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Golpeado por criticas, gobierno de Abe lucha para salvar a Japón del COVID-19

Categorías: Asia Oriental, Japón, Ciencia, Deportes, Desastres, Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Salud
AKIRA tokyo olympics 137 days

«147 días para el comienzo de las Olimpiadas de Tokio». Imagen de Akira [1], pelicula animada ambientada en 2019, en una Tokio preparada a celebrar las Olimpiadas bajo la inminente amenaza de una apocalipsis, ha sidodifundida recientemente en las redes sociales [2] – ya que al 28 de febrero faltaban exactamente 147 días para el comienzo de las Olimpiadas.

Cuando se confirmó la octava victima [3] del COVID-19 en Japón, el gobierno de Abe se vio sometido a una creciente presión de críticos nacionales e internacionales para contener el coronavirus que causa la enfermedad. El creciente impulso del brote en Japón y en el mundo ha dejado al Gobierno japonés con pocas herramientas efectivas contra el COVID-19 y ha levantado el espectro de la anulación de las Olimpiadas de Tokio, que programadas para empezar el 24 de julio.

Después de ordenar a los ciudadanos de evitar sitios concurridos [4] y posponer [5] actividades masivas como conciertos e, incluso, ampliar el plazo para la declaración de impuestos hasta abril [6], recientemente Japón dio su paso más audaz, hasta ahora, contra el COVID-19 al «solicitar [7]» a todas las escuelas primarias publicas el cierre hasta el 8 de abril de 2020.

Si se cumple la directiva, 13 millones de estudiantes de todo Japón se quedarán en casa en lo que ha sido descrito como una medida sin precedentes [8] del Gobierno japonés desde la Segunda Guerra Mundial. Para evitar la propagación del COVID-19, Disneyland de Tokio [9] también tomó la decisión drástica de cerrar, situación que no había pasado desde los devastadores terremotos y tsunamis del 11 de marzo de 2011 [10].

La decisión de cerrar las escuelas del gobierno de Abe fue criticada inmediatamente. Tomando las preocupaciones de otros expertos de salud publica, Yoshida Masaki [11], presidente de la Sociedad Japonés para la Infección Ambiental (JSEI) por su nombre en inglés) y miembro del panel de expertos de COVID-19 del Gobierno, dijo [12]:

ただ、感染が起きている地域での休校は感染を広めないためにはよいと思うが、感染が起きていない地域で同じ対応をとることにどれほどの効果があるかはわからない。子どもたちが外に出歩き、友だちと遊んでしまっては効果は下がるだろうし、現時点で評価することは難しい。

Para prevenir la transmisión de persona a persona en las áreas ya infectada por el COVID-19, cerrar las escuelas podría ayudar en reducir la transmisión. Sin embargo, cerrar las escuelas donde no hay presencia del virus no hará ninguna diferencia. También (incluso con las escuelas cerradas) los niños saldrán a jugar, así que será difícil determinar si el cierre de escuelas serán efectivas.

Ogi Naoki [13], personaje mediático y destacado comentarista de la educación, también señaló [12] que el cierre de la escuela primaria podrá ser una dificultad para las familias donde ambos padres trabajan, que probablemente tendrán dificultad para organizar el cuidado de los niños. Mientras tanto, burócratas y legisladores, que no han sido consultados por la directiva, siguen expresando «confusión y rabia [14]«.

El caos potencial debido al cierre de las escuelas quedó demostrado por la decisión de numerosas enfermeras de un hospital de Hokkaido de quedarse en casa para cuidar de sus niños:

Chyron translation: Obihiro Hospital: Approximately 170 nurses (20 percent of nursing staff) unable to appear for shifts because of childcare responsibilities.

Hospital de Obihiro: cerca de 170 enfermeras (el 20 % del equipo) no acude al lugar de trabajo por responsabilidades familiares.
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¡Buen trabajo a todos! Hemos creado una escasez de enfermeras durante una emergencia medica.

La prisa del gobierno de Abe de tomar medidas contra el COVID-19 puede deberse, en parte, a las crecientes críticas nacionales e internacionales sobre su inicial esfuerzo de contener la enfermedad durante la cuarentena del crucero Diamond Princess [17] en el puerto de Yokohama, que empezó el 4 de febrero.

La cuarentena [18] del crucero tuvo como resultado muchos infectados por el COVID-10 en el barco y rabia por la falta aparente de procedimientos médicos adecuados del equipo médico japonés para examinar y controlar a los pasajeros y la tripulación.

También salió a la luz que ese mismo equipo volvió a trabajar en hospitales y oficinas gubernamentales sin haber sido sometidos a pruebas de infección por COVID-19.

TBS informa que la mayoría de empleados del Ministerio de Salud japonés que han estado a bordo del crucero Diamond Princess –no se sabe cuántos– han evitado la prueba del coronavirus por miedo a resultar positivos.

Las pruebas con el personal médico se dejaron de lado después de que se hizo evidente que, con un número potencialmente alto de trabajadores médicos y gubernamentales incapacitados, los resultados positivos de COVID-19 significarían que no habría manera de hacer trabajo alguno [22].

Tras visitar el crucero en cuarentena, Iwata Kentaro [23], experto de enfermedades infeccionas, hizo un video de lo que vio, y afirmó que el equipo medico estaba «violando todos los principios de control de infecciones [24]«. Tras hacerse viral [25] y provocar una tormenta de criticas en Japón y en todo el mundo, lo borró.

«Mi intención […] era cambiar lo que pasaba dentro del crucero, no era mi intención criticar a nadie», explicó [26] luego Iwata en una rueda de prensa cuando le preguntaron por qué había borrado el vídeo.

Sin embargo, el daño político al Gobierno japonés ya estaba hecho. Masuzoe Yoichi, ex ministro de Salud, destituido [27] como Gobernador de Tokio por un escándalo de gastos 2016, lanzó a sus antiguos amigos en el Gobierno:

Como ex ministro de Salud que afrontó con éxito la gripe H1N1 en 2009, estoy muy preocupado por el deficiente desempeño del Gobierno japonés frente al coronavirus. No (hay) comandante que pueda gestionar la crisis ni movilización de los recursos humanos. Mira el crucero (placa de Petri).

Unos días después, The New York Times opinó sobre la respuesta de Japón a COVID-19. En un editorial en inglés que se publicó el 26 de febrero [29], Koichi Takano, politólogo y decano de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad de Sofia en Tokio, declaró que el «sentido de posesión de los líderes engendra indiferencia e incompetencia» para lidiar con el COVID-19. Esta incompetencia, dice Takano, combinada con la «inercia institucional» de la burocracia («haz sonar la alarma sobre una crisis inminente y te podrían culpar por causarla», escribe Takano) han causado una crisis en Japón.

Añadiendo más presión al gobierno de Abe para que enfrente con éxito el asunto de COVID-19 estuvieron las observaciones ampliamente divulgadas en todo el mundo [30] por Dick Pound, alto funcionario del Comité Olímpico Internacional, de que Japón tiene «tres meses para decidir el destino de las Olimpiadas [31]«, que se celebrarán en Tokio a partir del 24 de julio.

Un usuario japonés de Twitter señaló las similaridades entre las Olimpiadas de Tokio 2020 atormentadas por la creciente amenaza de una epidemia y la película Akira [32]. En la película de 1988, una nueva Tokio posapocalíptica y caótica está preparando para celebrar las Olimpiadas de 2019.

El 28 de febrero, «¡Solo cancélenlas!» (#中止だ中止 [33]), frase de la película animada Akira sobre la anulación de Olimpiadas ficticias, seguida por una captura de pantalla de un cartel de la película se volvió tendencia en Twitter en Japón.

En Akira, a 147 días del comienzo de las Olimpiadas, una total aniquilación está a punto de llegar a Tokio. En la vida real, al 28 de febrero de 2020, también faltaban 147 días para el comienzo de los juegos olímpicos de verano en Tokio.

¡Solo cancélenlas!
Esta escena de Akira también tiene lugar en esta fecha (28 de febrero). Me pregunto si el nuevo estadio de Tokio también será vaporizado.

Revisa la cobertura especial de Global Voices sobre el impacto global del COVID-19 [37]