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Encuestas muestran que mayoría de hongkoneses ha perdido la confianza en la policía de la ciudad

Categorías: Asia Oriental, China, Hong Kong (China), Derecho, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Política, Protesta
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El grafiti detrás del policía antidisturbios era una parodia de «policía malo sin educación». Imagen de The Stand News.

El Gobierno de Hong Kong revocó oficialmente la ley de extradicción el 23 de octubre, pero las protestas siguen y el problema de la violencia policial y el uso excesivo de la fuerza han reemplazado a la ley de extradición como principal preocupación de la ciudad.

Las fuerzas policiales de Hong Kong, premiadas como las mejores de Asia [2] desde la década de 1980, se enfrentaron a una pérdida masiva del apoyo público desde que estallaron las protestas contra la ley de extradición en junio. Actualmente, más de la mitad de la población no tiene confianza alguna en la fuerza de policía, según una encuesta en curso [3] conducida por el Centro de Comunicación y Estudio de la Opinión Pública de la Universidad China de Hong Kong (CUHK).

Violencia policial ha convertido una petición en cinco

Como señaló Martin Purbrick, exoficial de policía de inteligencia antiterrorista, en un documento de investigación publicado [4] a mediados de octubre, el caos político en Hong Kong estaba relacionado con el «uso indiscriminado de la fuerza» por parte de la policía contra los «decenas de miles [de manifestantes]» en lugar de los pocos cientos que habían instigado la violencia. El incidente ocurrió el 12 de junio, cuando la policía disparó unas 150 rondas de gas lacrimógeno sobre la multitud y calificó la protesta como «motín» [5], delito que conlleva una pena máxima de diez años de prisión.

Desde entonces, la unica peticion de las protestas, el retiro de la ley de extradición, se convirtió en cinco: una investigación sobre el uso excesivo de la fuerza de la policía de Hong Kong, el retiró de la etiqueta de motín, amnistía para los detenidos y sufragio universal al Consejo Legislativo y el jefe ejecutivo.

Como indica la encuesta en curso del CUHK iniciada en mayo, antes de las protestas contra la extradición, el índice de confianza estaba en apenas 6,5 % y menos del 30 % expresaba desconfianza en las fuerzas policiales de la ciudad. Después del 12 de junio, el índice subió al 22.5 % pero la mayoría de los entrevistados seguía confiando en la policía. Hasta ahora, el centro de investigación ha realizado cinco rondas de encuestas telefónicas mediante una muestra aleatoria [6] y pedido a los entrevistadores calificar la confianza en la policía entre cero (débil) y diez (fuerte) entre otras preguntas. Leung Kai Chi, miembro del centro de investigación, resume las cinco rondas:

Encuesta más reciente: el 51.5 % dice que no confía NADA en la policía de Hong Kong. Por primera vez, más de la mitad. Más del 70 % dice que no confía en la policía. Ahora estamos llevando a cabo una gigantesca experiencia social de «violencia illegitima en una ciudad global».

Solo tras el incidente de ataques de turbas en Yuen Long [10] el 21 de julio, el apoyo a la policía disminuyó aún más. Los resultados de CUHK coinciden con otra encuesta realizada por el Instituto de la Opinión Pública de Hong Kong [11] entre el 24 y el 26 de julio del 2019, en la que el 79 % de los entrevistados apoya la creación de una comisión de investigación independiente y el 73 % apoyaba el total retiro de la ley.

Si bien los resultados de la encuesta suponen que el «uso indiscriminado de la fuerza» del 12 de junio fue percibido como un error de juicio, la ausencia de las fuerza de policía en el ataque de la turba, a favor de Pekín, en Yuen Long y la negativa del gobierno a investigar la mala conducta de la policía han arruinado la confianza pública en la policía.

Ausencia de justicia y caos anárquico

Los ataques contra los manifestantes por parte de los partidarios de Pekín se repitieron y en varias ocasiones, incluidos los ataques de turbas en Tsuen Wan y en North Point, la policía antidisturbios no tomó medidas para impedir que se llevaran a cabo estas tácticas agresivas. Por otra parte, los ataques se tradujeron en varios lesionados. Abajo una lista de los casos:

Surgen los justicieros

Como los manifestantes han perdido confianza en las fuerzas de policía, unos radicales han decidido tomar medidas para autodefenderse y contraatacar, y hasta han llegado a actuar como justicieros. Por ejemplo, el 8 de octubre, un taxista estrelló su vehiculo contra la multitud en protesta [17] y lesionó por lo menos a una manifestante en Cheung Sha Wan Luego el taxita fue golpeado y quedó hospitalizado. Tras el accidente, una organización a favor de Pekín y de la policía donó medio millón de dólares hongkoneses [18] (cerca de 68 000 dólares estadounidenses) al taxista, mientras un manifestante antigubernamental de 20 años fue detenido por disturbios.

Más de la mitad de los entrevistados en la encuesta de CUHK aceptó el radical acto de justicia fuera del Estado de Derecho:

¿Al pueblo le parece bien los justicieros? Parece que sí. La población ahora no cree en la policía, así que está bien resolver por su cuenta. Aunque sea solo para poner la población bajo control. Defiende a Hong Kong.

Al mismo tiempo, desde agosto, la policía antidisturbios se ha vuelto más violenta al reprimir las protestas. Una de las escenas más violentas tuvo lugar el 31 de agosto en la estación de metro Prince Edward cuando la policía antidisturbios irrumpió [21] en la estación con porras y gas pimienta, y detuvo indiscriminadamente a los pasajeros tras una «manifestación autorizada» que tuvo lugar el lado de la isla de Hong Kong.

Comprensión pública de la violencia de los manifestantes

Un circuló vicioso surgió en respuesta de la brutalidad policial en septiembre. Los manifestantes tiraban bombas incendiarias cuando la policía lanzaba gas lacrimógenos y proyectiles de goma. Sin embargo, la opinión de la gente no cambió. En realidad, más entrevistados consideraron que la escalada de violencia dirigida por los manifestantes era «comprensible»:

Tras un mes de vandalismo y bombas incendiarias, sorprendentemente, las cifras sobre violencia no han cambiado mucho (dentro del margen de error). Una posible explicación: la población está tan molesta con la violencia policial que la escalada de violencia de los manifestantes está aceptada. Defiende a Hong Kong.

Por otro lado, la gente es más escéptica sobre las operaciones de la policía, como indica su reacción a los disparos a quemarropa y con balas reales a un manifestante [24] en Tsuen Wan el 1 de octubre:

¿Que tal la ronda de municiones reales en Tsuen Wan? Una respuesta abrumadora: la policía se ha equivocado. Defiende a Hong Kong.

A mediados de octubre, el 51.5 % de los entrevistados en la encuesta del CUHK expresó no sentir en la policía. La propuesta de una reorganización a gran escala de la fuerza policial, presentada por los activistas tras los hechos del 31 de agosto en la estación de metro Prince Edward, ganó apoyo público muy fuerte según la misma encuesta; también mostró que casi el 70 % de los entrevistados apoyaba una reforma radical de la policía de la ciudad:

Es la primera vez que preguntamos sobre una «reorganización a gran escala» de la fuerza policial, a veces la mencionamos como la «sexta petición». El resultado es un rotundo sí. Defiende a Hong Kong.

El Gobierno de Hong Kong no tomó ninguna medida para abordar la crisis de confianza hacía la policía. Por el contrario, la jefa ejecutiva, Carrie Lam, invocó la ordenanza de emergencia y aprobó la ley que prohíbe llevar máscaras [29]. Ambas normas conceden a la policía poder absoluto para acabar con las protestas.

Los cuatros meses de protestas han tenido como resultado 1235 ciudadanos heridos [30]. Además, entre 300 y 400 manifestantes han sido tratados en clínicas clandestinas por miedo de ser detenidos en los hospitales. La policía ha lanzado alrededor de 6000 botes de gas lacrimógenos y detenido a más de 3000 manifestantes. [31] La tecera parte son estudiantes.