Desde diciembre de 2019, en India se han llevado a cabo protestas contra una reforma a la enmienda de la ley de ciudadanía y la actualización a nivel nacional propuesta del Registro Nacional de Ciudadanos. Las autoridades están construyendo varios centros de detención en todo el país, sobre todo en Assam, donde 1.9 millones de indios, de quienes se sospecha son «migrantes ilegales», enfrentan la posibilidad de quedar apátridas.
Como recordó la feminista india Rita Banerji a sus compatriotas, la situación tiene ecos del pasado. El campo Deoli era un centro de detención creado en 1962 durante la guerra sino-india, en cuyo transcurso trato de indios de origen chino impactó en miles de vidas:
2/ A book every Indian supporting the #NRC_CAA_NPR protests #MustRead if you really want to know how deep racist persecution runs through Indian history. Similarly, most Chinese rounded up and sent in trains to #detentioncentres in Deoli, Rajasthan, were from #Assam & #Bengal. pic.twitter.com/FQ3dXc2yiD
— Rita Banerji ✍ ⚖ (@Rita_Banerji) February 8, 2020
HILO: La historia en India no dice nada sobre lo que se debe revisar mientras enfrentamos la amenaza de detención por el Registro Nacional de Ciudadanos. Durante la guerra de 1962 con China, India rodeó a miles de indios de ascendencia china por ser «extranjeros» y una amenaza, y los encarcelaron durante cinco años en centros de detención.
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2/ «La verdadera historia del internamiento sino-indio de 1962″, libro que todo indio que apoya las protestas contra el Registro Nacional de Ciudadanos y la enmienda de la ley de ciudadanía debe leer si realmente quiere saber hasta dónde llega la persecución racista en la historia india. De manera similar, la mayoría de chinos que fueron rodeados y enviados en centros de detención en Deoli, Rajasán, eran de Assam y Bengala.
Chinos en India
Actualmente, cerca de 200 000 personas de etnia china vivien en India, incluidos cerca de 7000 inmigrantes.
Los migrantes chinos empezaron a llegar a India en cantidades considerables en la década de 1770, que significó el inicio del periodo colonial británico, como estibadores en el puerto de Calcuta. Luego establecieron negocios en Bow Bazaar o Tiretta Bazaar de la ciudad, que entonces era la capital de la India Británica. Desde 1838, los británicos empezaron a llevar trabajadores, artesanos, culivadores de té y fabricante de té chinos para los jardines de té en el estado indio de Assam.
Guerra sino-india
Después de que India logró su independencia de Gran Bretaña en 1947, fue una de las primeras naciones en reconocer el régimen comunista de Mao Tse Tung cuando tomó el poder en China en 1949. Aunque ambos países compartían una mal establecida frontera en los Himalayas, tenían buenas relaciones.
Cuando China invadió Tíbet en 1950, India no interfirió. En 1956, empezó el movimiento de resistencia tibetano y durante el levantamiento tibetano de 1959, el decimo cuarto Dalai Lama huyó a India, que le dio asilo. El Dalai Lama sigue siendo el líder espiritual de los tibetanos fuera de su país y vive en Dharmashala, en el estado de Himachal Pradesh.
China, descontenta con esto y sin poder llegar a un consenso sobre los territorios disputados a lo largo de los 3225 kilómetros de la frontera de los Himalayas, lanzó ataques en Ladakh en Cachemira y a lo largo de la línea McMahon en la frontera tibetana el 20 de octubre de 1962. La guerra terminó el 20 de noviembre de 1962, cuando China declaró un cese al fuego.
Campo de internamiento Deoli
Se estima que entre 20 000 y 40 000 indios de origen chino se volvieron chivos expiatorios tras el final de la guerra con China, el Gobierno indio y las élites políticas los estereotiparon sistemáticamente como espías. En un artículo para The Hindu, Rita Chowdhury explicó que en cuanto la guerra terminó, los chinos fueron rodeados por las fuerzas armadas y obligados a dejar su casa.
En diciembre de 1962, India aprobó la Ley de Defensa de India y Normas de Defensa de India, que permitía el «arresto y detención en custodia de cualquier persona [sospechosa] de tener origen hostil». Con esta ley amplia y draconiana, cualquier persona con apellido o antepasados chinos, o asociación por matrimonio puede ser detenida.
Lo que siguió fue que miles de personas de origen chino fueron arrestadas en toda India: Calcuta, Bombay, Darjeeling, Kalimpong, Jamshedpur y el Noreste. Cuando se les dio órdenes de salir de India, aproximadamente 7500 personas cumplieron y fueron a otro lugar, como Australia, Gran Bretaña, Canadá, China, Hong Kong, Japón, Pakistán, Taiwán y Estados Unidos.
Quienes no tenían dinero para viajar o no quisieron salir fueron enviados a un campo de prisioneros en la ciudad de Deoli en el estado indio de Rajastán. En un punto, el campo tenía más reclusos de origen chino de su capacidad de 3000 personas, 60 % eran niños o adultos mayores.
Los «Diarios de Deoli«, recopilación en línea de entrevistas con sobrevivientes de los campos, detalla las terribles condiciones que los detenidos chinos enfrentaron los tres a cinco años que siguieron. Uno de esos sobrevivientes, Wong Ying Sheng recordó cómo los internos estaban con guardias armados en todo momento.
En 1964, India anunció que todos los internos que quedaban en Deoli serían deportados a China. Algunos fueron enviados a la fuerza después de que China envió barcos para recoger a «su gente», los niños fueron separados de sus padres. Cerca de 2500 personas se quedaron, no tenían a dónde ir. India empezó a liberar a los detenidos restantes en 1965; el último grupo fue liberado en 1967, solamente para saber que sus casas y negocios habían sido saqueados o estaban a manos de personas del lugar.
Sin disculpas
El Gobierno indio nunca se ha disculpado por sus acciones contra la comunidad china del país. La revista Outlook publicó un artículo de S.N.M. Abdi sobre el trato a las personas de origen chino después de la guerra de 1962:
Sadly, even 50 years later, the Indian state has no regrets. There are no pangs of conscience, no symptoms of soul-searching.
Tristemente, hasta 50 años después, el Estado indio no lo lamenta. No hay remordimiento de conciencia ni síntomas introspectivos.
«De frontera a frontera«, documental de Chung Shefong, educador de Taipéi, hizo una importante pregunta sobre este asunto multifacético:
Will ethnic Chinese in India always be perpetual foreigners? Is there a way to reconcile 1962’s history without forgetting it?
¿Las persona de etnia china en India serán perpetuos extranjeros? ¿Hay una manera de reconciliar la historia de 1962 sin olvidarla?
El bloguero y escritor indio Dilip D’Souza coescribió «Los deoliwallahs: La verdadera historia del internamiento de chino-indios de 1962» con Joy Ma, una de los cinco niños que nacieron en el campo Deoli. El libro narra este poco conocida historia de cómo India encarceló a estos «extranjeros».
En una entrevista con Quartz India, D’Souza trazó paralelos entre esas encarcelaciones y la nueva imposición al registro de ciudadanos:
There’s the idea of detention camps. The one under construction in Assam’s Goalpara even carries an eerie reminder of Deoli in the number of internees it is designed for: 3,000, the same as the number of incarcerated Chinese-Indians. There’s the promulgation of laws to spell out who is «foreign» and who isn’t. There are the prejudices, hatreds and stereotypes that, arguably, are codified in these laws. There is the fear that naturally rises in people who think the process will target them. Above all, there is the notion of citizenship itself. Who is really Indian, how do we define and determine that, and what should it all mean?
Está la idea de los campos de detención. El que está en construcción en Goalpara, en Assam, hasta tiene un inquietante recordatorio de Deoli en la cantidad de internos para la que se diseño: 3000, igual cantidad de chino-indios encarcelados. Está la promulgación de leyes para explicar con lujo de detalles quién es “extranjero” y quién no. Están los prejuicios, odios y estereotipos que, discutiblemente, están codificados en estas leyes. Está el temor que se alza naturalmente en quienes piensan que el proceso irá contra ellos. Sobre todo, está la noción de la propia ciudadanía. ¿Quién es realmente indio, cómo lo definimos y determinamos, y qué debe significar todo eso?
D'Souza agregó:
If this episode destroyed so many lives, what kind of chaos, let alone wholesale injustice, can we expect with citizenship laws and tests applied much more widely than in 1962?
Si este episodio destruyó tantas vidas, ¿qué clase de caos, por no decir injusticia total, podemos esperar con leyes de ciudadanía y pruebas aplicadas más ampliamente que en 1962?
Revisa la página de cobertura especial de Global Voices «¿Quién paga el costo del deterioro de la democracia en India?«