Siwa Mgoboza, de 26 años, es un ciudadano sudafricano y artista visual multidiciplinario, y también uno de los artistas emergentes más dinámicos en la comunidad del arte africano.
Siwa creció en Perú y Polonia, y regresó a Sudáfrica a los 18 años para estudiar la carrera de bellas artes en la Escuela de Bellas Artes Michaelis en Ciudad del Cabo, donde se especializó en pintura. Se graduó en 2015 y ha trabajado como artista desde entonces.
Las obras de Siwa son exhibidas regularmente en ferias y galerías de arte, entre estas la Feria de Arte Contemporáneo Africano 1-54 en Marruecos, Loft Gallery de París y galerías en Londres y Nueva York.
En una entrevita con Global Voices, explicó el uso de Shweshwe (tela de algodón teñida estampada que se utiliza ampliamente para la confección de ropa tradicional sudafricana) en su obra reciente, su relación con la escuela de arte y cómo es trabajar siendo artista en Sudáfrica.
A continuación, se incluyen pasajes de la entrevista:
Omid Memarian: ¿Cuál es tu proceso de pensamiento al trabajar con shweshwe?
SIWA MGOBOZA: The reason I started working with textiles was that I wanted to do something that felt authentic, realistic, and personal to me. I started looking towards myself, my culture, and this is something I wasn’t really exposed to growing up overseas. I came back to South Africa when I was 18. I had no idea what it truly meant to be black or an African, and to add to the complexity, being gay in Africa. The work started to feel imaginary, a space where I could exist peacefully.
South Africa is advertised as a country that is united in its diversity, but actually we’re not. There was much fighting, divisions. So it became a way to start talking about the things that I was experiencing on a daily basis without making it seem sad. What I particularly enjoy about the work is the way people relate to it with fondness and celebration.
Siwa Mgoboza: La razón por la que comencé a trabajar con textiles es porque quise realizar algo que se sintiera auténtico, realista y personal para mí. Comencé a prestarme atención, a mi cultura, y esto es algo a lo que no estuve expuesto realmente durante mi infancia en el extranjero. Regresé a Sudáfrica cuando tenía 18 años. No tenía idea de lo que significaba ser negro o africano realmente, y para añadir a la complejidad, ser homosexual en África. El trabajo comenzó a sentirse imaginario, un espacio donde podría existir pacíficamente.
Promocionan a Sudáfrica como un país que es unido en su diversidad, pero no lo somos en realidad. Hubo muchas peleas, divisiones. Por lo que se convirtió en una forma de comenzar a hablar sobre las cosas que experimentaba diariamente sin hacerlo parecer lamentable. Lo que disfruto particularmente de la obra es cómo las personas se conectan, con afición y regocijo.
OM: Tus obras de arte son bastante imaginativas, interpretativas, coloridas y muy diferentes a lo que te prepararon a hacer en la escuela de arte. ¿Qué te inspiró a elegir tu camino artístico actual? ¿De qué manera tu educación contribuyó a esto?
SM: I’m inspired by other artists. I had lectures pushing me in different directions. I had peers who were helping me. So, for me, it became a way to start negotiating exactly what it meant to be me.
The school was disappointing. I was thinking, because I was studying in a school in Africa, that I’d be taught African art history and about artists on the continent, but it was not that at all. It was instead the same stuff that I was taught overseas: learning about the Western artists. I don’t know if you’ve heard of the movement called FeesMustFall. That’s the movement that began in South Africa which essentially was about the curriculum and how we were taught. So that, for me, began a need to study and start investigating outside of the school and starting to read on my own, independently, to essentially decolonize myself as well in terms of what we were being taught. Because I wasn’t being taught a particularly African curriculum. In my final year, when I get to work on a specific body of work, I dedicated my entire time to making sure that I questioned everything that I was being taught.
SM: Obtengo mi inspiración de otros artistas. Tuve clases que me alentaron a ir en diferentes direcciones. Tuve colegas que me ayudaron. Por lo tanto, para mí, se volvió una forma de comenzar a negociar exactamente lo que significaba ser yo.
La escuela fue decepcionante. Creí que por estudiar en una escuela en África me enseñarían sobre historia del arte africano y sobre los artistas en el continente, pero no se trató de eso. Mas bien, me enseñaron lo mismo que aprendí en el extranjero: sobre los artistas occidentales. No sé si has escuchado del movimiento llamado FeesMustFall. Ese fue un movimiento que se originó en Sudáfrica que trató básicamente del plan de estudios y la manera en que nos formaron. Así que esto generó en mí una necesidad de estudiar y comenzar a investigar fuera de la escuela. Comencé a leer por mi propia cuenta para descolonizarme básicamente, así también en relación al material que nos estaban impartiendo. Porque no era un plan de estudios específicamente africano. En mi último año de estudios, cuando tuve la oportunidad de trabajar en una obra específica, dediqué todo mi tiempo para asegurarme de cuestionar todo lo que me habían enseñado.
OM: ¿De qué manera los desafíos que enfrentaste con el plan de estudios en la escuela de arte y la falta de representación se han reflejando en tu obra?
SM: First of all, I work with African references, but I use Western references as well because people know those works and they’re instantly recognizable and iconic and actually it allows me to add another layer of significance to these particular works, and make the work universal. That’s why the work feels so tense. It’s almost like collaging. So I’m trying to take all these different things that I have with me, put them together, and share a story.
SM: Primero que nada, trabajo con referencias africanas pero utilizo también referencias occidentales. Dado que las personas conocen esas obras y son reconocibles instantáneamente y emblemáticas, esto en realidad me permite añadir otra capa de significado a esas obras particulares y hacerla universal. Por eso es que la obra se siente tan tensa. Es casi como hacer una composición. Intento tomar todas estas cosas que tengo, unirlas y contar una historia.
OM: ¿Qué papel juega el optimismo en tu obra?
SM: Well, you need the optimism because otherwise I’d be depressed the whole time. I’d never be able to get on trains and be able to come and engage with people like you. To choose to look at the positive is, in itself, a form of resistance. My generation in South Africa now has decided to take it upon themselves to change things in our lifetime. We want to see spaces that are inclusive and that are actually united in the diversity that South Africa is speaking about.
SM: Bueno, necesitas del optimismo porque de lo contrario estaría deprimido todo el tiempo. No podría nunca abordar trenes ni podría venir e interactuar con personas como tú. Elegir ver el lado positivo es, en sí, una forma de oposición. Mi generación en Sudáfrica ha decidido ahora asumir la responsabilidad de cambiar las cosas en nuestra vida. Queremos ver espacios que sean inclusivos y que sean realmente unidos en la diversidad de la que habla Sudáfrica.
OM: Se ha prestado bastante atención al arte africano en los últimos años. ¿Cuál es tu opinión con respecto a esto?
SM: It’s great, because the craft is there, the skill is there, the quality of the work is there. It was just that our work was considered less, and galleries weren’t looking to Africa as the next exciting space for art. In t recent years we have been trying to establish an identity, not just in Africa as Africans, but everyone around the world is suddenly now looking for that authenticity.
SM: Es maravilloso porque el arte está, la habilidad está, la calidad de la obra está. Simplemente nuestro trabajo era menos considerado, y las galerías no consideraban a África como el siguiente espacio interesante para el arte. En los últimos años, hemos tratado de establecer una identidad, no solo en África como africanos, sino todos alrededor del mundo están ahora buscando repentinamente esta autenticidad.
OM: ¿Crees que este crecimiento en el arte africano siempre ha existido pero fue descubierto recientemente o es un renacimiento, una explosión de la expresión africana que estamos viendo ahora que no habíamos visto anteriormente?
SM: I think it’s, it’s a little bit of both. They feed into each other. Artists like El Anatsui, who have been working for decades. And to give you an example of a South African artist, like William Kentridge, who I believe has been working around the same time, but their success levels are very different. Kentridge is revered and it probably has something to do with the fact that he’s a white male, and that itself has its own privilege that opened spaces for him that wouldn’t for a black artist. And they’re the younger artists who have been producing art in the last 20 years, especially around when apartheid started ending in South Africa and freedom of expression became more widely accepted. Then people started to be like, “I am going to express what is actually happening in South Africa and I don’t care what happens, because we have the constitution now which protects me, which says I have the right to freedom of speech and I can express myself in the form of artwork that isn’t harming the society or the people around me.”
SM: Creo que es, es un poco de ambos. Se alimentan mutuamente. Artistas como El Anatsui, han trabajado durante décadas. Y para darte un ejemplo de un artista sudafricano, como William Kentridge, quien creo ha trabajado aproximadamente al mismo tiempo, pero sus niveles de éxito son muy diferentes. A Kentridge lo veneran y es probable que esto se atribuye al hecho que es blanco, y eso, en sí, tiene su propio privilegio que le abrió espacios, que no abrirían para un artista negro. Y están también los artistas más jóvenes que han estado produciendo arte en los últimos 20 años, en particular aproximadamente cuando comenzó el fin del apartheid en Sudáfrica y la libertad de expresión se volvió más ampliamente aceptada. Luego, las personas comenzaron a asumir la postura «voy a expresar lo que está sucediendo realmente en Sudáfrica y no me importa lo que ocurra porque tenemos ahora la Constitución que me protege, y esta indica que tengo el derecho a la libertad de expresión y que puedo expresarme en la forma de una obra de arte que no perjudique
a la sociedad o a las personas a mi alrededor».
OM: Parece que estamos viendo aparecer formas similares en el arte africano que vemos en las ferias de arte recientes en Europa y Estados Unidos, como fotografiar a una persona con un fondo exótico. ¿Es esto inspiración o imitación?
SM: Well, inspired, yes, and influenced, because I think no one makes work in a vacuum. That’s why you can always relate it to something. That’s the beautiful thing about art history; you can chronologically go back and look at a history just in terms of like where visuals and everything {are} depicted. It’s influence. It’s sharing ideas. It’s because of all of the differences and the commonalities that we are all going through in this world. Sometimes, there is a confusion and people say, oh, everything in Africa is the same, because there seems to be a single narrative that the whole world has.
Chimamanda Ngozi Adichie, the Nigerian writer, speaks about the danger of “a single story”. So, if you see one thing and were taught one thing your whole life, it becomes your reality. You start to believe. You can’t imagine anything else, and that’s the problem that the world has with Africa. Because they only see one.
SM: Bueno, inspiración, sí, e influencia, porque creo que nadie produce obras en un espacio vacío. Es por eso que siempre puedes relacionarlo con algo. Eso es lo bello de la historia del arte. Puedes regresar cronológicamente y observar una historia en función de dónde representaban los elementos visuales y todo. Es influencia. Es compartir ideas. Se trata de todas las diferencias y las experiencias en común por las que atravesamos todos en este mundo. En ocasiones, hay confusión y las personas dicen, «oh, todo en África es lo mismo», porque aparentemente existe una única narrativa que tiene todo el mundo.
La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie habla sobre el peligro de un «relato único». Si ves algo y solamente te enseñaron ese algo en toda tu vida, eso se convierte en tu realidad. Comienzas a creer. No puedes imaginar nada más, y ese es el problema que el mundo tiene con África. Porque solo ven una cosa.