Un teléfono en altavoz al lado de un micrófono hizo posible que la voz del ex presidente de Bolivia, Evo Morales, se oyera por los parlantes:
Lamento mucho todo lo que ha pasado, pero quiero decirles con mucho respeto que tenemos la obligación de unirnos y recuperar nuestro proceso de cambio.
Ocurrió el 18 de enero de 2020, cuando Morales participó desde Argentina, donde estaba en asilo político, en una inauguración del Instituto Tecnológico Yucumo al noroeste de Bolivia.
No era la primera vez que el ex presidente indígena aparecía en una inauguración por teléfono. En diciembre de 2019, el subgobernador de Entre Ríos, Wálter Ferrufino, llamó por teléfono a Morales durante la inauguración de un mercado en la zona. Unas semanas más tarde, Ferrufino fue detenido durante cuatro horas en un aeropuerto boliviano en su camino hacia Argentina, donde debía asistir a una reunión con Morales y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).
El pueblo boliviano vuelve a llamar por teléfono a Evo Morales para que sea él quien inaugure una obra. Anteriormente inauguró una obra en la provincia Oconnor, razón por la que el Subgobernador se encuentra detenido. Esta ocasión la obra se inauguró en el departamento de Beni. pic.twitter.com/qBaKMfbTGu
— La Resistencia Bolivia (@ResistenciaBo) January 19, 2020
Ambas llamadas inéditas son acaso una buena fotografía de la influencia de Morales en la política boliviana, a pesar de que se encuentra en el exilio desde que renunció a su puesto debido a la presión militar en noviembre de 2019.
Morales llegó a la presidencia como el primer líder indígena en Bolivia en 2006, un país donde más del 40 por ciento es de origen indígena. Gobernó hasta el 11 de noviembre 2019, poco después de haber ganado elecciones fraudulentamente, según observadores internacionales. Hubieron protestas civiles contra Morales durante cinco semanas y el ejercito «sugirió» la renuncia de Morales, en lo que algunos analistas llamaron un golpe de estado. Se desató una ola de renuncias dentro de su partido.
En diciembre, tuvo un orden de detención en su contra de parte de la fiscalía de Bolivia, tras una denuncia por «sedición y terrorismo», cuando amenazó con asediar las ciudades y no permitir la entrada de alimentos.
Tras el vacío de poder dejado por el MAS, la línea de sucesión presidencial apuntaba a Jeanine Añez, legisladora de la oposición de derecha y segunda vicepresidenta del Senado. Desde su llegada al poder como presidenta interina, ha sido acusada de racismo contra los pueblos indígenas y de llevar a Bolivia a un «brutal régimen de derecha» con valores cristianos fundamentalistas.
Bolivia actualmente se prepara para sus elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el día 3 de mayo. El candidato presidencial de MAS es Luis Arce, ex ministro de Economía de Morales. También se presentan los rivales del MAS, Carlos Mesa y Jorge Quiroga, que gobernaron Bolivia entre 2001 y 2005, así como Jeanine Añez. La persona que resulte elegida será posesionada el 6 de agosto, día de la independencia boliviana.
Morales, que primero buscó exilio en México antes de establecerse un mes después en Argentina, ha sido acusado por el ex presidente mexicano Felipe Calderón y la presidenta interina de Bolivia Jeanine Añez de contravenir el Tratado de Montevideo sobre asilo, que establece que «Mientras dure el asilo no se permitirá a los asilados practicar actos que (…) tiendan a participar o influir en actividades políticas.»
Sin embargo, ni Bolivia ni México ratificaron el tratado, según la Secretaria de Gobernación de México, Olga Sánchez Cordero, y México, bajo el gobierno del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, ha defendido el derecho de Morales a la «libertad de expresión».
Sin embargo, ni Bolivia ni México ratificaron el tratado, según la Secretaria de Gobernación de México, Olga Sánchez Cordero, y México, bajo el gobierno del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, ha defendido el derecho de Morales a la «libertad de expresión». Desde noviembre, las relaciones de Bolivia con México y Argentina se enturbiaron.
Yerko Nuñez, brazo derecho de Jeanine Añez, se manifestó frente a las llamadas telefónicas de Morales indicando que era un «hecho jocoso» y «indignante» y que se trataba de una usurpación de funciones.
Resulta jocoso, pero al mismo tiempo indignante, oír al expresidente inaugurar obras por teléfono. Usurpa funciones y agranda la lista de delitos por los que debe responder ante la justicia #boliviana.
— Yerko Núñez Negrette (@yerko_nunez) December 27, 2019
Morales intentó inscribirse como candidato al Senado en las próximas elecciones del 3 de mayo de 2020, pero el Tribunal Electoral boliviano rechazó su candidatura alegando que no cumplía con el requisito de tener residencia permanente en Bolivia.
Una relación a larga distancia
Según el análisis de la columnista Frida Ghitis en World Politics Review, Morales mostró que aún tiene influencia cuando logró poner Luis Arce, el antiguo Ministro de Economía, como candidato a la presidencia de Bolivia para las elecciones generales.
Arce, que también pidió asilo político en México y luego se quedó en Argentina con Evo, y que está siendo investigado por hechos de corrupción por el gobierno provisional, regresó a Bolivia el 28 de enero 2020. Una marcha se organizó en su favor cuando él y su binomio para la Vice-Presidencia, David Choquehuanca, se inscribieron como candidatos ante el Tribunal Supremo Electoral:
https://www.youtube.com/watch?v=MYc2Ri8ddl0
Algunos dirigentes de MAS rechazan la candidatura de Arce y quieren que Choquehuanca, que también es un indígena, sea el candidato presidencial. La periodista Esperanza Calle del periódico El Alteño explica que piensan que Morales no quiere que otro líder indígena le «haga sombra»:
La decisión de Evo, desató una serie de críticas por parte de los dirigentes que siempre apoyaron el partido azul y político del actual gobierno. Unos califican el hecho como “traición a las organizaciones sociales” y otros como una actitud de “soberbia” ya que supuestamente la exautoridad no quiere a nadie que la “haga sombra” en el campo indígena.
En enero, Morales provocó indignación después de declarar que «si regresaría (…) hay que organizar como Venezuela milicias armadas del pueblo». Se retractó tres días después.
Ante la idea de que Morales regrese a Bolivia, el ministro de Gobierno de Bolivia, Arturo Murillo, aseguró que «Evo Morales “tiene una celda con su nombre” en la cárcel de San Pedro de Chonchocoro, en La Paz.
Ghitis, la columnista, concluye que:
With the election date set and the parties choosing their candidates, Morales is fighting to preserve his influence.
Con la fecha de las elecciones determinada y los partidos que están escogiendo sus candidatos, Morales esta luchando para guardar su influencia.