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Las traductoras e intérpretes feministas que revolucionan la profesión en Argentina

Categorías: Argentina, Lenguaje, Mujer y género, Comunidad, The Bridge

Algunas de las TEIFEM. Foto de Lía Díaz, usada con permiso.

Cada vez más, el feminismo crece y se diversifica, y surge la necesidad de agruparse y crear espacios de interés común donde ejercer formas únicas de activismo que se apartan del feminismo hegemónico, el que más visible resulta para la opinión pública.

El mundo de la traducción no es la excepción, y por eso existen las Traductoras e Intérpretes Feministas de la Argentina (TEIFEM) [1], grupo al que me uní desde sus inicios. Somos mujeres y disidencias de género profesionales, estudiantes o docentes de la traducción o la interpretación que nos unimos con el fin de «levantar la voz a favor de la igualdad de género y cuestionar [2] las estructuras establecidas dentro de la profesión». La idea hoy es conformar un espacio de crecimiento y solidaridad entre colegas.

Marcadores diseñados para la presentación del libro Mujeres colectivas. Crédito TEIFEM.

TEIFEM se creó en mayo de 2018, cuando Argentina debatía el proyecto de ley de legalización del aborto. [3] En ese entonces, varios grupos profesionales expresaron su adhesión, y de la misma forma, algunas traductoras feministas tuvieron la idea de hacer lo propio. A pocas horas de su creación, ya habían agregado a cien integrantes y reunido 178 firmas para la carta de adhesión. Quince días después, ¡éramos cuatrocientas! No quedan dudas de que muchas necesitábamos un espacio como este.

Yo me integré a TEIFEM días después de su formación. Una amiga y colega que ya estaba en el grupo me lo recomendó, y descubrí que era algo totalmente distinto de lo que estaba acostumbrada a ver en otros grupos sobre traducción. Fue una grata sorpresa encontrar a muchas conocidas (compañeras de estudio, profesoras y profesionales) a quienes respetaba mucho.

Además, da placer leer debates y cuestionamientos sobre distintos temas feministas, y conocer cada punto de vista presentado y explicado con respeto, sin soberbia, sin menospreciar la falta de conocimiento de alguien, apuntando a lo que hay en común para llegar a acuerdos.

A pesar de que la ley del aborto legal no reunió los suficientes votos del Senado [4] para su promulgación, TEIFEM siguió creciendo más allá de su fin inicial de reunir adhesiones. Así, buscaron nuevas formas de ejercer un activismo diferente, desde lo profesional y lo lingüístico, a través de actividades donde se pudieran debatir sobre los diversos aspectos de nuestro trabajo.

Sexismo lingüístico y la traducción frente al lenguaje no binario

El lenguaje no binario fue otro gran debate que generó y sigue generando mucha polémica en la Argentina y en muchos países de habla hispana. También conocido como lenguaje inclusivo [5], sugiere modificar la lengua española [6] para introducir un género neutro cuando se hace referencia a una persona cuyo género se desconoce o es no binario, o a un grupo de personas de diversos géneros.

Por ejemplo, se propuso el pronombre «elle/s» [7] para la tercera persona en oposición al «ella/s» y «él/ellos», y el uso de caracteres alternativos como «x», «@» o «e» en las terminaciones que marcan el género de adjetivos y sustantivos («todes» en lugar de «todas» o «todos»).

Durante el I Encuentro de TEIFEM, 28 de septiembre de 2019. Créditos: TEIFEM.

Curiosamente, en el ámbito de la traducción y la interpretación, profesiones mayormente ejercidas por mujeres, es donde el sexismo lingüístico [8] se hace más evidente. Cada vez que se publican artículos o comentarios sobre el lenguaje inclusivo (o si alguien escribe usándolo), las reacciones más habituales de muchos traductores suelen ser de rechazo categórico, y a veces, vehemente, mediante burlas, insultos y agresiones, como se puede notar en los comentarios de este post de Las 1001 Traducciones [9], una conocida página dedicada a la traducción que había compartido una nota periodística sobre TEIFEM.

Si bien entre las integrantes no hay una opinión unánime sobre el lenguaje no binario, sí mantenemos un consenso básico sobre cómo abordarlo. Mariana Rial, una de las creadoras del grupo, resumió esa mirada en una entrevista para la serie de podcasts sobre traducción En Pantuflas [2]:

Si somos profesionales de la lengua, tenemos que estar atentas a estos fenómenos que se están dando, independientemente de lo que a cada una le parezca bien o mal, le guste o no le guste, le parezca que lo puede aplicar o no… Básicamente, mirarlo con ojo profesional.

Personalmente, salvo en casos especiales, no tengo el hábito de usar el lenguaje no binario en comunicaciones cotidianas ni laborales, aunque sí observo el fenómeno con atención y mucho interés. Para mí, es una forma retórica de intervenir lo lingüístico con la intención de resaltar un problema social y político: No tiene nada que ver con cambiar «a la fuerza» el idioma, sino con mostrar cómo el idioma refleja un orden social.

La realidad también es que muchas editoriales [10], organizaciones de derechos LGBT+ [11] y trans [12], y hasta organismos oficiales [13] e internacionales [14] ya empezaron a contemplar el uso del lenguaje no binario o lenguaje no sexista en algunos trabajos y comunicaciones. El fenómeno se hizo difícil de ignorar [15]; desde un punto de vista práctico, para quienes traducimos, es una herramienta más que amplía las posibilidades de trabajo.

Un espacio que revoluciona la profesión

La práctica de la traducción se caracteriza por ser bastante solitaria y fuertemente competitiva: Una traductora o correctora pasa muchas horas frente al monitor, conectada al mundo solo de forma virtual; una intérprete simultánea, en general, pasa horas en cabina con auriculares y apuntes.

En TEIFEM, siempre buscamos excusas para organizar encuentros que nos saquen del aislamiento, se celebran los logros profesionales de las colegas y se fomenta la solidaridad profesional.

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Muchas de las TEIFEM también integran otras organizaciones feministas y de derechos humanos, por lo que tenemos muchas oportunidades de colaboración entre los distintos movimientos y de intercambios estratégicos de conocimientos y herramientas para alcanzar objetivos comunes.

Uno de los ejemplos de estas colaboraciones fue la traducción que hicieron varias colegas para el libro La tragedia de la emancipación femenina y otros textos [17], una compilación de escritos de Emma Goldman realizada por Red Editorial, donde además se usó el lenguaje no binario. También, en algunas actividades que organizamos (ya sean charlas, talleres, encuentros o salidas recreativas), llevamos donaciones de productos de higiene menstrual para varias organizaciones que los distribuyen entre personas que viven en la calle o en situación de extrema pobreza.

Flyer de la intervención de TEIFEM en las Jornadas Formativas en Lenguas Modernas de la Universidad de La Plata. Octubre de 2019.

En casi dos años de existencia, TEIFEM se ha vuelto una comunidad sumamente activa [18] organizando y participando en charlas, jornadas [19] y encuentros [20]. Algunas de sus integrantes fueron entrevistadas para artículos periodísticos [21]podcasts [22] e, incluso, nos han dedicado un capítulo del libro Mujeres colectivas [23].

Al día de publicación de este artículo, TEIFEM ya tiene más de 1100 integrantes. El grupo de Facebook [1] se mantiene privado, pero muchas de las ideas que surgen adentro se comparten afuera a través de una cuenta de Instagram [24] y la etiqueta #TEIFEM [25]. Así, difunden información de interés, recomendaciones, notas culturales y una variedad de actividades con temática feminista y lingüística.

Al igual que las lenguas, TEIFEM está viva y es dinámica, evoluciona al ritmo de estos tiempos tan cambiantes para encarar los nuevos retos con creatividad, profesionalismo y, sobre todo, con mucha sororidad [26]: una hermandad entre mujeres.

Para mí, TEIFEM fue la mejor forma de acercarme al feminismo. Aquí encontré a una comunidad donde estoy totalmente a gusto, donde la norma única es el respeto y la tolerancia, y donde puedo hacer preguntas sin timidez e intercambiar opiniones que nos nutren y nos hacen crecer a todas.