Museos de la mente: Por qué deberíamos conservar las lenguas en peligro de desaparición

Eranti Dolbera es hablante de lanjia soria, lengua tribal amenazada hablada en Rapjingtal (India). Fotografía de Opino Gomango para Living Tongues Institute for Endangered Languages (Instituto de lenguas vivas para lenguas en peligro de desaparición) como parte de un proyecto de documentación Sora. Usada con autorización.

En conmemoración del Año de las Lenguas Indígenas de las Naciones Unidas (IYIL 2019).

La señora Dora Manchado, la última hablante de Tehuelche, falleció el pasado 4 de enero a la edad de 86 años. Era muy conocida y querida por muchos en su comunidad nativa en la Patagonia. El lingüista y antropólogo Javier Domingo trabajó con la señora Manchado durante los últimos años de su vida, grabó sus palabras y se hicieron buenos amigos. Tras su fallecimiento, Domingo se dio cuenta: «Dora Manchado se consideraba tanto la ‘última hablante’ de Tehuelche como el espíritu del reconocimiento étnico y renacimiento de la lengua. Ella sabía perfectamente que un idioma no se basa solo en la interacción, sino también en la confianza, la complicidad […] y compartir con otros. Gracias a sus grabaciones, el resto de los miembros de la comunidad tienen, si así lo desean, la posibilidad de conocer su pasado y reconstruir su identidad».

Conocido localmente como aonekko ‘a’ien, el futuro del Tehuelche está en manos de las docenas de activistas comunitarios en Patagonia. Estos activistas pretenden mantener la lengua viva a través de encuentros locales, grupos de aprendizaje y actividades culturales inmersivas. Sin embargo, debido a la falta de hablantes nativos de la lengua, su futuro es incierto.

¿Qué lenguas son importantes?

Las lenguas son una manifestación andante de la longeva historia de la humanidad en este planeta. Como un tapiz que envuelve a generaciones juntas, las lenguas transmiten conocimientos acumulados de sabiduría referente a la adaptación y supervivencia humana, además de contener información vital de la gestión de territorios, patrones de subsistencia, relaciones familiares y sociales, costumbres locales, cosmología, y muchas otras cosas. Cada lengua representa una forma única de interpretar y transmitir las experiencias humanas dentro de un contexto cultural y ambiental concreto. Las lenguas evolucionan continuamente: son museos compartidos de la mente, no son estáticas, se adaptan y cambian con el tiempo, dependiendo de las necesidad expresivas de los hablantes y de su contexto social.

Cada lengua tiene sus propias normas, sus propias secuencias sonoras y sus formas propias de organizar la información con el fin de facilitar la comunicación y la comprensión. Además, una idiom no es solo un cristal a través del cual se puede percibir el mundo, también actúa como un vehículo que se usa para navegarla. Es también una puerta que accede a la imaginación humana: dichos, poesía, letras de canciones… Todo esto es posible gracias a su poder expresivo. Los proverbios, las frases hechas y las bromas dejan ver los sutiles matices de una cultura gracias al ritmo, la rima y los remates. El potencial creativo de una lengua va más allá de la vida de una persona, es el sonido de un alma colectiva que vive y muere en cada hablante. Cuando este se transmite de generación en generación, el alma se mantiene viva. Sin embargo, cuando deja de hablarse y de transmitirse, su esencia desaparece y sin la existencia de pruebas documentales, se cuenta con pocas pruebas de que siquiera la lengua existió.

Tantas lenguas y tan poco tiempo

Actualmente existen en el mundo más de 3000 lenguas en peligro, muchas de las cuales podrían haber desaparecido antes del 2100 o incluso antes. A pesar de que es normal que las lenguas surjan y desparezcan con el tiempo, nos encontramos en una época en la que la diversidad lingüística está sufriendo un gran descenso. Recientes estudios demuestran que una lengua se extingue cada tres meses y medio, lo que significa que varias veces al año, el último hablante de una lengua fallece y que no existen nuevos hablantes que puedan ocupar su lugar. Una vez que esto ocurre, recuperarla es difícil, aunque no imposible. Es a través de materiales patrimoniales y recursos registrados que se puede conseguir reconstruir y recuperar una lengua.

¿Por qué mueren las lenguas? Los procesos de cambio y muerte lingüística son complicados y evolucionan de forma diferente según la historia, la geografía y las características socioeconómicas del lugar. Cada idioma y sus dialectos tienen una historia ligeramente diferente, aunque comparten características generales.

La desaparición de una lengua está relacionada con la pérdida de la identidad ancestral a causa de los efectos a largo plazo de la colonización, la opresión sistemática y la asimilación cultural de los grupos dominantes. Que una lengua sobreviva afecta también a la supervivencia y transmisión cultural de guerras. Asimismo, los efectos colaterales de las políticas racistas y discriminatorias que pretenden eliminar la diversidad cultural y lingüística y conseguir así una identidad nacional unificada con una o pocas lenguas contribuyen a la desaparición de las lenguas con el paso del tiempo.

Las lenguas en el punto de mira

Vivimos un momento crucial para la conservación lingüística. Las lenguas en peligro podrían frenar su declive y estabilizarse con esfuerzos, apoyo público, financiación lingüística, programas de inmersión, visibilidad en los medios de comunicación y reconocimiento por parte de los gobiernos locales y federales. Mantener lenguas en peligro supone transformar la manera en que se percibe a los hablantes de estas lenguas en sus propias comunidades, cómo se retratan las lenguas en los medios locales y nacionales, y cómo el Gobierno aborda el asunto.

Son un derecho básico y la piedra angular de la identidad de la diversidad cultural humana. El hecho de hablar una lengua mayoritaria no implica que otras comunidades carezcan del derecho a mantener y promover sus lenguas. Fuentes de documentación adecuadas son esenciales para la revitalización de una lengua cuyos hablantes han fallecido.

En el caso del tehuelche, las grabaciones de la señora Manchado ofrecen una ventana al pasado pero también brindan un marco para la recuperación futura del tehuelche entre su gente. En una de las últimas noches que pasó trabajando con el antropólogo, la señora Manchado dijo: «Aio t nash ‘a’ieshm ten kot ‘awkko». Quizás mañana alguien hablará en tehuelche.

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