños como soldados.

As a Sudanese citizen, I find it really embarrassing that a great nation like the US—that has been built on the principles of freedom and justice for all—keeps sending arms to Saudi Arabia.

Como ciudadano sudanés, me parece realmente vergonzoso que una gran nación como Estados Unidos -que se ha construido sobre los principios de libertad y justicia para todos- siga enviando armas a Arabia Saudí.

Yo, por mi parte, apoyo todos los esfuerzos que se están realizando en Estados Unidos a todo nivel para poner fin a la venta de armas estadounidenses a Arabia Saudita. Esta es una postura moral y práctica que el pueblo estadounidense debería adoptar para mantener sus intereses a largo plazo con respecto a los sudaneses.

I have two wishes: That no new massacre will occur in Sudan; and that the US will stop sending arms to Saudis who protect and support a war criminal who will likely prevent my first wish from coming true.

Tengo dos deseos: que no se produzca ninguna nueva masacre en Sudán; y que Estados Unidos deje de enviar armas a los sauditas que protegen y apoyan a un criminal de guerra que probablemente impedirá que mi primer deseo se haga realidad.

Mohamed Suliman [18] es un ciudadano sudanés que vive en Estados Unidos. Fue uno de los coordinadores de una campaña que cambió la política de sanciones tecnológicas de Estados Unidos contra Sudán [19], y ahora rastrea a las empresas chinas que exportan gas lacrimógeno [20] al régimen sudanés. También coordina un proyecto para eliminar contenido de Reporteros Sin Fronteras de internet [21].