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¿Está el Caribe a prueba de apocalipsis?

Categorías: Caribe, Bahamas, Barbados, Cuba, Jamaica, Trinidad y Tobago, Ambiente, Ciencia, Desastres, Medios ciudadanos
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Islote de Bahamas. Fotografía de John Hilliard en Flickr (CC BY 2.0).

En uno de los más curiosos artículos [2] difundidos en plataformas de medios sociales del Caribe a principios de 2020, el tabloide británico The Sun [3] afirmaba que los «científicos han descubierto los lugares más seguros en caso de que una pandemia amenazara con borrar del mapa a la humanidad».

Como era de esperar, muchos de estos supuestos lugares seguros resultan ser islas, y cinco de las 20 primeras se ubican en el Caribe. El país mejor clasificado de la zona es Bahamas —que irónicamente, todavía se recupera del desastroso huracán Dorian [4]—, seguido por Trinidad y Tobago en el octavo puesto, Barbados en el noveno, Cuba en el undécimo y Jamaica al final de la clasificación, en el lugar 18.

No obstante, el artículo pone buen cuidado en dejar claro que aparte de los tres primeros (Australia, Nueva Zelanda e Islandia), los países «obtuvieron una puntuación por debajo de 0,5, lo que los hace menos aptos para asegurar la supervivencia humana». Lamentablemente, el país mejor posicionado, Australia, lleva desde junio de 2019 luchando contra incendios forestales incontrolados [5], por lo que aún en el caso de que el continente se inclinara por ofrecerse como refugio del fin del mundo —algo poco probable, dados sus antecedentes en materia de migración [6]—, en este momento se encuentra muy ocupado (y necesita la comprensión y la ayuda internacional).

Algunas de las características que han contribuido a las puntuaciones finales son «una buena ubicación física, recursos naturales y armonía política».

La mayor parte de los internautas caribeños se tomaron con humor el estudio, en el que los países se clasificaban según «su capacidad para evitar el contagio de otras zonas». Está claro que la filosofía de «las personas no son islas» no tiene cabida en caso de apocalipsis: si se acerca el juicio final, una isla es precisamente donde hay que estar. Tampoco la infografía que acompaña al artículo ayuda a infundir confianza en las conclusiones: sitúa Cabo Verde algo al norte de su ubicación real y Madagascar aparece dos veces, en una frente a las costas de Brasil.

El estudio, publicado por primera vez en el periódico internacional Risk Analysis [7], es obra de Matt Boyd y Nick Wilson.

Wilson, médico del servicio nacional de salud en la universidad de Otago (Nueva Zelanda), sugiere que los descubrimientos en biotecnología podrían provocar pandemias diseñadas genéticamente que amenacen la supervivencia humana. «Aunque los portadores de las enfermedades pueden eludir fácilmente las fronteras terrestres —dijo a The Sun—, una isla cerrada y autosuficiente podría albergar una población aislada y versada en tecnología capaz de repoblar la tierra después de un desastre».

El estudio solo considera estados soberanos reconocidos por Naciones Unidas con poblaciones por encima de 250 000 personas, ya que según Wilson, aunque las islas pequeñas podrían sobrevivir perfectamente sin asistencia tras un apocalipsis, los investigadores opinan que «haría falta un abanico diverso de expertos técnicos en una isla para poder reconstruir la humanidad».

Así, los mejor puntuados fueron los países con alto producto interior bruto, una sólida sostenibilidad alimentaria y una producción energética estable, aunque los investigadores admiten que «probablemente, su metodología no es perfecta». Por ejemplo, no han considerado los efectos de la crisis climática, en la que los países insulares son los más amenazados [8].

Para muchos internautas de la región, los resultados del estudio solo refuerzan su convicción de que viven en uno de los mejores lugares del mundo, y no tienen intención de abandonarlo, a pesar de los niveles casi apocalípticos de corrupción [9] y criminalidad [10]. Algunos consideran que las conclusiones son bastante sensatas [11] por sugerir [12] que los países capaces de autoabastecer sus propias necesidades de alimento y energía tienen más posibilidades de quedar clasificados entre los cinco primeros capaces de sobrellevar semejante eventualidad.

Otros han encontrado hilarantemente irónico que el norte del planeta pudiera un día tener que escapar desesperadamente hacia el sur para sobrevivir a apocalipsis viral, bacteriano o fúngico, y dicen [13]: «No, no, no. Tenemos que proteger nuestros países de mierda».