Leyes laborales de Hong Kong ayudan e incitan abuso de trabajadores domésticos extranjeros

Trabajadoras domésticas extranjeras toman un descanso en su día libre en el centro de Hong Kong. Foto de la autora.

Su cuerpo está fatigado tras un turno de 17 horas, pero Janey*, de 29 años, no lograr dormirse. Revisa las noticias en Facebook por distraerse de los retortijones del hambre. Es medianoche, su jornada laboral empezará en apenas seis horas.

Janey viajó a Hong Kong desde Filipinas hace dos años y se puso a trabajar como criada doméstica en una familia. Sabía que el trabajo iba a ser duro, pero no creía que las condiciones de vida fueran tan difíciles. Janey me dijo en una entrevista:

The food here is very limited. My employer just gives me instant noodles, you have to train yourself to be able to eat them every day. I can also eat leftovers but sometimes there isn’t enough.

La comida aquí es muy poca. Mi jefe solo me da fideos instantáneos, tienes que entrenarte para poder comerlos todos los días. Puedo también comer las sobras [de la comida] pero, a veces, no hay suficiente.

Las familias que emplean a las criadas están obligados por ley a proporcionarles una habitación privada, pese a esto, Janey duerme en el sofá del salón del piso de 700 metros cuadrados, donde viven las cinco personas que atiende. Tiene sus pertenencias en unas bolsas.

La mayoría de los 350 000 empleados domésticos de Hong Kong proceden de los países asiáticos más pobres, como Filipinas e Indonesia, y son esenciales para el funcionamiento de la ciudad. Obtener un trabajo como criada permite a esas mujeres enviar dinero a sus familiares para satisfacer las necesidades primarias. Janey, licenciada en programación informática, es ambiciosa y está decidida a empezar una carrera en su campo, pero dice que no hay trabajos en Filipinas.

Según un informe del 2017 de Mission For Migrant Workers, ONG con sede en Hong Kong, nueve de cada 10 criados no descansan lo suficiente, dos de cada cinco no tienen una habitación privada, una de cinco ha denunciado maltratos por parte de sus empleadores y el 25 % no recibe suficiente comida.

La mayoría de  maltratos que enfrentan las criadas son instigados por las leyes del empleo. Por ejemplo, los trabajadoras domésticas en Hong Kong están obligadas por ley a vivir con sus empleadores. Esto ha creado un terreno fértil para los abusos. Según Nicole Lai, secretaria de la Organización de la Confederación Sindical de Hong Kong:

Because maids have to live with their employers, the hours are long. They either work or sleep. Sleep may also be interrupted; they are often asked to work and are often caring for children and the elderly, which can involve working at night.

Como las criadas tienen que vivir con sus empleadores, las horas son largas. O trabajan o duermen. El sueño puede ser interrumpido: a menudo se les pide que trabajen o que cuiden de los niños y de los ancianos, que puede significar trabajar de noche.

Vivir con sus empleadores implica que las criadas no tienen mucha privacidad, y las hace más vulnerables a los abusos físicos y sexuales. Si ocurriese, les sería muy difícil pedir ayuda. Tienen miedo de denunciar a la Policía y, de todas maneras, no es fácil salir de casa, añade Lai.

Es común que los hogares tengan, por lo menos, una criada. La cara y ocupada ciudad carece de guarderías para los niños. Por ley, el salario mínimo para un trabajador doméstico es de 4630 dolares hongkoneses (595 dolares estadounidenses) por mes. Las familias que no puede permitirse esa suma pueden verse tentadas a aprovechar al máximo, tanto como es posible, su trabajador doméstico.

Gabriela*, de 32 años proveniente de la isla Mindanao, informa lo que ha vivido. Pidió un préstamo para poder pagar 1200 dolares estadounidenses a una agencia de contratación para colocarla con un supuesto empleador de renombre. El agencia le aseguró que habría sido tratada con respeto y que trabajaría ocho horas diarias, seis días a la semana, en su nuevo hogar. Me dijo:

When I arrived at my employers’ house, I gave them my contract. But they told me that it is just a piece of paper that doesn’t mean anything, and I must live by the family’s rules because they paid a lot for me.

Cuando llegué a casa de mis empleadores, les di mi contrato. Me dijeron que era solo una hoja de papel sin importancia, y que debía vivir según las reglas de la familia porque pagaban mucho por mí.

En realidad, Gabriela trabaja desde el amanecer hasta pasada la medianoche, haciendo de todo: cocinando, cuidando de los tres niños y de los padres ancianos, limpiando y lavando el coche de la familia:

I can’t sit down for even one second because my employer doesn’t want to waste it. Sunday is my holiday but I still work 8 hours then, when I’m supposed to have the whole day off.

No puedo sentarme ni por un segundo porque mi empleador no quiere desaprovechar el tiempo. El domingo es mi día libre pero trabajo ocho horas aunque sea mi día libre.

Pero irse es casi imposible. Gabriela debe trabajar para pagar el préstamo, y necesita enviar dinero a casa para mantener a su anciana madre. Le gustaría quejarse al Departamento de Trabajo de Hong Kong pero tiene miedo de ser despedida.

Romper un contrato laboral, ya sea por dimisión o por despido, pone las criadas extranjeras en una situación imposible, ya que las leyes de inmigración establecen que una trabajadora doméstica debe encontrar un nuevo empleo en el término de dos semanas, o dejar Hong Kong. Encontrar un trabajo en tan poco tiempo es altamente improbable. Como señala Lai:

The Hong Kong labour department can’t issue new documents in that time even if they do find a new employer. It also takes four to six weeks for the immigration department to issue new visa documents.

El Departamento de Trabajo de Hong Kong no puede emitir nuevos documentos en ese tiempo, aunque encuentren un nuevo empleador. También se necesitan entre cuatro y seis semanas para que el Departamento de Inmigración pueda expedir los nuevos visados.

Irse y volver a Hong Kong también significa un costo excesivo entre las tasas a las agencia de reclutación y los vuelos.

Si una trabajadora queda embarazada, los empleadores no suelen cumplir con las leyes de maternidad de Hong Kong. En esos casos suelen despedir a la trabajadora doméstica, lo que significa perder rápidamente ingresos, casa, visado de residencia y acceso a los servicios de salud.

Los niños nacidos de mujeres con visados expirados heredan el mismo estado de inmigración de las madres –indocumentados.

Las trabajadoras que quedan embarazadas suelen pedir ayuda a Pathfinders, ONG local dedicada a ayudar a las trabajadoras domésticas extranjeras que administra varios refugios para trabajadoras migratorias embarazadas o que han dado a luz recientemente. La directora general de Pathfinders, Catherine Gurtin, me dijo:

Our beneficiaries often arrive hungry, sick, undocumented and homeless. They are often unable to return home financially, or because they are too pregnant to fly or because their Hong Kong-born baby is undocumented.

A menudo, las beneficiarias llegan hambrientas, enfermas, indocumentadas y sin hogar. A menudo no pueden volver a casa por causas económicas, porque el embarazo no les permite volar o porque sus niños nacidos en Hong Kong no tienen los documentos.

Jessie*, proveniente de la isla Luzón en Filipinas, tiene poco más de 20 años. Estaba a solo ocho semanas de su fecha de parto cuando la entrevisté en uno de los refugios Pathfinders. Descubrió estar embarazada por una prueba de embarazo obligatoria antes de empezar su nuevo contrato como criada y luego perdió el trabajo. Dice que tiene mucho miedo de contarlo a su familia y no quiere volver a casa por miedo a su seguridad.

Las criadas embarazadas no despedidas por sus empleadores todavía tienen que enfrentar desafíos importantes. Bajo las normas gubernamentales, las trabajadoras domésticas tienen que vivir en casa de su empleador incluso durante su licencia de maternidad. No es de extrañar que la mayoría de empleadores no estén dispuestos a alojar a un bebé, por lo que a menudo se les deja al cuidado del Estado hasta que la madre pueda llevarlos a casa.

Una declaración conjunta proporcionada a Global Voices por el Departamento de Trabajo e Inmigración de Hong Kong dijo:

Any change to the “live-in requirement” that foreign domestic helpers must reside in employers’ residences will go against the rationale for importing Foreign Domestic Helpers and the fundamental policy that local employees (including local domestic helpers) should enjoy priority in employment.

The Hong Kong Special Administrative Region Government does not tolerate and takes stringent actions against any abuse or exploitation of foreign domestic helpers. Any reported case of physical abuse or violation of the statutory provisions such as non-payment/under-payment of wages, non-granting of weekly rest days and statutory holidays, etc. will be thoroughly investigated, and if there is sufficient evidence, the culprits will be prosecuted.

Cualquier modificación en el «requisito de residencia» de que los empleados domésticos deben vivir en la casa de los empleadores irá contra el fundamento para importar empleados domésticos extranjeros y la política fundamental que los empleadores locales (incluyendo los propios empleados locales) deben tener prioridad en el empleo.

El Gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong no tolera y adopta medidas estrictas contra todo abuso o explotación de los empleados domésticos extranjeros. Todo caso denunciado de maltrato físico o violación de las disposiciones legales, como la falta de pago o el pago insuficiente de los salarios, la no concesión de días de descanso semanal y días festivos etc., se investigará a fondo y, si hay pruebas suficientes, se procesará a los culpables.

*Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad.

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