Miles de visitantes que llegan a la histórica Ciudad de Piedra, Zanzíbar, han seguido el sonido de la música de Dhow Countries Music Academy (DCMA), escuela de música que promueve y protege las tradiciones musicales de las islas de la costa suajili a lo largo del océano Índico. Desde 2002, la escuela ha promovido y protegido la mezcla única de culturas árabe, india y africana de Zanzíbar a través de la música.
Después de 17 años, la escuela enfrenta una crisis financiera que amenaza con su cierre. Casi 70 % de sus 80 estudiantes a tiempo completo no pueden costear el pago de su matrícula, que es aproximadamente $13 al mes, según un comunicado de prensa oficial de DCMA. Aunque la escuela ha recibido apoyo de donantes internacionales y misiones diplomáticas en el transcurso de los años, enfrenta un vacío financiero que podría obligarla a cerrar sus puertas en el histórico antiguo edificio de la aduana.
Sin los fondos necesarios para continuar, los estudiantes y el personal de DCMA temen que los expresivos sonidos que fluyen a través de los corredores de esta institución emblemática –que hacen cantar a estas islas– puedan cesar. La escuela no solo imparte y promueve la cultura y el patrimonio tradicional por medio de la música, también es el hogar de una comunidad de músicos jóvenes que busca alternativas para ganarse la vida como artistas creativos.
«Comenzamos a enfrentar un momento financiero muy complicado», dijo Alessia Lombardo, directora de DCMA, en un video oficial. «A partir de ahora y en los próximos seis meses, no estamos seguros de que podamos garantizar los salarios de nuestros maestros y personal».
De momento, 19 instructores principales y una pequeña parte del personal no han recibido salario por más de tres meses, mientras la escuela lucha por asegurar fuertes alianzas y explorar modelos de financiación sostenibles. Aunque el archipiélago es conocido como destino turístico por sus playas inmaculadas y hoteles de lujo, la mayoría de la población local lucha con un alto índice de desempleo aunque el nivel de pobreza descendió ligeramente, según el Banco Mundial.
Por 17 años, DCMA ha trabajado incansablemente para promover y proteger el vasto patrimonio y las tradiciones de Zanzíbar por medio de la música. Zanzíbar, lugar de nacimiento de cantantes de taarab legendarias como Siti Binti Saad y Fatuma Binti Baraka o Bi Kidude, es el hogar de géneros musicales que surgieron mediante el intercambio cultural y la colaboración a lo largo de la costa suajili durante siglos. En la actualidad, los estudiantes pueden aprender géneros musicales tradicionales como taarab, ngoma y kidumbak, junto con instrumentos como tambores, qanun y laúd, por lo que son guardianes e intérpretes de la cultura y la tradición.
Neema Surri, violinista en DCMA, ha estudiado violín desde los nueve años. «Conozco a muchos jóvenes a quienes les encantaría aprender música, pero no pueden costear la cuota de matrícula mínima porque son pobres y están desempleados», Surri dijo en el video de DCMA.
Tras completar los talleres, los cursos certificados y los cursos de diplomado de DCMA, muchos estudiantes proceden a dar presentaciones en escenarios mundiales como bandas o solistas galardonados. Amina Omar Juma de Zanzíbar, exalumna y actualmente instructora de la academia, regresó recientemente de una gira que realizó por Sudáfrica con su grupo «Siti and the Band«, que fue aclamado por la crítica y es famoso por «fusionar las raíces» a través de la mezcla de sonidos tradicionales del taarab con ritmos contemporáneos escalonados. Junto con los demás integrantes de la banda, también exalumnos de DCMA, lanzaron su primer álbum, «Fusing the Roots», en 2018, y posteriormente se presentaron en Sauti za Busara, el festival de música más grande de África Oriental, ese mismo año.
He aquí el video musical de «Nielewe» («Entiéndeme») de Siti and the Band, que retrata escenas de Zanzíbar mientras relata la historia de una mujer que sufre de abuso doméstico y sueña con una vida en la música, parecida a la historia personal de Omar Juma:
Una historia de cruces culturales y colaboraciones
De acuerdo con DCMA, más de 15 000 visitantes han atravesado el emblemático edificio de la academia para disfrutar presentaciones en vivo, talleres y clases, e interactuar con los apasionados músicos de DCMA que representan el futuro de la cultura y el patrimonio de Zanzíbar. Basándose en una historia compleja de intercambio indio, árabe y africano, la escuela honra la influencia de los países de la «región Dhow», y obtiene inspiración de las culturas que convergieron a lo largo del océano Índico y el Golfo Pérsico.
El Sultanato de Omán, «importante fuerza marítima entre los siglos XVII al XIX«, trasladó su sede de poder ubicada en Mascate a Zanzíbar en 1840. Desde la Ciudad de Piedra, los reyes omaníes supervisaron los sistemas elaborados de comercio marítimo, com clavo, oro y textiles, impulsados por fuertes vientos que hacían navegar al dhow –velero tradicional árabe– por todo el océano Índico, desde India hasta Omán y África Oriental.
Los jóvenes zanzibaríes reconocen la importancia de conectar con el pasado para determinar su futuro y la música que se crea en la actualidad expresa ese deseo de unir lo antiguo con lo nuevo. Los estudiantes y maestros de DCMA formaron recientemente «TaraJazz», mezcla de música tradicional taarab y jazz moderno. Su violinista, Felician Mussa, de 20 años, ha estudiado el violín por solo tres años y medio; TaraJazz es una de las bandas más solicitadas en las islas, y aparece en esta imagen captada por la fotógrafa Aline Coquelle:
Noches especiales con Tarajazz, jazz con taraab.
La costa suajili narra la historia de intercambios culturales épicos y DCMA continúa esta tradición a través de sus colaboraciones musicales. Cada año, la escuela organiza una iniciativa denominada «Encuentros Suajili«, en la que reconocidos músicos de África, Oriente Medio, Europa y América del Norte se asocian con estudiantes de la academia para crear composiciones musicales originales en el transcurso de una semana. Al finalizar el «encuentro», la colaboración recién creada realiza una presentación en Sauti za Busara, y muchas colaboraciones se transforman en amistades de toda una vida que trascienden las fronteras del lenguaje y la cultura, y esto demuestra que la música es un lenguaje universal.
DCMA reconoce que la música fortalece y unifica a las personas a través de las culturas –y también ofrece una ocupación a jóvenes talentosos que viven en una economía difícil con oportunidades laborales limitadas. Para los 1800 estudiantes que se han formado en DCMA, este es el único hogar musical que conocen, en el que pueden aprender y crecer como músicos y artistas profesionales.
Un viajero de España, que visitó recientemente DCMA, escribió en TripAdvisor: «Personalmente, conocer a los músicos fue el mejor tiempo invertido en esta isla».
Mientras el sector del turismo de Zanzíbar crece rápidamente, DCMA cree que la música juega un papel esencial para honrar, proteger y promover la cultura, el patrimonio y la historia suajili. Zanzíbar es más que solo sus playas y hoteles de lujo –es un lugar que desborda talento originado de una historia extraordinaria de conexión y colaboración cultural.
Nota del editor: la autora de esta publicación ha hecho voluntariado en DCMA.