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Riesgo enraizado en época colonial pesa en esfuerzos de reconstrucción de Bahamas tras huracán Dorian
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Escrito por Guest Contributor Traducido por Gabriela García Calderón Orbe
Categorías: Caribe, Bahamas, Desarrollo, Desastres, Economía y negocios, Historia, Medios ciudadanos, The Bridge
Agentes de operaciones aéreas y marítimas del Servicio de Fronteras y Aduanas de Estados Unidos reailzan operaciones de búsqueda y rescate en la isla de Ábaco y Marsh Harbor Bahamas el 5 de septiembre de 2019. Las islas fueron devastadas por el huracán Dorian. Foto[1] de Kris Grogan. Obra del Gobierno de Estados Unidos[2].
Este artículo también se publicó en The Conversation[3]. Los autores han dado autorización especial para que se publique por separado en Global Voices.
Cuando el huracán Dorian tocó tierra en la isla de Gran Ábaco en Bahamas el 1 de septiembre de 2019, llegó con vientos de casi 300 kilómetros y una marea de tormenta de seis metros. Un día después asoló Gran Bahama durante 24 horas.
Entre las dos islas, la tormenta llevó “devastación generational”.[7] Miles de casas quedaron arrasadas, las torres de telecomunicaciones quedaron destruidas, y los caminos y pozos quedaron muy dañados. El costo para Bahamas se ha estimado hasta en 7000 millones de dólares[8] —más de la mitad de la producción nacional anual del país.
Pero no todas las estructuras y comunidades en la ruta de Dorian quedaron igualmente afectadas. La Red de Reconocimiento de Hechos Extremos Estructurales, o StEER[9] –grupo de investigación en el que participan los autores de este artículo– encontró que aunque la falla estructural fue generalizada[10], las casas construidas intencionalmente para resistir vientos fuertes y mareas de tormenta se desempeñaron mucho mejor.
El problema es que no todo el mundo tiene acceso a una casa que pueda resistir una tormenta como Dorian. Las diferentes formas en que Abaco y Gran Bahama fueron afectadas por el mismo suceso es un ejemplo de cómo los impactos de los desastres están enraizados en el desarrollo histórico de la sociedad[11].
Esto ocurre en todo el mundo una y otra vez. Para entender realmente lo ocurrido en Bahamas —y determinar cómo se debería reconstruir— se necestia ve cómo se ha desarrollado la sociedad ahí.
Narrativas dominantes (y seguras)
Ciertas narrativas tienden a dominar los medios de comunicación después de los desastres: muerte y destrucción[12], héroes que van al rescate[13] y «villanos» que supuestamente capitalizan la miseria[14] o son culpables de la calamidad. En años recientes, también se ha destacado lo que podría llamarse una narrativa de crisis del clima[15] que vincula los desastres con el cambio climático.
Pero a veces podemos aprender más si examinamos las narrativas que no están presentes.
A menudo falta el contexto histórico de injusticia, discriminación y desigualdad, experimentado a través de estructuras sociales que causan daño a algunos[16]. Este contexto informa el riesgo actual.