Indignación con el Ejército de Zimbabue por tildar a medios sociales de «peligrosa amenaza»

Tanque militar en Zimbabue. Foto de Tafadzwa Tarumbwa (CC BY 2.0).

En marzo de 2020, el comandante del Ejército Nacional de Zimbabue, Edzai Chimonyo, dijo que los militares comenzarían pronto a inspeccionar las comunicaciones privadas entre ciudadanos para «proteger de la subversión».

En un discurso durante la graduación de un curso militar realizado en la Academia Militar de Gweru, Chimonyo expresó su satisfacción por que el curso hubiera colocado buenos cimientos en el rubro de la ciberseguridad, y dijo a los altos mandos:

Social media poses a dangerous threat to our national security. Social media is one of the tools that is being used for misinformation and I believe that your training has been an eye-opener to the rigors and realities of technological advancements.

Los medios sociales representan una peligrosa amenaza a nuestra seguridad nacional. Los medios sociales son una de las herramientas que se utilizan para difundir desinformación, y creo que el adiestramiento les ha abierto los ojos ante los rigores y las realidades de los avances tecnológicos.

Esta declaración de un militar ha desencadenado la indignación entre los zimbabuenses, muchos de los cuales se sienten preocupados por el creciente deterioro de la libertad de expresión en el país.

En 2019, el gabinete del presidente Emmerson Mnangagwa dio el visto bueno para que la Ley de Ciberdelitos, Seguridad y Protección de Datos se debatiera en el Parlamento. La ley, cuyo borrador data de 2016, está diseñada para luchar contra la ciberdelincuencia, pero si se aprueba, también dará al Gobierno la posibilidad de espiar las comunicaciones privadas de los ciudadanos.

A principios de 2019, el Gobierno también ordenó un apagón de internet después de que estallaran protestas por la subida del precio de los carburantes. Owen Ncube, el ministro de Seguridad del Estado que ordenó el apagón, dijo que los medios sociales atizaban la indignación entre los ciudadanos.

La ley contiene numerosas cláusulas problemáticas que, de adoptarse, restringirían el derecho a la libertad de expresión en línea de los zimbabuenses. La sección 17 prescribe sentencias de prisión de hasta cinco años para los condenados por difundir información «falsa» con la intención de «causar daños psicológicos o económicos».

Harris Dakwa, maestro de profesión, sugiere que de aprobarse, la ley provocaría la autocensura a tal escala que sería equivalente a que el país regresara a tiempos anteriores a la existencia del concepto de libertad de expresión. En una entrevista con Global Voices, señaló:

This [statement] instills unnecessary fear amongst the populace. I think the government needs to be clear on what constitutes a threat. […] Government and intelligence agencies need to be more transparent about surveillance and not abuse it and people’s rights, or use it to further their insidious activities.

Esta declaraciòn instila un miedo innecesario a la gente. Creo que el Gobierno tiene que ser claro sobre lo que constituye una amenaza. (…) El Gobierno y las agencias de inteligencia tienen que ser más transparentes sobre la vigilancia y no abusar de ella ni de los derechos de la gente, ni utilizarla para llevar a cabo sus insidiosas actividades.

Patrick Goteka dijo a Global Voices que un acceso sin restricciones a internet y a los medios sociales va de la mano con la buena gobernabilidad:

The government of Zimbabwe […] wants to control the people in everything. […] The advent of social media alerts everybody to know exactly what is wrong and what is right. It [allows] people to be aware, to understand themselves, their society and to be able to fight for their rights. Once citizens are empowered through social media, they know where to go and who to confront should their rights be violated.

El Gobierno de Zimbabue (…) quiere controlar a la gente en todo. (…) La aparición de los medios sociales hace posible que todo el mundo sepa exactamente qué está mal y qué está bien. Permite que la gente sea consciente, se entienda, a la sociedad, y puedan luchar por sus derechos. Una vez que los ciudadanos se empoderan mediante los medios sociales, saben dónde ir y a quién enfrentarse si se violan sus derechos.

El Instituto de Medios de África del Sur (MISA) expresó su gran preocupación por las declaraciones. El director zimbabuense Tabani Moyo tuiteó:

«… El lenguaje de las fuerzas armadas, que amenazan con llevar a cabo una vigilancia sobre las declaraciones radicales que intentan oponerse a las medidas de vigilancia, es muy chocante».

También insistió en que los espacios digitales deben seguir regulados por el Ministerio de Información y Tecnología, no por el Ejército:

La regulación del espacio digital debe dejarse al brazo civil del Gobierno, representado por el Ministerio de Información y Tecnología.

Aunque muchos internautas escribieron comentarios mordaces, el usuario Nobleman Runyanga mostró un sesgo más comprensivo con el papel del Ejército en «la paz y la seguridad»:

Los militares, como otros miembros de servicios de seguridad, tiene orden de mantener la paz y la seguridad nacional. Si ciudadanos como Chalton Hwende y Job Wiwa Sikala siguen abusando de los medios sociales, los pescarán y no podrán culpar a nadie.

El diario independiente Newsday afirmó en un editorial que Zimbabue podría estar «encaminándose a convertirse en un estado miitar»:

[…] it is our sincerest hope that the military’s proposed monitoring of the social media space is not meant to silence citizens and target individuals who choose to freely express themselves on how they and their country are being governed […]

What is currently circulating on social media platforms are public secrets and citizens are largely debating, commenting and expressing their disgust as well as anger at the state of affairs in the country.

While the army has its own intelligence service, citizens hardly ever know what it does — and when the military comes out in the open on such issues, it is bone-chilling and vindicates assertions that the southern African nation is now hurtling toward being a military state.

(…) nuestra esperanza más sincera es que la vigilancia de los medios sociales que proponen los militares no signifique silenciar a los ciudadanos y señalar a las personas que eligen expresar libremente sus opiniones sobre cómo les gobiernan, a ellos y a su país.

Lo que actualmente circula en las plataformas de medios sociales son secretos públicos, y los ciudadanos debaten, comentan y expresan su disgusto y su indignación por el estado de las cosas en el país.

Aunque el Ejército tiene su propio servicio de inteligencia, los ciudadanos apenas saben lo que hace, y cuando el Ejército habla libremente de estos asuntos, resulta aterrador, y da la razón a quienes afirman que la nación subsahariana se encamina actualmente hacia un estado militar.

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