En Rusia, todo parece a punto de cambiar para que todo pueda seguir igual. En un discurso al Consejo Federal en diciembre, el presidente Vladimir Putin sugirió un revisión de la Constitución del país. El consenso entre los analistas es que las enmiendas, que prevén una transición de un sistema semipresidencial a un sistema parlamentario, están dirigidas a permitir que Putin se mantenga en el poder hasta que su último mandato acabe, en 2024.
A mediados de enero, Putin estableció un grupo de trabajo de figuras públicas para evaluar propuestas para las enmiendas, y a fines de mes envió un proyecto al Parlamento que incluía varias enmiendas. Más de 22 000 ciudadanos ya firmaron una carta abierta para denunciar lo que llaman un «golpe constitucional». Aunque el Parlamento ha aprobado tentativamente la idea de fortalecer sus facultades, aún está por verse precisamente qué otras enmiendas llegarán a la versión final, pues se votarán como un solo paquete. Podría realizarse un voto parlamentario con ese fin en abril, pero aún hay menos claridad sobre la perspectiva de un referéndum nacional para aplicar los cambios, como apoya Putin.
Lo que se puede decir con más certeza es que la posibilidad de modificar la Constitución de Rusia ha abierto la caja de Pandora —todos, desde la oposición parlamentaria a los activistas ultraconservadores tienen una opinión y una sugerencia. El grupo de trabajo ha recibido 500 hasta la tercera semana de febrero. Van desde un pedido de consagrar el rol de Rusia en la terminación de la Segunda Guerra Mundial en el documento a honrar el arsenal nuclear del país en una cláusula constitucional. Hay propuestas de impedir que los servidores civiles tengan pasaportes nacionales o permisos de residencia. Hay rumores sobre declarar la legislación rusa sobre la ley internacional. Hay llamados sobre incluir el rol de «Supremo Gobernante de Rusia» en la Constitución, aunque el portavoz de Putin dice que el presidente no tiene opinión sobre el asunto.
Y también está la propuesta del patriarca Kirill. El 1 de febrero, el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa enfatizó que el Todopoderoso debe mencionarse en el preámbulo de la Constitución, dado que la «mayoría de rusos cree en Dios», y no solamente los cristianos. Si Dios está mencionado en el himno nacional del pais, continuó, la Constitución debería seguir. El 13 de febrero, miembros del grupo de trabajo confirmaron que aú no han discutido la propuesta del patriarca —pero eso no ha detenido al resto de la sociedad rusa.
La Iglesia ortodoxa rusa tiene influencia significativa en la sociedad rusa, que ha generado resentimiento. Las encuestas sociológicas parecen indicar que los rusos han regresado a la religión, pero no necesariamente a la iglesia, A pesar de un resurgimiento en la identificación religiosa en los estados posoviéticos, la observación religiosa sigue baja en la región.
A la fecha, Ucrania no es el único estado posoviético que incluye una referencia constitucional a Dios —partidarios del pedido del patriarca a menudo han señalado que varios estados europeos comparativamente «liberales», como Alemania, Irlanda y Noruega, ha hecho lo mismo. Ciertamente, la mención más significativa de religiones específicas en la legislación rusa se volvieron ley en una ley de libertad confesional de 1997, que enfatizaba la «contribución especial» de cristianismo, islam, budismo y judaísmo a la cultura e historia rusa. Para los tradicionalistas, ese hecho podría ser incomodo a las habituales relaciones cercanas entre gobernante e Iglesia en el cristianismo ortodoxo oriental.
Hay varias tensiones en juego. En su columna del 2 de febrero del servicio ruso de la Deutsche Welle, el comentarista Konstantin Eggert consideró la unión entre el resurgimiento religioso de Rusia y el legado laico del mando soviético. Por ahora, concluye Eggert, le acomoda al régimen describir a los opositores de estas acciones como «ateos izquierdistas», pero al final, el Estado pidió apoyo más fuerte de la Iglesia —posiblemente a expensas de la legitimidad de la Iglesia.
Конституцию 1993 года писали советские интеллигенты, не имевшие ни малейшего представления о религии. Нынешняя острая реакция на слова предстоятеля РПЦ – продукт идейного хаоса, царящего в головах значительной части теперь уже постсоветской, в основном, хотя и не исключительно, оппозиционной интеллигенции. Эти люди, как и при Советах, путают светскость с государственным атеизмом.
La Constitución de 1993 fue escrita por intelectuales de la era soviética que no tenían la más mínima comprensión de la religión. La reacción cargada a las palabras del jefe de la Iglesia ortodoxa es producto del caos de ideas que rige las mentes de una significativa proporción de una intelectualidad posoviética, casi totalmente orientada a la oposición. Estas personas, tal como hicieron en tiempos de los soviéticos, confunden laicismo con ateísmo de Estado.
Durante mucho tiempo, los rusos de todo el espectro político han visto esta Constitución, aprobada en la época del presidente Boris Yeltsin, con inquietud. Hoy los liberales se desesperan por las motivaciones de Putin para cambiarla, pero se han quejado de los poderes extraordinariamente amplios que ofreció al presidente. Los conservadores y los «nacionalistas patriotas» se irritan por sus aperturas a la «comunidad internacional», por el hecho de que no haga referencia a la comunidad étnica rusa y por su consagración del multiculturalismo y el federalismo (ahora disminuido) del país.
El grupo de trabajo de la Constitución cuenta con varias figuras públicas en este último campo. Una es el escritor nacionalista Zakhar Prilepin, otra es el senador Andrei Klishas, impulsor de la iniciativa «internet soberana» del país. No obstante, la medida ha dividido a los miembros del grupo; el atleta Sergey Burlakov va más lejos y apoya que se declare la ortodoxia rusa como religión del Estado. Mijail Emelyanov, subadjunto del comité de legislación de la Duma, calificó de inconstitucional toda religión de Estado, pero considera que un guiño a lo divino en el preámbulo no contradiría el artículo 14, que establece una división entre Iglesia y Estado. El legislador Pavel Krashennikov señaló simplemente que si Dios existe, existe independientemente de que se le mencione en la Constitución de Rusia.
Dado el giro conservador de Rusia en los últimos años, tal vez era inevitable que esas perspectivas se cernieran sobre cualquier replanteamiento de la Constitución. Konstantin Malofeev, destacado defensor de causas tradicionalistas de línea dura, incluso propuso definir el matrimonio como entre un hombre y una mujer en el preámbulo de la Constitución. Putin no apoyó ni descartó expresamente esa enmienda, pero expresó enérgicamente su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo en una reunión con los miembros del grupo de trabajo sobre la Constitución el 13 de febrero. «Solamente habrá una madre y un padre», dijo Putin, «no progenitor número uno y progenitor número dos».
En cualquier caso, los críticos tienden a objetar la propuesta del patriarca como una distracción de los asuntos más urgentes para los rusos comunes y corrientes::
Новая Конституция РФ начнётся со слов: «И Бог сказал – «Я русский» (а вторая глава со слов – «Денег нет»).
— Tolkovatel, Telegram, February 1, 2020
La nueva Constitución de Rusia empieza con las palabras «Y Dios dijo: Soy ruso» (el artículo dos empezará con las palabras «y no hay dinero»).
Вариант новой редакции статьи 39 Конституции:
«Социальные гарантии: Бог подаст. Аминь!»— ZloyYoungMan (@ZloyYoungMan) February 11, 2020
Esta es una opción editada para el artículo 39 de la Constitutión:
«Garantías sociales: Dios proveerá. God will provide. Amen!»
Mientras tanto, el patriarca ha encontrado apoyo para su propuesta entre los comunistas de Rusia. El líder del partido Gennady Zyuganov apoyó la medida el 11 de febrero, y señaló que «la base moral del comunismo se construye sobre la Biblia». Incluso Tsargrad TV, cadena de televisión archiconservadora y ortodoxa financiada por Malofeev, publicó un artículo sobre la aparente incoherencia, y señaló que Joseph Stalin llegó a reconocer las virtudes patrióticas de la iglesia y buscó un acercamiento con sus líderes en la década de 1940.
Las palabras de Zyuganov pueden parecer desconcertantes para los observadores extranjeros. Es importante recordar que en la Rusia contemporánea, la nostalgia del socialismo estatal refleja tanto la incomodidad con el liberalismo social percibido de la vida posoviética como el anhelo de la estabilidad social de la era soviética que la precedió. Pero eso no ha impedido que usuarios de medios sociales se burlen de la inconsistencia percibida por los comunistas:
Когда ты коммунист, а в конституции до сих пор не упоминается бог pic.twitter.com/EjcygCLhnx
— вася огонёк любит вас (@tadapampam) February 11, 2020
Cuando eres comunista pero no hay menciones a Dios en la Constitución.
Tal vez esta crítica incisiva no es tanto una excavación en la teología ortodoxa o en la fe en general, sino una reflexión sobre quién se preocupa por los rusos comunes y corrientes de hoy en día. ¿Dios, el Estado? ¿Quién merece su confianza o su su fe? El escritor Dmitry Bykov abordó recientemente este tema en un poema para el periódico independiente Novaya Gazeta. Curiosamente, dio su apoyo.
Да, я бы вписал в Конституцию Бога,
И в этом не вижу особенных драм.
Без Бога все как-то уж вовсе убого,
Как брошенный дом, как без купола храм.Пускай атеист нас злорадно осудит —
Навек ослепил его разума свет, —
Но пусть он хотя б в Конституции будет,
Раз больше в России нигде его нет.Да, я бы вписал в Конституцию Бога,
Туда же, где наши долги и права,
Поскольку не зрю объясненья иного
Тому, что Россия покуда жива.— Dmitry Bykov, Novaya Gazeta, February 8, 2020
Sí, escribiría a Dios en la Constitución,
No veo motivo para el drama,
Sin él solamente hay miserua,
Una casa o iglesia abandonada: mal karma.Dios tiene un lugar en la Constitución,
¿Dónde más? Ha dejado Rusia muy atrás,
Dejemos que los ateos tengan su retribución,
Y se burlen o se mofen; siguen siendo ciegos.Sí, yo escribiría a Dios en la Constitución,
Fuente de nuestros deberes y derechos,
Porque no veo otra explicación,
Por qué Rusia se tambalea, a pesar de…