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Fallidas promesas de reforma de sistema electoral genera nueva ola de protesta en Georgia

Categorías: Asia Central y Cáucaso, Georgia, Medios ciudadanos, Política, Protesta

Protesta contra Sueño Georgiano y su líder, Bidzina Ivanishvili, en el exterior del Parlamento en Tiflis, noviembre de 2019. Foto (c): Mari Nikuradze / OC Media. Usada con autorización.

Continúan las protestas en Tiflis, capital de Georgia, después de que el partido gobernante Sueño Georgiano incumplió la promesa de una reforma electoral.

Al menos en dos ocasiones a fines de noviembre, la policía usó cañones de agua contra manifestantes, que han estado protestando en el Parlamento para exigir que el Gobierno pase totalmente a un sistema electoral proporcional. Las tensiones aumentaron, y se alzaron barricadas de metal alrededor del Parlamento de Georgia. En línea ha surgido un acalorado debate en torno a las etiquetas #GeoElectoralCrisis [1] [Crisis electoral georgiana] y #სირცხვილია [2] [«Es una vergüenza»].

La reforma electoral fue una promesa hecha opr Bidzina Ivanishvili, influyente presidente del partido gobernante Sueño Georgiano, luego de violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en junio. El 14 de noviembre se llevó a cabo una votación parlamentaria con respecto al nuevo sistema electoral, y la derrota fue estrecha, con 101 votos a favor, tres en contra y múltiples abstenciones. Ivanishvili expresó su pesar por el resultado, pero algunos observadores dudaron que los parlamentarios de Sueño Georgiano hubieran votado abiertamente contra la propuesta de su propio gobierno sin una aprobación previa. Desde esa votación, 12 parlamentarios han dejado Sueño Georgiano, incluidos destacados exministros.

El Parlamento de Georgia consiste de 150 escaños, y la coalición liderada por Sueño Georgiano cuenta con 115 de esos escaños. Según cálculos [3] de Open Caucasus Media, socio de Global Voices, Sueño Georgiano hubiera conservado 74 escaños si las elecciones de 2016 se hubieran llevado a cabo bajo el sistema electoral proporcional. Sueño Georgiano ha sostenido que no se puede someter a votación al actual sistema electoral mixto a tiempo para elecciones parlamentarias en octubre de 2020. Aunque los líderes del partido han expresado su apoyo de la reforma a la Constitución para permitir que en las elecciones parlamentarias de 2024 se use el nuevo sistema, también lanzaron una campaña de relaciones públicas [4] que sostiene que el llamado «modelo alemán» propuesto por la oposición en inconstitucional.

Sin embargo, como gesto de buena voluntad, Ivanishvili prometió que retiraría a sus candidatos en algunas circunscripciones para poder tener una selección más diversa de opiniones en el Parlamento.

Los manifestantes dicen que eso no es suficiente:

ჩვენი მოთხოვნა უცვლელია – ჩვენ ვითხოვთ პროპორციულ არჩევნებს, როგორც გარანტს, რომ ამ ქვეყანაში ვერცერთი პარტია ვერ მოახერხებს საკონსტიტუციო უმრავლესობის ხელში ჩაგდებას და ხალხის საკუთარ ნებაზე მართვას!

ჩვენ ვპირდებით ქართულ ოცნებას, რომ მათი ზამთარი გაუსაძლისი გახდება.

Nuestro pedido sigue igual – ¡exigimos elecciones proporcionales como garantía de que ningún partido en este país podrá lograr una mayoría constitucional y gobernar contra la voluntad del pueblo!

Prometemos a Sueño Georgiano que su invierno será insoportable.

De la página de Facebook de «Por la libertad», 26 de noviembre de 2019 [5]

Sostienen que la elección parlamentaria fue un ardid que permitió a Ivanishvili y su partido permanecer en el poder a pesar del bajo índice de aprobación [6].

Mari Nikuradze, editora de OC Media, señaló que la esperada reunión entre funcionarios de Sueño Georgiano, miembros de la oposición y diplomáticos extranjeros no incluyó a los organizadores de las protestas:

Esta es la reunión entre Sueño Georgiano, oposición y diplomáticos. Ni siquiera invitaron a organizadores de las protestas de Tiflis. Nada que esperar, supongo.

Desde esas reuniones, las protestas han continuado en la capital georgiana. La noche del 2 de diciembre, un grupo de hombres atacó a manifestantes [10] en el centro de Tiflis. Según un periodista de OC Media, los atacantes eran simpatizantes de Sueño Georgiano.

¿Cómo se llegó hasta ahí?

Sueño Georgiano ha gobernado Georgia desde 2012, cuando derrotó al Movimiento Nacional Unido (UNM) de Mikheil Saakashvili en las elecciones parlamentarias. Saakashvili huyó de Georgia poco después y un tribunal georgiano lo sentenció [11] por abuso de poder en 2018 por cargos que muchos consideran tienen motivaciones políticas.

Ivanishvili intentó distanciarse lo más posible de su predecesor. No fue difícil. Saakashvili, abogado educado en Estados Unidos, tiene una formación muy diferente a la de Ivanishvili, que ganó en Rusia la mayor parte de su fortuna, estimada en 5400 millones de dólares. Para los habitantes de Tiflis, su mansión de cristal que se eleva sobre el distrito histórico de Sololaki es un recordatorio diario de la influencia de la que goza en este estado del sur del Cáucaso de 3.7 millones de habitantes.

En los últimos años, esa influencia se ha vuelto tema de gran controversia. A pesar de un breve período como primer ministro en 2012 y 2013, el poder de Ivanishvili ha sido informal en gran medida o lo ha ejercido a través de su presidencia de Sueño Georgiano, cargo que ha ocupado y al que ha renunciado en varias ocasiones. Georgia ha tenido muchos primeros ministros desde que Ivanishvili dejó ese cargo, y no ha pasado desapercibido que sus cuatro sucesores y varios ministros del gobierno actual y anterior han tenido estrechos lazos comerciales y personales con el multimillonario, en particular a través de su antigua empresa CARTU. Esta situación la describe Transparency International Georgia [12] como una de «captura del Estado».

El año 2019 ha sido uno de los más inestables para el gobierno de Sueño Georgiano. A fines de junio estallaron protestas masivas [13] cuando el político ruso Georgy Gavrilov fue invitado a dirigirse al Parlamento georgiano. Dado que las tropas rusas están presentes en el 20 % del territorio georgiano, en las regiones de Abjasia y Osetia del Sur, fue una medida provocadora. La Policía respondió con violenta represión [14] que provocó que manifestantes, cuyo total se calcula en 20 000, perdieron la vista por disparos con balas de goma. El simbolismo era importante; Sueño Georgiano había llegado al poder en una ola de cólera popular por el régimen cada vez más duro del gobierno de UNM, en particular su violenta represión de una protesta en Tiflis en 2007. Ahora, parecía estar siguiendo ese ejemplo.

La línea de la UNM, articulada por Saakashvili [15] desde su exilio europeo, es que Ivanishvili es afín a Rusia y por lo tanto una amenaza a la soberanía georgiana. Una versión más suave de este argumento [16] sostiene que un régimen tan fuerte sigue inherentemente un modelo ruso. El tenor de las críticas y las tendencias de los críticos pueden varios, pero varios observadores de la política georgiana dijeron a Global Voices que consideraban que Ivanishvili se había extralimitado en la consolidación del control de la política georgiana, lo que desencadenó una reacción violenta.

Ghia Nodia, director de la Escuela Internacional de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal Ilia de Tiflis, destacó el aspecto geopolítico:

This crisis was started by cheating, Ivanishvili is seen as a person who played a trick on the people. This means he cannot be considered a trustworthy person (not that he was really trusted before, but this time he crossed another important red line). On the other hand, he is prepared to do anything to maintain power. [The opposition] also did not know what exactly to do to counter Ivanishvili’s unexpected move. This was a recipe to radicalization: the strategy appears to be to discredit Ivanishvili further. The Russian factor is also very prominent in the discussion. Ivanishvili is seen as somebody who is bringing Georgia closer to Russia. This means making Georgia more autocratic, that is Russia-like; but this also means that Ivanishvili has alienated the West and is indeed more isolated than ever before – which means that this moves him closer to Putin’s Russia also in a geopolitical sense.

Esta crisis se inició con engaños, a Ivanishvili se le ve como una persona que engañó al pueblo. Esto significa que no se le puede considerar una persona de confianza (no es que se haya confiado realmente en él antes, pero esta vez cruzó otra importante línea roja). Por otro lado, está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener el poder. La oposición] tampoco sabía exactamente qué hacer para contrarrestar la inesperada acción de Ivanishvili. Esta fue una receta para la radicalización: la estrategia parece ser desacreditar más a Ivanishvili. El factor ruso también es muy importante en el debate. A Ivanishvili se le ve como alguien que está acercando Georgia a Rusia. Esto significa hacer que Georgia sea más autocrática, es decir, que se parezca a Rusia; pero también significa que Ivanishvili ha distanciado a Occidente y está más aislada que nunca, lo que significa que esto lo acerca a la Rusia de Putin también en un sentido geopolítico.

Kornely Kakachia, profesor de Ciencia Política en la Universidad Estatal Ivane Javakhishvili de Tiflis, destacó la naturaleza personal del enfrentamiento. Dice que la rivalidad de Ivanishvili con Saakashvili ha pasado a ser un peligroso juego de suma cero:

Due to the highly polarised nature of Georgian politics and Ivanishvili's personal feud with Saakashvili, both consider that they can't afford to lose an election. At the end of the day, this is about survival not only of the regime, but of his personal wealth, security, and privileges. So when he promised proportional representation under pressure, he miscalculated. He's now calculating his chances more carefully. But Georgian Dream is very eclectic, a marriage of convenience which almost collapsed without his financial support. I think it's too late for him, and he thinks that by demonising Saakashvili and the UNM he can still cling onto power. But he's lost a lot of credibility, and unlike his predecessors, he doesn't know how to leave with grace.

Debido a la naturaleza altamente polarizada de la política georgiana y a la disputa personal de Ivanishvili con Saakashvili, ambos consideran que no pueden permitirse perder unas elecciones. Al fin y al cabo, se trata de la supervivencia del régimen y de su riqueza personal, su seguridad y sus privilegios. Así que cuando prometió representación proporcional bajo presión, calculó mal. Ahora está calculando sus posibilidades con más cuidado. Pero Sueño Georgiano es muy ecléctico, un matrimonio de conveniencia que casi se derrumbó sin su apoyo financiero. Creo que es demasiado tarde para él, y piensa que si sataniza a Saakashvili y a la UNM todavía puede aferrarse al poder. Pero ha perdido mucha credibilidad y, a diferencia de sus predecesores, no sabe cómo salir con gracia.

Tal vez este enfrentamiento es la razón por la que los políticos del Sueño Georgiano y sus partidarios suelen presentar las protestas en la capital solamente como un intento por parte del deshonrado gobierno de UNM de volver al poder fuera de las urnas. Algunos participantes comentaron a Global Voices que aunque los partidarios de UNM están presentes en las calles, el movimiento es variado, incluye libertarios, socialdemócratas, socialistas y neonacionalistas.

Grigol Gegelia, historiador y político de Lelo, partido de centro recientemente fundado en Georgia, dijo a Global Voices que el país «tuvo la oportunidad de adoptar un sistema electoral progresista e inclusivo que habría permitido a nuestra débil democracia superar la dicotomía bipartidista que ha dañado nuestra cultura política de manera radical». Esto no era, subrayó Gegelia, un movimiento «misista» (término georgiano utilizado para los partidarios de Saakashvili – ed.).

Igualmente, algunos comentaristas desilusionados con Sueño Georgiano están incómodos con la aparente capacidad de Saakashvili de considerar toda protesta política en Georgia como un referéndum sobre su regreso:

შევხედოთ ვინ არის „ქართული ოცნების“ ალტერნატივა?! მე არც ის მინდა, რომ ესენი სამუდამოდ დარჩნენ და არც ის მინდა, რომ „ისინი“ მობრუნდნენ. ალტერნატივა უნდა შეიქმნას საზოგადოების წიაღში. […] აქვე უნდა ითქვას ისიც, რომ „ქართული ოცნება“ ეს არის უსერიოზულესი პრობლემა, ძველი ხელისუფლება კი იყო ტრაგედია – სწორედ ესაა განსხვავება: პრობლემის მოგვარება შეიძლება, ტრაგედიას კი ვერ მოაგვარებ, ტრაგედია უნდა გადაიტანო

Veamos: ¿quién es la otra opción a Sueño Georgiano?! No quiero que esta gente esté en el poder para siempre, pero tampoco quiero que regresen. […] Una alternativa se debe enraizar en el corazón de la sociedad. […] También se debe decir que Sueño Georgiano es un grave problema, aunque el pasado gobierno fue una tragedia. Esa es la diferencia: un problema se puede resolver, una tragedia, no.

- Poeta David Maghradze a Interpressenews, 17 de noviembre de 2019 [17]

En palabras de Sopo Japaridze, activista de Solidarity Network, sindicato independiente de Tiflis, la rivalidad entre Sueño Georgiano y la UNM se ha centrado en gran medida en «quiénes son los partidos en comparación con lo que hacen». Esta es la razón por la que algunos miembros de la coalición de Sueño Georgiano, en la que el partido del mismo nombre era la mayor fuerza, han cambiado de lealtad en los últimos años. Beka Natsvlishvili, diputado independiente que abandonó la coalición gobernante en febrero [18], dijo a Global Voices que sus esperanzas de un gobierno más orientado socialmente después de la caída de Saakashvili se habían visto frustradas:

I hoped that Georgian Dream would change the neoliberal path chosen by Saakashvili. Any of my suggestions in this regard were rejected so I found no reason to stay in the [parliamentary] majority. Georgian Dream is a party of power, without any ideology, typical for Georgia and the post-Soviet space. When they lose power, they disappear, because supporters have no reason to stay with [such a party]; it can no longer ensure you a job in the state sector or any other services. This has happened with almost all ruling parties in Georgia. The exception is the United National Movement, because they elaborated an ideology of neoliberalism combined with anti-Russian nationalism.

Georgian Dream's support is just based on fear that UNM could regain power and take revenge on its opponents. So because Georgian Dream improved the human rights situation, it did almost nothing to improve social rights. We have now neoliberalism with a human face. Because of this dominant discourse, dominant parties offer no real programmes to solve people's problems.

Esperaba que Sueño Georgiano cambiara el camino neoliberal elegido por Saakashvili. Todas mis sugerencias a este respecto fueron rechazadas, así que no encontré razón alguna para mantenerme en la mayoría [parlamentaria]. Sueño Georgiano es un partido de poder, sin ninguna ideología, típico de Georgia y del espacio posoviético. Cuando pierden el poder, desaparecen, porque los simpatizantes no tienen razón para quedarse con [ese partido]; ya no pueden asegurarte un trabajo en el sector estatal ni en ningún otro servicio. Esto ha ocurrido con casi todos los partidos gobernantes de Georgia. La excepción es el Movimiento Nacional Unido, porque elaboraron una ideología del neoliberalismo combinada con el nacionalismo antirruso.

El apoyo de Sueño Georgiano se basa simplemente en el temor de que UNM pueda recuperar el poder y vengarse de sus oponentes. Como Sueño Georgiano mejoró la situación de los derechos humanos, no hizo casi nada para mejorar los derechos sociales. Ahora tenemos el neoliberalismo con rostro humano. Debido a este discurso dominante, los partidos dominantes no ofrecen programas reales para resolver los problemas del pueblo.

En un país cuyo ingreso mensual promedio es equivalente a 400 dólares, la desigualdad social puede hervir rápidamente y convertirse en resentimiento político.

Al igual que en 2004, cuando UNM de Saakashvili y sus aliados derrocaron al enfermo Eduard Shevardnadze en la Revolución Rosa, Sueño Georgiano se presentó como el salvador de un país con un contrato social roto. Y aunque los georgianos se desilusionan con Sueño Georgiano, no está claro quién será su próximo salvador. Como escribió [19] el observador Stephen Jones, ese ciclo de salvación y traición es la última tragedia de la política georgiana actual: «Un abismo cada vez mayor entre líderes y dirigencia que conduce al final a una explosión popular».