Así combatieron aldeas húngaras los planes de depósitos de desechos nucleares en la década de 1980

Town hall meeting in Hungarian village of Ófalu in 1990. Photo by Atlatszo.hu, CC BY-NC-SA 2.5.

Esta historia se publicó en húngaro e inglés por la organización de periodismo de investigación húngara sin fines de lucro Atlatszo. A continuación, se publica una versión editada como parte de una asociación con Global Voices.

Se ha informado varias veces que se están llevando a cabo investigaciones geológicas cerca de la aldea húngara de Boda para determinar si la zona es adecuada para un depósito de residuos nucleares a largo plazo. Hungría necesita un depósito en para el combustible gastado de la central nuclear de Paks y los nuevos reactores de Paks2, pues el combustible nuclear gastado no puede ser transportado de vuelta a Rusia.

La investigación sobre Boda y su idoneidad aún no es concluyente; sin embargo, pocos recuerdan que el lugar «perfecto» para un depósito nuclear ya se ha encontrado dos veces en Hungría. Pero no se construyó porque los lugareños se organizaron y protestaron contra el Estado y la poderosa planta nuclear. Esta es la historia de cómo los «pequeños» lucharon contra las grandes potencias durante la última década del socialismo en Hungría.

Activismo antinuclear detrás de la Cortina de Hierro

Desde 1960, Hungría tiene en Paks dos depósitos de residuos nucleares para almacenar los residuos producidos por las instalaciones sanitarias, educativas y algunos residuos producidos por la central nuclear. El depósito Solymár funcionó de 1960 a 1974 y otro fue construido en Püspökszilágy, y sigue en funcionamiento.

Los periodistas de investigación de Átlátszó se unieron con expertos de la Asociación Energiaklub para investigar los rumores sobre la desorganizada documentación del embalaje y almacenamiento de residuos de antes de la caída del socialismo, la alta radiación de fondo y las nocivas sustancias que se filtran en las aguas subterráneas alrededor del depósito de residuos nucleares en el pueblo húngaro de Püspökszilágy.

Examinaron documentos oficiales, visitaron la aldea y el depósito de residuos, y llegaron a la conclusión de que se desconoce el nivel de radiación de fondo al que están expuestos los habitantes locales y que se necesitarán entre 15 y 20 años para realizar un examen exhaustivo de los desperdicio, entre los que hay tritio y radiocarbono.

Sin embargo, se necesitaban más depósitos de residuos nucleares y se inició la búsqueda de otro lugar — el proceso lo documentó el periodista y abogado János Havasi, en un libro sobre el tema publicado en 1989.

Un estudio publicado en 1981 recomendaba cuatro posibles ubicaciones. Tres fueron eliminadas y quedó una: el pueblo de Magyaregregy. Ese hubiera sido el lugar para el material de radiactividad baja y media de Paks.

Las personas del lugar quedaron asombrados y sorprendidos –sobre todo porque no los notificaron oficialmente. Se han enterado de los planes de oídas. Algunos comenzaron a organizarse en secreto. Uno era el médico local Lajos Bihari. Es la primera vez que habla de los acontecimientos.

Dijo a Atlatszo que la zona que se había pensado para el depósito de residuos nucleares era rica en carbón y otros minerales, que no podrían extraer de construirse un cementerio nuclear en la zona. Pensaba que, en aras del futuro de sus hijos y nietos, había que proteger los recursos minerales.

Convenció al secretario del partido local responsable del sector de apoyar la causa. Convencieron al viceministro László Kapoly de que fuera a inspeccionar la zona; durante la visita, los lugareños convencieron a Kapolyi de que la aldea no era apta para el depósito de residuos nucleares.

En 1982, un estudio encargado por el Ministerio de Industria concluyó que la zona no era apta para la instalación nuclear.

La razón era que el suelo se movía fácilmente, el agua se filtraba y había varios manantiales de agua en la zona. Estas razones hacíam que el lugar no fuera adecuado para la instalación.

Es obvio ahora que la decisión de cancelar los planes tuvo buen fundamento científico en ese tioempo; respaldado por la investigación geológica. Sin embargo, algunos lugareños lo recuerdan de otra manera. Algunos habitantes de más edad mencionaron que a algunos miembros de la élite del partido comunista les gustaba cazar en la zona, y que si los residuos nucleares se vertían allí, cazar hubiera sido imposible.

Otra aldea se resiste

Después de Magyaregregy, la atención se volcó a otro pueblo, Ófalu. A los habitantes que viven cerca del nuevo lugar propuesto tampoco se les informó de la decisión. Simplemente vieron que varias máquinas pesadas aparecían en su zona para investigación geológica. Después de varias reuniones en la municipalidad, se dieron a conocer los planes.

Funcionarios del Partido Comunista Húngaro cerca de Ófalu, 1989. Foto de Atlatszo.hu, CC BY-NC-SA 2.5.

Aunque muchos científicos cuestionaron la idoneidad de la zona, los trabajos empezaron y se gastaron 150 millones de forints húngaros de la época en investigación y preparación de la construcción. Parecía un trato hecho.

Sin embargo, algunos ciudadanos iniciaron una petición, incluidos Ferenc Wekler y su esposa. Según una entrevista que concedió al diario Beszélő, A Wekler su esposa lo presionó para que elevara su voz. Primero, trataron de establecer una ONG, pero eso era imposible en 1985. Sin embargo, la esposa no se dio por vencida; organizó reuniones en la municipalidad, pidió a  científicos que escribieran opiniones independientes y fundó un «comité social» con habitantes en las cuatro aldeas cercanas al lugar propuesto.

«Hicimos muchas cosas que eran nuevas en esa época», dijo.

Wekler dice que muchas cosas colaboraron con sus logros. Una fue que la política ambiental ya estaba cambiando en 1987. También pudieron encontrar expertos renombrados que defendieron sus opiniones y que eran demasiado conocidos como para ser ignorados.

Wekler también meciona el rol de la prensa que apoyó a los vecinos de Ófalu. «La prensa tenía finalmente una noticia en la que podían contar la historia de un hombrecito que enfrentaba al poder», dijo. El entonces director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Hans Blix, pidió la opinión de los habitantes del lugar.

Al final, no se construyó el depósito de desechos nucleares. La respuesta final se dio después de que un grupo de expertos independientes concluyera que la zona no era la idónea para la instalación.

La decisión final de no conceder el permiso a la instalación se anunció en abril de 1988, y el ministro de Salud y Asuntos Sociales afirmó en 1990 que no habría un cemeterio nuclear en Ófalu.

Geological research near Ófalu in 1987. Photo by Atlatszo.hu, CC BY-NC-SA 2.5.

Investigación geológical cerca de Ófalu en 1987. Foto de Atlatszo.hu, CC BY-NC-SA 2.5.

Representantes de la central nuclear de Paks convocaron una conferencia de prensa en febrero de 1990 en la que dijeron que los «habitantes de Ófalu eran mejores políticos y aprovechaban mejor las realidades políticas actuales de Hungría». Añadieron que habían aprendido la lección y que nunca intentarían construir un depósito de residuos sin contar con el apoyo de la población local. Sin embargo, destacaron que consideran que la decisión de cancelar la construcción de la instalación fue política, no científica.

La aldea de Boda como el lugar del vertedero nuclear

En la misma conferencia se anunció que el Gobierno ha iniciado investigaciones cerca de la aldea de Boda para determinar si el lugar de adecuado para una instalación a largo plazo.

Además, se construyó un depósito a corto plazo en Bátaapáti, a unos kilómetros de Ófalu. La instalación abrió oficialmente en 2012.

Sin embargo, la construcción de Bátaapáti también fue controvertida. En 2008, Energiaklub, ONG especializada en temas energéticos, pidió a la Defensoría del Pueblo para las Generaciones Futuras que examinara la construcción de Bátaapáti.

Según el director del proyecto del Energiaklub, Eszter Mátyás, el defensor del pueblo encontró irregularidades en el procedimiento de concesión de licencias de Bátaapáti –varias veces, los funcionarios concedieron permisos ilegalmente. Además, se habían colocado barriles de residuos nucleares en la instalación antes de que se demostrara su idoneidad geológica y antes de que se terminara la construcción de las instalaciones subterráneas de almacenamiento.

Mátyás dijo que Energiaklub también está observando de cerca lo que ocurre en Boda. Las posibilidades son altas porque, hasta ahora, Hungría ha construido depósitos nucleares para desechos nucleares de nivel bajo o medio.

La nueva instalación planificada en Boda, será un depósito a largo plazo para material altamente radioactivo, incluido combustible nuclear de desecho de la planta nuclear de Paks –y luego, de los reactores Paks2.

Esta historia, escrita por Eszter Katus y adaptada al inglés por Anita Kőműves, fue producida por Atlatzo.hu en cooperación con Energiaklub como parte de una serie de investigación conjunta sobre temas energéticos en Hungría. La información de la empresa la brindó Opten.

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