Arrestan a importante funcionaria en Trinidad y Tobago, se enciende el debate por la corrupción

Marlene McDonald recorre un «campamento de máscaras» de carnaval durante su gestión como ministra en 2008. Foto sde Trinidad News, CC BY 2.0.

La parlamentaria trinitense Marlene McDonald, que ejerció el cargo de ministra de Administración Pública, fue arrestada en Trinidad el 8 de agosto de 2019 por acusaciones de corrupción. McDonald, que también fue destituida de su puesto como líder política del gobernante Movimiento Nacional del Pueblo (PNM), enfrenta graves acusaciones, que incluyen lavado de dinero, conspiración para defraudar y conducta inapropiada en un cargo público.

A McDonald la controversia no le es ajena. A comienzos de 2016, la destituyeron de su puesto como ministra de Vivienda y Desarollo Urbano tras acusaciones de mal uso de su puesto. En esa ocasión, fue acusada de asignar a su conviviente una casa a través de la agencia estatal de vivienda, de ofrecerle a él y otros parientes trabajos en su circunscripción en contravención de procesos de contratación ministeriales y de iniciar una organización no gubernamental para ganar acceso a fondos públicos.

A pesar de su escaso criterio, el primer ministro Keith Rowley designó a McDonald como ministra de Servicios Públicos el 30 de junio de 2017, puesto que ejerció apenas unos días: fue destituida poco después de su ceremonia de juramentación, gracias al clamor del público por la presencia de un «líder comunitario» (eufemismo local para describir a los líderes de una pandilla) que posó con McDonald en fotografías en la residencia presidencial.

Pero a McDonald la volvieron a contratar y empezó a trabajar en el Ministerio de Administración Pública en abril de 2018:

DESTACADO: la recién destituida Marlene McDonald, parlamentaria del sur de Puerto España, ha ejercido tres cargos ministeriales en la gestión de Keith Rowley –el más corto fue de apenas dos días; aquí un vistazo a su cronología ministerial desde septiembre de 2015.

Con McDonald se arrestó a otras cuatro personas: el hermano de su conviviente, Michael Carew, y tres amigos (Victor McEachrane, Edgar Zephyrine y Wayne Anthony). Los cuatro están vinculados a las acusaciones iniciales que se dieron a conocer en 2016. En esa época, una investigación de las acusaciones de la Comisión de Integridad del país determinó que no encontró «suficiente evidencia».

Sin embargo, una investigación más reciente emprendida por el Buró de Normas Pro­fes­ion­ales (PSB) encontró suficiente evidencia tras rastrear diinero de la ONG a las cuentas personales de los sospechosos. Los acusados han sido arrestados con las mismas acusaciones: defraudación al Estado por medio fondos públicos a través de la Fundación Calabar, y lavado de dinero.

A McDonald también se le acusó de mal uso de un cargo público. Su fianza se fijó en dos millones de dólares de Trinidad y Tobago (aproximadamente 295 000 dólares), pero antes de que compareciera en la corte se enfermó e ingresó a un hospital privado. El 12 de agosto de 2019, a los cuatro acusados se les concedió fianza.

¿Cuá ha sido la reacción?

El arresto de McDonald la puso de nuevo en el centro de atención nacional, que dio inicio a un debate general sobre corrupción en el país. En el Índice de Percepciones de Corrupción 2017 y 2018 de Transparencia Internacional, Trinidad y Tobago obtuvo 41 puntos de 180 países, una caída de la calificación de 2016.

Nikolai Edwards, líder de una nuevo partido político juvenil, comentó que era bueno ver que la policía está tras un «pez gordo», en referencia a una sensación pública común de que, a pesar de lo que se percibe la corrupción como desenfrenada, casi nunca se arresta a los sospechosos. Elogió el trabajo del comisionado de policía y del Buró de Normas Pro­fes­ion­ales, y agregó que McDonald y otras figuras públicas corruptas no merecen solidaridad del público.

La líder opositora Kamala Persad-Bissessar dijo que McDonald merece un juicio justo, mientras el primer ministro expresó que «nadie está por encima de la ley» y que su arresto debería ser considerado como una gran esperanza para el país.

Sin embargo, el público está incrédulo, pues a McDonald se le permitió tener cargos públicos durante mucho tiempo. Algunos usuarios de medios sociales cuestionaron la cultura política de habilitación:

El primer ministro puede destituir a Marlene Mcdonald nonagésima sexta vez y en 2021, entre miles candidatos adecuados disponibles, la volverán a nombrar para el gabinete.

En Twitter, un usuario sugirió que por no hablar contra la corrupción y el privilegio, los propios ciudadanos eran parte del problema:

El hecho de que el pueblo quiera que Marlene McDonald reciba trato especial (aunque sea ladrona del dinero de ustedes) porque es parlamentaria es EXACTAEMENTE lo que está mal con Trinidad y Tobago. Banda de facilitadores.

No obstante, el arresto de McDonald es un momento importante en la política de Trinidad y Tobago, y muchos esperan que sea la primera de muchos líderes corruptos en ser llamados a rendir cuentas. Varios cibernautas consideran la detención de la ministra como un paso pequeño pero vital para tratar con este gran problema del país.

McDonald y sus coacusados volverán a las cortes el 9 de septiembre de 2019.

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