Huesos rotos, hemorragias internas: Policía de Hong Kong utilizó tácticas «temerarias e indiscriminadas» durante protestas, afirma Amnistía Internacional

Foto de archivo: policía antidisturbios de Hong Kong/May James/HKFP.

Este artículo fue escrito originalmente por Jennifer Creery y publicado en Hong Kong Free Press el 20 de septiembre de 2019. Se reproduce en Global Voices en virtud de un acuerdo de colaboración.

Un nuevo informe de la ONG Amnistía Internacional dice que la policía de Hong Kong ha utilizado tácticas temerarias y represalias violentas en su represión de los manifestantes desde junio de 2019, y provocado fracturas óseas y hemorragias internas.

El informe, basado en 38 entrevistas a detenidos, personal sanitario y abogados, así como en imágenes revisadas, mostró un «patrón alarmante» de conducta policial inapropiada durante las 15 semanas de protestas en la ciudad; comportamiento que, según Amnistía Internacional, en ocasiones podría considerarse tortura. Nicholas Bequelin, director de Amnistía para Asia Oriental, dijo:

El mundo entero ha podido ver, retransmitida en directo, la respuesta de mano dura de control de multitudes de la policía de Hong Kong en las calles. Mucho menos visible es el sinfín de abusos que la policía inflige, fuera de la vista, a manifestantes. […] Las pruebas dejan poco margen de duda: con aparente sed de represalia, las fuerzas de seguridad de Hong Kong están aplicando un perturbador patrón de tácticas temerarias e ilegítimas contra participantes en las protestas, entre ellas la detención arbitraria y la comisión de actos violentos de represalia contra personas bajo custodia, algunos de los cuales constituyen tortura.

En su informe, la ONG citó el uso excesivo de la fuerza, las palizas, los arrestos arbitrarios, los tratos degradantes y la demora en el acceso a la atención médica y al asesoramiento como ejemplos de esas tácticas, al tiempo que identificaba a los oficiales de élite (conocidos como «raptores») como los principales responsables.

Más de 1400 personas fueron detenidas durante las semanas de disidencia en Hong Kong, provocada por un proyecto de ley de extradición que pronto será retirado y que habría permitido las transferencias de fugitivos a China caso por caso. Las protestas se transformaron en manifestaciones, a veces violentas, de disturbios por la invasión de Pekín y la supuesta brutalidad policial, entre otros agravios.

Mapa que muestra las detenciones relacionadas con las protestas que Amnistía Internacional documentó entre julio y septiembre de 2019. Datos procedentes de Open Street Map, HKGISK. Foto: Amnistía Internacional.

Amnistía entrevistó a 21 detenidos, 18 de los cuales dijeron que habían sido hospitalizados como consecuencia de los malos tratos y tres pasaron al menos cinco días en el hospital.

‘No puedo respirar’

Un hombre contó a Amnistía Internacional que tras negarse a responder a una pregunta durante su detención en los Nuevos Territorios en agosto, los agentes lo golpearon y amenazaron con romperle las manos si intentaba protegerse. Se citó en el informe:

Sentí que me golpeaban en las piernas con algo muy duro. Entonces uno [de los agentes] me giró y me hincó las rodillas en el pecho. Me dolían los huesos y no podía respirar. Intenté gritar, pero no podía ni respirar ni hablar.

Luego fue hospitalizado durante varios días por una fractura de hueso y hemorragias internas. También denunció que un agente de policía le abrió un ojo a la fuerza con los dedos y lo apuntó con un puntero láser preguntándole: “¿A ti no te gustaba apuntar con esto a la gente?”.

Los punteros láser se usaban habitualmente en las protestas para molestar a los agentes y, en agosto de 2019, la policía arrestó a un líder estudiantil por posesión de armas ofensivas después de que se descubrió que llevaba diez punteros láser.

Otro hombre, que sufrió múltiples fracturas en el brazo durante su arresto en agosto, dijo que a pesar de haber pedido inmediatamente que lo llevaran al hospital, se le negó atención médica durante cinco horas mientras estaba detenido.

Otros dos entrevistados describieron situaciones en las que los esposaron juntos en la calle y los forzaron a inhalar gases lacrimógenos durante largos períodos.

Los represententantes de la policía han negado sistemáticamente las acusaciones de mala conducta, afirmando que los agentes utilizan la fuerza mínima necesaria y ejercen un alto nivel de autocontrol durante las protestas.

En una reciente rueda de prensa, el superintendente jefe de la división de relaciones públicas de la policía, Tse Chun-chung dijo que el informe de Amnistía carecía de contexto:

Those missing links, they basically did not mention clearly about the social environment in Hong Kong in recent months. I must re-emphasise that we are facing an unprecedented challenge to the rule of law.

Police are duty-bound to enforce the law impartially in these situations. Given this social environment, where a large number of radical protesters break the law recklessly, it is increasingly difficult for Police to enforce the law.

Esos enlaces que faltan, básicamente no mencionaron claramente el entorno social de Hong Kong en los últimos meses. Debo insistir una vez más en que nos enfrentamos a un reto sin precedentes para el estado de derecho.

La policía tiene el deber de hacer cumplir la ley de manera imparcial en estas situaciones. Dado este entorno social, en el que un gran número de manifestantes radicales violan la ley de forma imprudente, a la policía le resulta cada vez más difícil hacer cumplir la ley.

Sin embargo, antes de la publicación del informe, Bequelin declaró que los abusos registrados por Amnistía Internacional constituían una clara violación de la ley internacional de los Derechos Humanos:

Una y otra vez, los agentes de policía infligieron violencia antes de los arrestos y mientras los practicaban, incluso cuando la persona había sido inmovilizada o retenida. Por tanto, el uso de la fuerza fue claramente excesivo, lo que infringe el derecho internacional de los derechos humanos

[…]

Dada la generalización de los abusos que encontramos, está claro que la policía de Hong Kong ya no está en condiciones de investigar y reparar por sí misma la represión ilegítima generalizada de manifestantes. Amnistía Internacional pide urgentemente que se realice una investigación independiente e imparcial que desemboque en enjuiciamientos y ofrezca justicia y reparación, dada la escasa confianza en los mecanismos internos existentes, como la Comisión Independiente para las Denuncias contra la Policía.

Las protestas contra la ley de extradicción en Hong Kong se han convertido en un movimiento popular para un gobierno democrático y responsable. Para leer más sobre las protestas, visita la página de cobertura especial de Global Voices.

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