Habitantes de favelas de São Paulo protestan por muerte de nueve jóvenes a manos de la Policía

«Dejen de matarnos».
Protesta del 4 de diciembre, tres días después de las muertes, las personas marchan hasta la sede del Gobierno de São Paulo para pedir justicia | Foto: Rovena Rosa/Agência Brasil/Reproducida con autorización

En las primeras horas del domingo 1 de diciembre de 2019, nueve jóvenes murieron en Paraisópolis, favela de la zona sur de São Paulo, donde viven más de 100 000 habitantes. Desde entonces, los habitantes de la zona se han manifestado y exigido respuestas sobre lo que llevó a la situación y sobre las acciones relacionadas a la Polícía Militar.

Com edades entre los 14 y los 23 años, murieron en una acción policial que se inició en una fiesta funk conocida como «Baile da 17″: Gustavo Cruz Xavier, 14, Dennys Guilherme dos Santos Franco, 16, Marcos Paulo Oliveira dos Santos, 16, Denys Henrique Quirino da Silva, 16, Luara Victoria Oliveira, 18, Gabriel Rogério de Moraes, 20, Eduardo da Silva, 21, Bruno Gabriel dos Santos, 22, y Mateus dos Santos Costa, 23.

Poco después de los hechos, se difundieron por internet imágenes de policías que acorralaban a los jóvenes en callejuelas y callejones, como lo que publicó el reportero André Caramante:

Lo que sostiene la Policía Militar es que la operación se inició después de un tiroteo con dos hombres que estaban en una moto. Habrían fugado hacia la zona donde se realizó el baile. La acción policial terminó en tumulto y, en la huida, hubo personas pisoteadas.

Centenares de personas protestaron la noche siguiente. Se estima que 5000 personas estaban en la fiesta cuando comenzó la confusión. Las imágenes grabadas por los asistentes muestran a policías que acorralan a los jóvenes y los agreden durante la operacion. Algunos cuentan que el clima tenso se exacerbó en las últimas semanas después de la muerte de un policía.

En los días siguientes a los hechos, la vida en la comunidad estuvo más silenciosa que siempre, según relato de los habitantes. Mientras tanto, aún con recelo, la mayoria evita dar entrevistas. De otro lado, los familiares protestaron durante días.

Gritos como “La quebrada quiere paz», “Basta de opresión”, “Justicia”, marcaron un acto que también tuvo críticas al gobernador João Doria del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). La Secretaría de Seguridad Pública afirma que la operación comenzó después de que dos motociclistas intercambiaron tiros con policías y huyeron hacia la zona donde se llevaba a cabo el baile.

El propio gobernador, que llegó a negar la culpa de los policías luego de la noticia de las muertes, cambió de tono con la publicación de videos que mostraban a un policía riendo mientras agredía a los jóvenes en las calles de la favela. Recibió a los familiares y anunció una comisión externa para averiguar los hechos:

Al tomar conocimiento del nuevo video que muestra a un policía agrediendo jóvenes en una esquina de Paraisópolis, exigí un castigo ejemplar al agresor, que ya fue separado de sus funciones. Prácticas como esa no se condicen con el procedimiento de la Policía de São Paulo y serán severamente condenadas.

En la manifestación, las personas llevaban carteles y cruces en referencia a las muertes. Los motociclistas hiceron tocar sus bocinas. También se hizo un minuto de silencio y se pronunció una oración.

Loa manifestantes también entonaron el Rap de la Felicidad, música tradicional de las comunidades: “Yo solamente quiero ser feliz y andar tranquilamente en la favela en la que nací, y poder sentir orgullo y ser consciente de que el pobre tiene su lugar”.

Antes, la página de Paraisópolis en Facebook publicó un texto en solidaridad con los familiares. “No aceptaremos hermetismo, exigimos justicia con castigo para los culpables. Paraisópolis y las comunidades necesitan acciones sociales para enfrentar sus dificultades, pero más que remediar, queremos prevenir. BASTA de violencia, queremos paz”.

La misma semana de los hechos, el propio grupo publicó una serie de nueve pedidos como la investigación transparente del caso, el incentivo de herramientas de laser en el barrio y contra la penalización del funk.

Prejuicio

Los hechos en Paraisópolis generaron discusiones en Brasil sobre dos puntos: la falta de espacio de diversión para los jóvenes que viven en las zonas pobres de la ciudad y también el prejuicio con el estilo funk.

Varios jóvenes que viven en la zona con los que Agência Mural conversó relataron la falta de espacios para diversión, además de los gastos para trasladarse por la ciudad. Por otro lado, se cuestiona si las acciones como las de Paraisópolis hubieran ocurrido en zonas privilegiadas de la ciudad, donde también se toca el funk.

El baile en el que se dio la acción policial se volvió una de las principales incursiones policiales de São Paulo. Las nueve víctimas no eran de la favela de Paraisópolis, sino de otras periferias del Grande São Paulo: Capão Redondo e Interlagos, en la zona sur, Pirituba y Jaraguá, en la zona norte, Vila Matilde, en la zona este, además de ciudades de Mogi das Cruzes y Carapicuíba.

La publicación de Dennys Guilherme, uno de los jóvenes asesinados, en su cuenta de Facebook en abril, se viralizó. Una frase que acompañaba una foto decía: «Voy a ser un habitante de favela que va a conquistar el mundo, voy a ser motivo de mucho orgullo para mi madre». En protesta, su hermana Fernanda pide justicia.

Uno de los problemas es el alto sonido de estas fiestas. Quienes no participan del baile acostumbran a reclamar por ese motivo, y afirman que hay excesos. De otro lado, el baile también mueve la economía de esas zonas.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó la acción de la policía y exigió que el Estado modifique sus protocolos de seguridad. Aunque el número de homicídios ha caído 11 % en Brasil, el número de personas muertas a manos de la policía aumentó, según una reciente investigacón del Foro Brasileño de Seguridad Pública. Solamente en 2018 fueron 6220 víctimas.

En un editorial de Agência Mural, dijimos sobre la tragedia:

A morte desses jovens de Paraisópolis escancara o que está nas entrelinhas: as periferias não têm direitos ou têm menos direitos de ser feliz do que outros lugares da cidade. Ela não é vista como parte da cidade, mas como um território de exclusão.

La muerte de esos jóvenes de Paraisópolis abrirá lo que está en el entrelíneas: la periferia no tiene derechos o tiene menos derecho a ser feliz que en otros lugares de la ciudad. No la consideran parte de la ciudad, sino como territorio de exclusión.

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