Empresa de San Petersburgo crea bar virtual para rusos en aislamiento

Captura de pantalla de la página de inicio de Stay The Fuck Home Bar, lanzado por la agencia rusa Shishki Collective.

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Una ingeniosa empresa de Rusia ha creado un bar digital para aliviar el aislamiento de personas extrovertidas que se encuentran solas.

Cada día más rusos optan por el aislamiento preventivo luego de que los casos confirmados de coronavirus aumentaran abruptamente. Al 19 de marzo eran cerca de 200 casos. El mismo día las autoridades rusas confirmaron la primera muerte en el país: una mujer de 79 años con problemas de salud subyacentes. El personal de salud ha expresado en línea su preocupación sobre la capacidad de los hospitales del país, cuyas guardias están colapsando con casos de neumonía, uno de los síntomas de la COVID-19.

El Gobierno ruso ha tomado medidas estrictas para prevenir el contagio. A partir del 7 de marzo, los viajeros provenientes de países afectados deben cumplir una cuarentena obligatoria de 14 días desde su llegada. La pena por el incumplimiento del periodo de aislamiento puede consistir en penas de prisión extensas; y para garantizarlo, los afectados en Moscú ahora están supeditados al polémico sistema de cámaras de reconocimiento facial de la ciudad. A partir de la semana del 15 de marzo, el país cerró todas sus fronteras a ciudadanos extranjeros hasta mayo.

Tal como el resto del mundo, los rusos están comprando de forma masiva en supermercados y preparándose para un largo periodo de encierro en sus casas. Se conectan a internet y comparten consejos y experiencias en blogs de video y publicaciones de Facebook con la etiqueta #яостаюсьдома (yo me quedo en casa). En otras palabras, siguen el ejemplo de Stay the Fuck Home, campaña internacional que alienta a la gente de todas las edades a quedarse en casa en un intento desesperado por «reducir la curva«. Si se reduce el contacto social, el riesgo de contagio disminuye, y por lo tanto se evita el incremento de hospitalizaciones y el colapso de los sistemas de salud.

El bar Stay The Fuck Home apareció en internet el 14 de marzo. Es un producto de Shishki Collective, empresa emergente de San Petersburgo y su objetivo, «con las fronteras cerradas pero los corazones abiertos», es ayudar a la gente en aislamiento alredededor del mundo a conectarse con otros mientras toman una cerveza o un vaso de vino. Los usuarios pueden acceder a alguna de las salas de chat disponible las 24 horas ofrecidas por la plataforma de videoconferencias Whereby, solamente con un explorador de internet y una cámara web si así lo desean. Los cuatro «bares», que permiten el ingreso de doce usuarios cada uno, tienen una temática diferente: por ejemplo, uno es para los amantes del arte y diseño, y otro es para usuarios que quieran practicar inglés.

Según el periódico Calvert, más de 30 000 usuarios visitaron el sitio web en las primeras 24 horas desde el lanzamiento. Mikhail Shishkin, director creativo, comentó a la revista en línea The Village que la idea del bar surgió cuando cerraron las oficinas de Shishki Collective, debido a lo cual los empleados buscaron nuevas formas de mantener el contacto social:

«Устроено все просто: наливаешь бокал пива, заходишь в онлайн, там сидят какие-то ребята — кто-то из Лос-Анжелеса, кто-то из Таллина, кто-то из Харькова, из Москвы. Парень из Испании, к примеру, показывает, что за окном чудесная солнечная погода, но на улицах никого. Так что это такое живое общение, все знакомятся, разные темы обсуждают».

El sistema es sencillo. Te sirves una cerveza, te conectas, y ya hay algunas personas ahí, alguien de Los Ángeles, alguien de Tallin, de Sárkov, de Moscú. Por ejemplo, alguien de España muestra el bello día soleado que disfruta desde su ventana aunque no haya nadie en la calle. Se trata de comunicación en tiempo real donde todos pueden llegar a conocerse y debatir sobre diferentes temas.

Shishkin espera que, siempre y cuando los bares reales cierren sus puertas en las próximas semanas, la clientela siga socializando en salas de chat específicas. Asegura que junto a sus colegas están ayudando a varios establecimientos de San Petersburgo a abrir una «sucursal digital» en el sitio web.

Los usuarios de RuNet parecen estar encantados con este proyecto. Solo queda esperar que ese fervor virtual sea el reflejo del mismo compromiso firme de quedarse en casa en la vida real. Cuando el autor de esta nota inició sesión en el bar el 19 de marzo, se encontró con que las salas de chat estaban casi en su capacidad máxima, inclusive había huellas de que de forma periódica se van creando amistades y conexiones digitales que atraviesan fronteras y quizás divisiones políticas.

«Estoy realmente cansado de esto», suspira Anton, cuarentón que se encuentra en la mesa de su cocina. Otros tres hombres asienten con la cabeza mostrándose de acuerdo de manera afligida. «Oh, alguien de Kiev se ha unido», dicen y sonríen.

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