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Quince años de Global Voices: Mujeres en el centro de atención de las historias del Caribe

Categorías: Caribe, Jamaica, Trinidad y Tobago, Activismo digital, Arte y cultura, Educación, Medios ciudadanos, Mujer y género

Global Voices cumple 15 años

En honor a los 15 años [1] de Global Voices, continuamos con nuestra recapitulación de algunos de los mensajes más poderosos de este año sobre la madurez desde el Caribe.

En esta entrega, echaremos un vistazo a algunas de las historias que salen de la región y que afectan a las mujeres y cómo operan en el espacio caribeño.

Mamá Moko Jumbie en el carnaval de Trinidad y Tobago

[2]

En el extremo sur de Puerto España, mientras espera que su banda cruce el punto de calificación del Muelle Sur el martes de carnaval de 2019, la reina del carnaval de Trinidad y Tobago, Shynel Brizan, amamanta a su hijo Prince. Foto de Shaun Rambaran, usada con autorización.

En 2019, quizás la imagen más emblemática de las celebraciones anuales del Carnaval de Trinidad y Tobago fue la de una serena con zancos –un personaje tradicional del Carnaval conocido como «Moko Jumbie»– que se sentó en medio de las festividades para crear lazos con su hijo pequeño mientras lo amamantaba [3].

Shynel Brizan, con su recién obtenido codiciado título de Reina del Carnaval [4], formó parte de un grupo de Moko Jumbies que incluía una impresionante representación titulada «Palacio del Pavo Real [5]«, que impresionó a muchos entusiastas del carnaval, pero la imagen de Brizan amamantando, captada por varios fotógrafos en el lugar, demostró ser muy poderosa, y se abrió camino rápidamente por todo el mundo. La imagen fue difundida en los medios sociales, como la Asociación de Lactancia de Trinidad y Tobago [6] y la Liga de la Leche [7] de Estados Unidos.

En un artículo titulado «Moko – Madre – Maravilla [8]«, Brizan contó al bloguero Sheetal Daswani: «Los zancos y yo nos convertimos en uno cuando soy una Moko, y cuando estoy alimentando a mi hijo, él y yo también nos convertimos en uno». Las experiencias son igualmente espirituales». Fue una perspectiva refrescante, especialmente cuando se le juntó con la observación de la consultora en lactancia Marilyn Stollmeyer de que «particularmente en el carnaval, somos una sociedad que dice que está bien ponerse disfraces escasos y desnudar los pechos, pero si las mujeres están amamantando, muchas veces se les pide que se cubran o vayan a otro lugar».

O, como dijo Daswani, «Las imágenes de Shynel afirman la legitimidad de la lactancia pública, y su público reconoce la exposición de su cuerpo y la ha normalizado, de la misma manera que normalizan a todas las mujeres que juegan más a pesar de su nivel de autoexposición». Estas fotos han presentado una estrategia estética no intencionada para plantear una profunda proclamación para todas las mujeres: «Somos dueñas de nuestros cuerpos».

Una patada a avergonzar el cuerpo

[9]

Retrato del artista Halcian Pierre’ de Candice Santana, participante del carnaval de talla grande. Usada con autorización.

El carnaval también demostró ser el perfecto vehículo para abordar la deshonra corporal. Aunque hay un sitio web [10] que ha estado promoviendo [11] la inclusión y la diversidad en los carnavales del Caribe desde hace algún tiempo, la inclinación a la deshonra corporal se puso en primer plano después de que la exministra de Salud de Trinidad y Tobago publicara un video [12] en el que se castigaba a Candice Santana, participante del carnaval de talla grande .

Santana había publicado fotos suyas con su disfraz de Carnaval, en el elogiaba a la banda con la que tocaba por llevar a cabo «una campaña de apoyo a todos los tamaños, formas y tonos»:

This excited me on many levels because truth be told we are a body shaming society. Some do it consciously and directly while others may not even understand that they doing it.

Esto me emocionó en muchos niveles porque, a decir verdad, somos una sociedad que hace tener vergüenza del cuerpo. Algunos lo hacen consciente y directamente en tanto otros tal vez no entiendan que lo están haciendo.

El exministro Fuad Khan respondió que se trataba de un asunto de salud, y luego procedió a humillar verbalmente a Santana, se refirió a ella como «una tina». Cuando los usuarios de los medios sociales se manifestaron predominantemente a favor de Santana, Khan se disculpó por su tono pero se mantuvo fiel a su mensaje.

Sin embargo, para muchas caribeñas el mensaje de Santana fue más fuerte [13]:

I recall that I spoke about body shaming regardless of size, shape or shade. I also recall that I said that I am not endorsing an unhealthy lifestyle […] I look myself in the mirror and remind myself that I am beautiful inside and outside.

Recuerdo haber hablado sobre ‘avergonzarse por el cuerpo” sin importar el tamaño, la forma o el tono de piel. También recuerdo haber dicho que no promuevo estilos de vida no saludables […]. Me veo en el espejo y me recuerdo que soy hermosa por dentro y por fuera.

Jamaica enfrenta la pobreza por el periodo

Shelly-Ann Weeks habla sobre salud reproductiva femenina en conferencia del Instituto de Jamaica en marzo de 2019. Foto cortesía de Her Flow Foundation.

Imagina tener que hacer que una toalla higiénica dure cinco días. Lamentablemente, esta es la realidad para muchas mujeres y niñas caribeñas que se encuentran en el lado más bajo de la escala socioeconómica –por lo que la autora y columnista jamaicana Shelly-Ann Weeks decidió hace buen uso de los medios de comunicación tanto convencionales como digitales [14] para centrar la atención en temas tradicionalmente tabú como la «pobreza del período [15]«.

Como directora ejecutiva de la Fundación Her Flow [16], que se ocupa del estigma y la vergüenza a menudo asociados con la menstruación, Weeks estableció el primer Día de Sensibilización del Período en Jamaica, que tuvo lugar en octubre de 2016, y la Semana de la Sensibilización del Período, celebrada en octubre de 2017. Para noviembre de 2018, se había celebrado la primera Conferencia sobre la Pelvis Sana [17] en la capital, Kingston.

Esas iniciativas, junto con los talleres periódicos de sensibilización [18] que han llegado a más de 5000 estudiantes de escuelas secundarias –varones y niñas– han comenzado a tener efecto en cómo se considera la salud reproductiva de la mujer en el país y a disipar la actitud «silenciosa» con respecto a la salud reproductiva de la mujer que Weeks llama «peligrosa».

Weeks ha reconocido desde hace mucho tiempo que esto tiene que ver tanto con actitudes sociales, creencias religiosas y mitos culturales de larga data como con la situación económica:

Talking to women while I was writing my first book, I realised so many have problems affording the products they need every month. And for the woman who has daughters, she literally has to choose between buying them pads and feeding them […] the need is much greater than I had thought. I wanted to create a space where women could get access to pads free of cost, no questions asked. Because it’s a dignity issue as well.

Al hablar con las mujeres mientras escribía mi primer libro, me di cuenta de que muchas tienen problemas para pagar los productos que necesitan cada mes. Y para la mujer que tiene hijas, literalmente tiene que elegir entre comprarles toallas higiénicas o alimentarlas […] la necesidad es mucho mayor de lo que había pensado. Quería crear un espacio donde las mujeres pudieran tener acceso a las tollas sin costo alguno, sin hacer preguntas. Porque también es una cuestión de dignidad.

Acá puedes leer la primera parte [19] de la serie.