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Malaui abre primera academia de drones en África

Categorías: África Subsahariana, Malaui, Ambiente, Ciencia, Desarrollo, Medios ciudadanos, Respuesta humanitaria, Tecnología
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En Malaui, 14 millones de personas dependen principalmente de la agricultura como medio de subsistencia. En 2017, la sequía en el país afectó a más de la mitad de la población. Este proyecto financiado por la Unión Europea utiliza aviones teledirigidos para crear mapas que ayuden a localizar recursos como hospitales, escuelas y carreteras, vitales para dar refugio seguro a la población en caso de desastre. Foto de la Unión Europea/Anouk Delafortrie, 13 de abril de 2018, vía Flickr (CC BY 2.0).

Desde 2016 [2], Malaui ha estado a la vanguardia de utlizar sistemas de aviación no tripulados —conocidos como drones— en África. En 2020, el país dio un gran paso con la Academia Africana de Drones y Datos [3] (ADDA)— la primera de su tipo en África.

ADDA abrió [4] oficialmente el 13 de enero de 2020, en Lilongüe, Malaui.

«En Malaui, creemos firmemente que la adopción de tecnologías modernas, como aviones drones y técnicas avanzadas de análisis y gestión de datos, nos ayudará a prestar un mejor servicio a nuestros niños», dijo [4] James Chakwera, director del Departamento de Aviación Civil de Malaui.

La academia está abierta a los mala´uíes y a los ciudadanos de los países vecinos, y dará a las personas las habilidades tecnológicas con drones necesarias para los trabajos que utilizan los drones, particularmente en la ayuda humanitaria y la preparación para los desastres.

Los graduados obtendrán certificados expedidos por el Instituto Politécnico de Virginia y el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (con sede en Estados Unidos), mediante una asociación entre ADDA y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

La academia planea educar a 150 estudiantes para 2020 con un curso de 10 semanas [3]. El primer grupo ya comenzó el entrenamiento y se graduará el 18 de marzo de 2020. El grupo está compuesto por 26 estudiantes, de los cuales 16 son de Malaui, 10 de toda África y las mujeres constituyen más de la mitad de la clase.

Debora Mtambalika, miembro del primer grupo de ADDA, apreció la presencia de ADDA en Malaui:

La cara de la innovación hoy, mañana y en el futuro.

Deborah Mtambalika siempre ha sido entusiasta de la construcción y el diseño de drones. Cree que los drones pueden ayudar a Malaui en la gestión de desastres y la protección del medio ambiente.
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Mi sincera gratitud por formar parte del primer grupo de la Academia Africana de Drones y Datos (ADDA) en Malaui. Interactuar con gente internacional y aprender nuevas habilidades en la tecnología de los drones es realmente emocionante.

Shittu, investigador biomédico e integrante del primer grupo de ADDA [12], contó las razones por las que está emocionado por la misión y trabajo de ADDA:

Hey Shittu, pensé que eras investigador en ciencia biomédica, ¿por qué estás aprendiendo sobre la tecnología de drones?

La respuesta es simple, para salvar muchas vidas, que es mi objetivo y hacer que la gente viva mejor, el dron sigue siendo un componente clave que me lleva más cerca de mi objetivo
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¿Alguna vez te has preguntado si podemos predecir un desastre antes de que ocurra, trazar un mapa de los hábitats de reproducción de los insectos más mortíferos del mundo (mosquitos), vigilar brotes y transferir suministros médicos a zonas remotas…

Estas son preguntas que busco explorar con los drones…

Las inscripciones para el segundo grupo ya están abiertas.

La academia tiene previsto asociarse con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Malaui para obtener una maestría gratuita de dos años en innovación de datos y aviones teledirigidos para 2022, otra vez, algo sin precedentes en África.

Drones para siempre en Malaui

Los aviones teledirigidos han sido reconocidos desde hace mucho tiempo como una herramienta esencial para realizar operaciones humanitarias en Malaui, donde las inundaciones representan el 48 % de los grandes desastres [14]. Desde 1946, la gravedad de los desastres causados por las inundaciones ha aumentado, con más de 80 000 desplazados [15] en marzo de 2019 por las inundaciones repentinas en Malaui.

Las inundaciones hacen inaccesibles los caminos ya de por sí deficientes, cortan por completo las comunidades afectadas, especialmente en las zonas rurales remotas. Es fundamental adaptar tecnología innovadora para una vigilancia eficiente en tiempo real y la preparación de la respuesta a los desastres.

En junio de 2017, elGgobierno de Maluwi se asoció con el UNICEF para poner en marcha un corredor de pruebas de aviones teledirigidos en Maluwi, también el primero de este tipo en África. Lo establecieron para investigar cómo los drones pueden impactar en el trabajo humanitario. UNICEF decidió establecer el avión teledirigido de pruebas en Malaui porque la falta de una infraestructura fiable ha obstaculizado a menudo la distribución de medicamentos fundamentales a las clínicas de las zonas rurales más remotas.

En noviembre de 2017 [2], un avión teledirigido llamado Eco Malawi entregó medicamentos en un radio de 19 kilómetros. Eco Malawi es uno de los cinco aviones teledirigidos diseñados y construidos por 13 estudiantes de Malaui en el laboratorio de sistemas no tripulados de la Universidad Tecnológica [16] de Virginia en Estados Unidos. Antes de este logro, los 13 estudiantes prácticamente no tenían experiencia en la construcción de drones.

UNICEF ha estado utilizando aviones teledirigidos en Malaui para suministrar vacunas, equipos de transfusión de sangre, antibióticos y medicamentos contra el paludismo. En las pruebas con aviones teledirigidos realizadas por UNICEF en 2016, los aviones teledirigidos se utilizaron para llevar muestras de sangre de bebés de las aldeas a las clínicas para realizar pruebas de VIH. Estos esfuerzos han mejorado el acceso a los medicamentos antirretrovirales para madres y niños seropositivos en regiones remotas.

La Unión Europea también ha prestado apoyo a diversas iniciativas humanitarias en Malaui que usan drones [17] como instrumento para la cartografía, la investigación y la capacitación en materia de evacuación en relación con la preparación para casos de desastre.

Drones en África Oriental

Uganda tiene su propio centro de drones, conocido como Uganda Flying Lab [18], para ofrecer soluciones a sus problemas de desarrollo y humanitarios. El laboratorio es un centro de mapas y análisis de datos que también capacita a los estudiantes para recolectar y analizar datos.

Karen Asaba [19], estudiante de ADDA, se interesó por primera vez en los drones mientras estudiaba en Uganda Flying Labs.

Tanzanía también utiliza la tecnología de drones para combatir la malaria [20] y trazar mapas [21] de los posibles puntos críticos. Tanzania Flying Lab [22] (TFL) ofrece cursos, capacita en robótica locale e incuba nuevos negocios. El centro de TFL es el laboratorio África Oriental que forma a los instructores de otros Flying Labs. Desplegó los primeros drones contra la malaria en noviembre de 2019.

Flying Labs [23] opera en 14 países de África, incluida Kenia. Sin embargo, el director de cine Samuel Wanjohi se apresuró a señalar en Twitter que Kenia había prohibido el uso de los aviones teledirigidos con una multa elevada.

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Además, para 2022, la academia establecerá un programa de maestría de dos años en tecnología de drones en colaboración con la Universidad de Ciencia y Tecnología de Malaui.

La primera academia de datos y drones de África se abre en Malaui

UNICEF ha anunciado que la primera Academia Africana de Drones y Datos (ADDA) abrió el miércoles en Lilongüe, Malaui.
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Mientras tanto, en Kenia:
La Autoridad de Aviación Civil de Kenia (KCAA) ha prohibido el uso de drones, y advertido que quienes violen la prohibición se arriesgan a una multa de 100 000 sherpas o un año de prisión.

En Ruanda, Zipline, una empresa de envíos médicos de drones, opera desde 2016. A partir de 2018, Zipline ha suministrado [25] el 35 % de la sangre de los bancos nacionales de transfusión de sangre a clínicas remotas.

‘Cuarta revolución industrial’ en Malaui

Los drones son considerados como una «cuarta tecnología industrial» con el potencial de transformar los modelos de negocio, frenar el cambio climático, aumentar la producción agrícola y crear puestos de trabajo.

La cuarta revolución industrial, conocida también como «industria 4.0 [26]«, es la actual era del desarrollo humano en que las tecnologías disruptivas se están fusionando con los mundos físico y biológico.

La cibernautra Cristina Karrer celebró el lanzamiento de ADDA con esperanza de lo que esto significa para el futuro de Malaui, sobre todo para la mujeres en la tecnología:

La primera academia de drones en África abrió en Malaui. Veintiséis pilotos de aviones, más de la mitad mujeres de la zona, recibirán una educación de alto nivel.

Con las políticas y plataformas adecuadas, la tecnología de los drones puede ayudar a resolver problemas críticos. Por ahora, volar un dron en Malaui es legal [37], pero los ciudadanos deben obtener el permiso del Departamento de Aviación Civil antes de cada vuelo. Para el uso comercial, corporativo o sin fines de lucro de drones, se requiere licencia y registro.

Con la creación de conocimientos y habilidades, ADDA desata un potencial ilimitado para revolucionar Malaui.