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Librerías de segunda mano checas, antes focos de resistencia política, desaparecen lentamente

Categorías: Europa Central y del Este, Eslovaquia, República Checa, Arte y cultura, Censura, Historia, Libertad de expresión, Literatura, Medios ciudadanos

Una tienda antikvariát en Praga. Para mantenerla, el propietario dirige la tienda durante el día y trabaja como guardia de seguridad por la noche. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

En la Checoslovaquia comunista [1], las autoridades consideraban los libros como un elemento clave para fortalecer los valores socialistas entre la población. Poco después de 1948, El Estado clausuró [2] o confiscó las editoriales privadas fueron cerradas [2] o confiscadas, y desde entonces solo podían imprimir o vender títulos aprobados por el partido. Muchos libros de la Primera República [3] de Checoslovaquia fueron prohibidos, junto con cualquier otra cosa que se considerara crítica con el comunismo. 

Ambiente típico de un antikvariát en Praga que no ha cambiado mucho desde la década de 1980. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

Pero el sistema tenía una laguna: las autoridades toleraban la existencia de antikvariát [4], tiendas que vendían libros de segunda mano, e impresiones artísticas y discos. Esas tiendas ayudaban a la gente a limpiar sus bibliotecas privadas; el gerente de un antikvariát típicamente compraba libros de personas que buscaban deshacerse de volúmenes viejos. Los títulos anteriores a 1948 y otros «indeseables» terminaron en esas librerías y luego circularon en una especie de mercado clandestino. 

Siempre que se encontraban con libros prohibidos, los gerentes de antikvariát pasaban la información a sus amigos y los vendían por lo bajo solo a personas de confianza. Se desarrolló una cultura clandestina alrededor de esto y pronto la gente comenzó a visitar los antikvariát no solo para comprar libros sino también para mezclarse con personas de ideas afines.

Karel Stránský, hombre de unos 50 años que trabajó durante décadas en las librerías de Praga, relató el ambiente de las tiendas antikvariát durante el comunismo:

To byla úžasná příležitost. Když ses skamarádil s antikvářem, tak ses dostal k jedinečným knížkám. Byli tam zaměstnáni a zároveň se i kolem toho motali zajímaví lidé. To byl ráj. Jeden můj kamarád třeba viděl ve výloze antikvariátu knížku od Ivana Klímy, tak tam stál dvě hodiny před otvíračkou, aby si to koupil. Bylo to úžasné místo setkání. Mohl ses dát do řeči s člověkem u jednoho regálu o nějaké knížce, a on ti třeba řekl, to mám doma, to ti můžu půjčit. Cenově to bylo dostupný. Nebyli závislí na zisku, byl to totiž státní podnik a antikváři pobírali fixní mzdu.

Era una oportunidad extraordinaria. Si conocías al gerente, tenías acceso a libros únicos. Los empleados y los visitantes eran personas interesantes. Era el paraíso. Recuerdo que una vez un amigo vio en el escaparate de un antikvariát una novela de Ivan Klíma [5], que estaba prohibida por aquel entonces. Esperó dos horas antes de la apertura de la tienda para asegurarse de que él sería el único que la compraría. Era un lugar interesante para conocer gente. Podías entablar una conversación en una estantería y esta persona te diría: «Tengo este libro en casa, puedo prestártelo». Los libros eran asequibles. La gente no dependía de los ingresos, era una empresa estatal y la gente tenía una salario fijo. 

Cómo internet está salvando y destruyendo la cultura «antikvariát» al mismo tiempo

Con la caída de la censura comunista en 1989, ese mercado clandestino perdió su propósito. Y en las décadas siguientes, a medida que el acceso a Internet fue más fácil, los propietarios privados de antikvariát comenzaron a abrir también tiendas en línea. Stránský recuerda:

Vše se uvolnilo, i cizinci měli zájem [6] o naše zboží. Třeba Japonci kupovali ve velkém dětské knihy s ilustracemi, do Japonska jsme občas posílali i tři banánovky knížek. To se rozjel internetový obchod, a třeba dvě třetiny zisku přinášel kamenný krám a zbylou třetinu prodej přes internet. Antikvářům se dost dařilo.

Todo fue liberalizado. Los extranjeros se interesaron [6], por ejemplo, los clientes japoneses compraban libros infantiles con ilustraciones, nosotros enviamos tres cajas de libros a Japón. Entonces apareció internet, y dos tercios de las ventas se hacían en la tienda y un tercio provenía de las ventas en línea. Algunos antikvariát salieron adelante entonces. 

Pero entonces llegó la crisis económica de 2008, que golpeó duramente a la República Checa [7] en torno a 2010. Como explica Stránský: 

Spousta antikvářů zavřela kamenný obchody, aby neplatili drahý nájem, pronajali si levný sklad a prodávali jenom přes internet. To byly jenom výdejny, nikoliv antikvariát, kde se dají potkávat lidi. . 

Mucha gente abandonó las tiendas físicas para no tener que pagar un alquiler. Simplemente tenían un lugar de almacenamiento barato y vendían todo en línea. Se convirtieron en simples proveedores y ya no eran los antikvariát donde uno interactuaba con la gente. 

Uno de los antikvariát más grandes de Praga que se ha convertido en un lugar de almacenamiento y donde los libros ya no son físicamente accesibles, sino que solo se pueden comprar en línea. Foto de Filip Noubel, usada con permiso.

Hoy en día, la mayoría de los libros de segunda mano se compran y venden por internet en la República Checa. Según Stránský, todo cambió irrevocablemente con el establecimiento del sitio Můj antikvariát [8] («mi antikvariát»), el mayor mercado en línea de libros de segunda mano del país, donde tanto tiendas como particulares pueden comerciar. Actualmente, el sitio ofrece más de dos millones de títulos. 

Algunas tiendas que todavía persisten usan las redes sociales para encontrar clientes. La tienda Staroknih (que significa «libros antiguos») de Eslovaquia anuncia sus títulos raros en Instagram. A continuación aparece una publicación en la que se muestra un cuento eslovaco publicado en 1923.

 

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Páči sa vám obálka povesti Jána Kalinčiaka s názvom Orava z roku 1923? ?? ⁣ ⁣ Jej autorom je ANDREJ KOVÁČIK (1889-1953), ktorý sa v Budapešti učil za zinkografa a neskôr študoval v tomto meste na VŠVU. ? Keď však prišla prvá svetová vojna, musel tak, ako mnoho iných, narukovať a v rakúsko-uhorskej armáde potom pôsobil ako frontový maliar. ? ⁣ ⁣ Po vojne pôsobil v Turčianskom sv. Martine ako výtvarník ilustrátor Kníhtlačiarskeho účastninárskeho spolku. Práve tento spolok v roku 1923 vydal druhé ilustrované vydanie knihy Jána Kalinčiaka Orava, ktoré by ste si v tom čase mohli zaobstarať za 12 Kčs. ☺️???⁣ ⁣ Príde nám neuveriteľné, že táto knižka za pár rokov oslávi storočnicu. ? #staroknih #antikvariát #dnescitam #kalinciak #kalincak #jankalinciak #povesti #orava #turcianskysvatymartin #andrej #kovacik #maliar #starakniha #knjiga #knihovert #knihomolka #knihomol #kniznitip #viaccasunacitanie #copravectu #tipnaknihu #tipnaknizku #knizka #knizky #dnesctu #bratislava_ #antikvariat #antikvariatet [9]

Una publicación compartida de Staroknih [10] (@staroknih) el

¿Te gusta la portada del cuento de Jan Kalinčiak llamado Orava de 1923? ?? ⁣

Su autor es ANDREJ KOVÁČIK (1889-1953), quer estudió en Budapest como zinógrafo y luego estudió en esta ciudad en VŠVU. ? Sin embargo, cuando llegó la Primera Guerra Mundial, como muchos otros, se alistó y luego trabajó en el ejército austrohúngaro como pintor delantero. ? ⁣

Después de la guerra trabajó en St. Martin como ilustrador ilustrador de la Asociación de Impresores. Fue esta asociación que en 1923 publicó la segunda edición ilustrada Oravam de Ján Kalinčiak Orava, que se podía obtener en ese momento por 12 Kcs. ☺️???⁣

Símbolo de nostalgia

A medida que la industria minorista se mueve en línea [11], los antikvariát de ladrillo también se están volviendo más inusuales. Ahora se han convertido en un símbolo del pasado venerado solo por un número cada vez menor de adeptos. Alain Soubigou, experto francés en historia checa, dice en una entrevista [12] en Radio Internacional Checa que el número de tiendas en Praga está disminuyendo:

Sur la vingtaine d’antikvariát que j’avais l’habitude de fréquenter dans les années 1990, il n’en subsiste plus qu’une demi-douzaine, mais avec des fonds intéressants et avec lesquels j’ai conservé des liens de sympathie qui leur font mettre de côté des livres qui pourraient m’intéresser.

De las más de veinte tiendas antikvariát que visitaba en la década de 1990, media docena todavía existen, pero tienen colecciones interesante y como mantengo una estrecha relación con ellos, apartan los libros que podrían interesarme.

Irónicamente, la tienda que menciona al final de la entrevista está cerrada.

La nostalgia por la cultura antikvariát ha llegado a la cultura popular; la canción «Antikvariát», de la legendaria banda checa de pop Tata Bojs [13], es un notable [14] ejemplo:

Já tě vítám
V antikvariátě svém
Já tě vítám
V koutku světa zapadlém

Tohle je můj antikvariát
Je tu všechno, co mám rád
Desky, knížky, mapy, noty
Chybíš tomu už jenom ty

Te doy la bienvenida
En mi antikvariát
Te doy la bienvenida
En un rincón perdido del mundo

Este es mi antikvariát
Aquí tengo todo lo que me gusta
Discos, libros, mapas, partituras
Lo único que me falta eres tú

También le pregunte a Stránský sobre su recuerdo más preciado de su época en un antikvariát:

Obsluhoval jsem kambodžského krále, koupil tehdy spoustu knih o Praze a tanci.

Atendí al rey de Camboya, compró un montón de libros sobre Praga y la danza.

Karel Stránský recordando la época de oro del antikvariát. Foto de Soňa Pokorná, usada con permiso.

Ciertamente, Norodom Sihamoní [15], el actual rey de Camboya, creció y estudió danza clásica en la antigua Checoslovaquia. Pero Stránský también está haciendo un juego de palabras: uno de los libros más buscados en el antikvariát de antaño fue la novela de Bohumil Hrabal [16] «Obsluhoval jsem anglického krále» («Yo serví al rey de Inglaterra [17]«), que estaba prohibida junto con gran parte de su obra.

Stránský concluye admitiendo que es la nostalgia lo que hace que la gente siga yendo a esos lugares:

Za komunistů to bylo exkluzivní místo, pak se to změnilo na fabriku. Já tam pořád chodím, protože žiju postaru. Knihy přes internet nekupuju. Do antikvariátu jdu s tím, že hledám něco konkrétního, ale pak najdu něco jiného a to mě na tom baví. Myslím si, že takoví lidé ještě jsou. Antikvariát, když funguje, tak lidi tam chodí dál, protože to má pořád své kouzlo, i v dnešní době. 

Era un lugar exclusivo durante el comunismo, luego se convirtió en fábricas. Sigo yendo porque soy un hombre de viejas costumbres y no me gusta navegar por internet. Busco algo y encuentro otra cosa, y eso es lo que me gusta. Creo que todavía hay gente así por aquí. Cuando un antikvariát funciona, la gente va porque tiene magia.

El Centro Literario Checo recopiló una lista [2] de los mejores antikvariát de la República Checa.